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Una oficial de policía escolta a una persona esposada mientras salen de un edificio.
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La 'hibristofilia' en el caso Ana Julia: Cómo se puede tener un romance con un asesina

La pareja de Ana Julia Quezada, en prisión por el crimen del niño Gabriel Cruz, se encuentra 'bajo el síndrome de Wendy'

Un juzgado investiga a varios funcionarios penitenciarios por un posible delito de cohecho desde hace casi un año, como adelantó El País. Los trabajadores implicados supuestamente habrían mantenido relaciones sexuales con Ana Julia Quezada, la asesina de Gabriel Cruz, a cambio de un teléfono móvil. Estos días ha cobrado gran relevancia la novia de la encarcelada y su relación: ¿cómo se puede mantener un romance  con un asesino?

La reclusa habría estado utilizando hasta cuatro teléfonos móviles para grabar varios vídeos que enviaba a la productora interesada en realizar un true crime sobre el caso. También  filmó los presuntos encuentros íntimos con los funcionarios para, supuestamente, chantajear  a la dirección de la cárcel y obtener el traslado

Según parece, quería que la trasladasen a Barcelona para estar cerca de su pareja. Se trata de una catalana de 26 años que trabaja en una residencia de ancianos. Esta relación podría ser fruto de lo que se conoce como “hibristofilia”. La psicóloga Lara Ferreiro ha conversado con elcierredigital.com sobre esta condición.

Qué es la hibristofilia 

Ferreiro define la hibristofilia como “la atracción física y sexual hacia asesinos o asesinas”. “Normalmente es más habitual en mujeres con edades entre los 25 y los 45 años. Son más propensas a relaciones tóxicas”, explica. Se trata de una condición que afecta al 1% de la población mundial.

La especialista en salud mental menciona el “síndrome de Wendy o de la salvadora”. En muchos casos, la persona afectada cree en la reinserción del delincuente.

Varios medios han publicado que la novia de Ana Julia Quezada le mandaba cartas a la presa. Ferreiro piensa que puede deberse a que la pareja “cree en la inocencia de Quezada, o puede ser morbo, le genera mucha curiosidad”. 

Ferreiro explica que existen varias  fases en este proceso. La primera etapa es la de seducción, “son encantadores, prometen un montón de cosas, no te puedes creer que sean malos”, comenta la psicóloga. “Después se segrega oxitocina, la hormona del amor, y se anula la parte prefrontal o la zona lógica. Ahí la persona es muy fácil de manipular”, añade.

El perfil de las personas con hibristofilia

La psicóloga explica que la hibristofilia es frecuente en mujeres con baja autoestima, problemas psicológicos o dependencia emocional. “Suelen ser carne de relaciones tóxicas, en las que caen una y otra vez. También interviene la ‘fantasía’ de conocer a una asesina, que puede generar adrenalina, la hormona del riesgo”, señala.

Los criminales pueden utilizar el “sexo como arma para conquistar”, según Ferreiro. Cabe mencionar que la novia de Quezada ha confesado que en los vis a vis no había encuentros sexuales entre ellas. “Lo utilizan como arma, a lo mejor no te lo dan en el vis a vis, pero después sí”, prosigue.

Ferreiro comenta que los psicópatas asesinos suelen presentar la “tríada oscura de la personalidad”. Explica que conforma maquiavelismo, narcisismo y la ausencia de empatía. “Utilizan a sus parejas para sus propios fines, actúan solo pensando en ellas y les da igual el resto”, describe.

“Por parte de la asesina solo hay instrumentalización  y deshumanización, mientras que en su pareja sí hay amor o adicción”, comenta Ferreiro.

El peligro de los true crime

Los true crime también podrían alimentar la hibristofilia. Ana Julia Quezada supuestamente habría utilizado el teléfono móvil para contactar con una productora que intentaba hacer un documental sobre su crimen. “Se puede producir una romantización de los crímenes con las series. La gente empieza a tener falsas memorias y cree que la asesina es buena persona”, explica.

Una persona sentada en una sala de reuniones con un micrófono frente a ella sosteniendo una bolsa de gomas elásticas.
Patricia Ramírez comparece ante el Senado. | Europa Press

La madre de Gabriel Cruz, Patricia Ramírez, ha luchado para que este tipo de contenidos no se publiquen. Su empeño la ha llevado a comparecer el año pasado ante la Comisión de Interior del Senado.

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