Se cumplen 32 años de la desaparición de Gloria Martínez en Alicante: Su extraño caso

La década de los 90 en España fue convulsa en cuanto a crónica negra y desapariciones. Uno de los casos más inquietantes de aquellos años fue la desaparición de Gloria Martínez Ruiz, de 17 años.

Esta joven desapareció en la madrugada del 30 de octubre de 1992 en Alicante, a las pocas horas de ingresar en una clínica privada. Según los enfermeros, huyó de la clínica Torres de San Luis en Alfaz del Pi y no se volvió a saber nada de ella. 

No obstante, hay muchos elementos que hacen dudar de esta teoría. La joven había ingerido una importante cantidad de medicamentos por decisión de los enfermeros. Además, tenía una amplia graduación de miopía y acababa de ingresar en esta clínica. 

El caso se archivó en el año 2000 al no encontrarse indicios de criminalidad, no obstante, se llegaron a depurar responsabilidades. En 2008 la Audiencia Provincial de Alicante condenó a la empresa propietaria de la clínica. También a la psiquiatra que la trataba desde los 14 años, que tuvo que pagar una indemnización de 104.251 euros a los padres de Gloria. 

Esta importante suma obedecía a que la desaparición supuso para la familia una tragedia de mayor sufrimiento que la propia muerte de la joven.  Pese a que han pasado 32 años sigue sin haber prueba que arroje luz sobre el caso. Por ende, nada ha podido demostrar que Gloria esté viva o muerta.

El contexto previo al caso

Gloria Martínez vivía con sus padres, Álvaro e Isabel, en el barrio alicantino de Florida de Portazgo. Era brillante en sus estudios, pero a los 14 años empezó a sufrir insomnio que le causó un estrés que derivó en anorexia.

Comenzó a acudir a la psiquiatra María Victoria Soler. Al cabo de casi dos años le dio el alta, aunque tenía que seguir tomando fármacos. Sin embargo, volvió a sufrir insomnio y Soler le ofreció ir a  terapias grupales.

Pero Gloria se negó y entonces Soler le dijo que debía ingresar en una clínica. Les recomendó la Clínica Torres de San Luis, que era privada. Y para convencer a sus padres les ofreció una rebaja, ya que la mensualidad era de unos 6.000 euros.

Y es que  la doctora Soler era una de las propietarias de la clínica de reposo.  Finalmente, los padres de Gloria aceptaron. Gloria ingresó el 29 de octubre y al día siguiente ya habría desaparecido. 

La desaparición y años posteriores

Gloria Martínez ingresó en la clínica Torres de San Luis, donde era una de las únicas pacientes. La clínica se había inaugurado pocos meses antes del ingreso de Gloria como un centro de reposo de lujo. Supuestamente, Gloria entró tranquila.

Pero, según el testimonio de las enfermeras, cuando se fueron sus padres “comenzó a delirar". Por eso, le tuvieron que inyectar medicación, "que no le hizo efecto”. Cabe señalar que la madre de la joven quiso quedarse aquella primera noche en la clínica, pero no se lo permitieron. 

Según este relato se le tuvo que suministrar una dosis más elevada y se aumentó su medicación. Esa tarde la joven escribió: “Me da miedo pensar que me muero y la única luz esté cerca de mí”. Tras analizar este papel se concluyó que estaba bajo los efectos de algún narcótico. 

La joven llegó a ser atada de pies y manos a la cama del centro. Además, se le había suministrado una gran dosis de sedantes. Supuestamente, pidió que la desataran para ir al baño y en ese momento huyó descalza.

Una de las dos enfermeras señaló que Gloria saltó por la ventana y saltó la valla de dos metros que rodeaba la clínica. Sin embargo, la joven iba bajo los efectos de narcóticos y no conocía la clínica ni llevaba sus gafas con una graduación de ocho dioptrías.

Sin embargo, la fuga se aceptó como versión oficial del caso. Eso sí, se barajaron otras hipótesis, como la de un rapto o que nunca llegase a salir de la clínica. También se especuló con que podría haber muerto por un exceso de medicación.

Se examinó la clínica y los alrededores, pero no se encontró nada. Poco después de la desaparición, la clínica se reconvirtió en geriátrico.

En 1994, cuando el centro ya se encontraba cerrado, se halló una bolsa con ropa interior y un cinturón de Gloria. Sin embargo, no se encontró ninguna pista que evidenciase que murió en la clínica.

Antes hubo dos personas que aseguraban haber visto a Gloria, pero no se sacó nada concluyente. Un trabajador de una gasolinera de Altea dijo que había visto a una chica con las características de Gloria llamar por teléfono. Otro hombre dijo que vio a Gloria con unos franceses en un camping los días posteriores a la desaparición. 

El caso se archivó en el año 2000, pero no la búsqueda de Gloria. Su ADN aparece en la base de datos de los desaparecidos y todavía se podría concluir qué fue lo que ocurrió. El caso de Gloria Martínez es una de las desapariciones con más incógnitas de la historia de España.