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Un hombre con gafas en la cabeza aparece en un círculo sobre una imagen de la Sagrada Familia en Barcelona.
SUCESOS

Claves del triple crimen de la Sagrada Familia, 13 años después: Celos y pasiones

El 27 de enero de 2012 Alejandro Cuartero mató a martillazos a la sobrina y padres de su ex y murió en prisión en 2014

Este 27 de enero se cumplen trece años del conocido triple crimen de la Sagrada Familia. Se trató de un brutal suceso en el que tres personas fueron asesinadas a martillazos por la expareja de un familiar. 

Concretamente, se trataba de la hija de dos de las víctimas y tía de la otra, de 16 años. El día del suceso Mónica Claveguera era el verdadero objetivo del asesino, pero no estaba en casa. 

Detrás del brutal suceso se escondía Alejandro Cuartero Gil, exnovio de Mónica, que veía a las víctimas como un obstáculo entre ambos. Alejandro Cuartero siempre trató de desviar la atención, aunque las investigaciones señalaban claramente la autoría. Por ejemplo, se encontró ADN de la menor de 16 años asesinada en el cordón de las gafas de Alejandro.

Un hombre con sombrero negro y chaqueta oscura posando frente a un fondo rojo.
Alejandro Cuartero Gil. | Montaje propio

Un mes después del crimen ingresó en prisión provisional como presunto autor de un crimen con un móvil pasional. A principios de 2014 se celebró el juicio ante jurado popular en la Audiencia de Barcelona. El autor del triple crimen de la Sagrada familia  fue  condenado a 59 años de prisión por los tres asesinatos.

Se le condenó a 35 años por los asesinatos de los dos ancianos y a 22 y medio por el asesinato con alevosía y ensañamiento de la menor. También a un año y medio por la violencia psíquica ejercida sobre su expareja.

Alejandro Cuartero falleció en 2014, víctima de un cáncer, al poco tiempo de ser condenado. Cabe destacar que cuando cometió el crimen tenía un tumor cerebral. 

El contexto del triple crimen de la Sagrada Familia

Alejandro Cuartero y Mónica Claveguera, hija de las dos víctimas ancianas, mantuvieron una relación durante varios años juntos. Pero en junio de 2011 se rompió. Como resultado, Mónica se fue a vivir con sus padres a la calle Sardenya, donde también vivía su sobrina de 16 años.

Sin embargo, Alejandro Cuartero nunca aceptó la rotura y empezó a controlar a su expareja. Revisaba sus facturas, sus movimientos y le instaló un GPS en el coche para seguirla. Además, le mandaba mensajes amenazantes.

El jurado consideró probado que en la mañana del 27 de enero de 2012 Alejandro Cuartero accedió a la vivienda donde vivían las tres víctimas.  Una vez allí, y provisto de un martillo, golpeó reiteradamente a las tres víctimas hasta acabar con sus vidas.

Personas caminando cerca de un edificio con arquitectura elaborada y moderna en una ciudad.
La calle Sardenya, donde ocurrió el crimen, y la Sagrada Familia. | Google Maps

En la sentencia se consideró probado que el asesinato fue el punto final del acoso ejercido de forma constante por Alejandro Cuartero contra su expareja. “La culminación de la obsesión del acusado como una cruel venganza por no poder recuperar la convivencia con ella", recogía la sentencia.

Fue Mónica Cuartero, hija de los dos ancianos, quien halló la dantesca escena tras volver del trabajo. Descubrió los cuerpos de las tres víctimas con fuertes golpes en la cabeza. Además, faltaba un móvil, un portátil y una tablet. 

El asesino había volteado las estampas religiosas que había en la casa y puso las fotos familiares de cara a la pared. 

Mónica Cuartero declaró que Alejandro Cuartero no tenía buena relación con sus padres y que a su sobrina “no la soportaba”. En el juicio, el abogado de Mónica señaló que Alejandro se convenció de que si su ex se quedaba sin familia, volvería con él.

Lo acontecido en el juicio

En la vista, Alejandro Cuartero mantuvo que no tuvo nada que ver con el triple crimen. Además, insinuó que las muertes pudieron ser fruto de los problemas económicos derivados de las drogas que tenía su expareja.

El condenado señaló que Mónica y su sobrina de 16 años tenían problemas por haberse metido "en el trapicheo de drogas". E hizo hincapié en que él la dejaba dinero con frecuencia. "Yo era su banco", afirmó.

Una sala de tribunal con varias personas sentadas en escritorios de madera, un juez preside desde un estrado elevado, hay documentos y bolsas azules en el centro de la sala.
Juicio por el triple crimen de la Sagrada Familia. | Europa Press

En línea con esta versión sostuvo que Mónica era la única persona que salía beneficiada con el crimen. Argumentaba que no solo obtenía la herencia de sus padres, sino que se libraba de tener que cuidar de su sobrina. 

Pero la frialdad del asesino no quedaba aquí. Alejandro se hizo pasar por unos sicarios que enviaban mensajes a su expareja reclamando dinero por la autoría de los asesinatos. Estos mensajes cesaron cuando Cuartero fue detenido.

Alejandro Cuartero mantuvo en todo momento su inocencia, pero su relato no se sostenía. El ADN de la menor asesinada en el cordón de sus gafas resultó crucial para demostrar su culpabilidad. Además, fue incapaz de demostrar dónde estaba en el momento del crimen, algo que su expareja sí pudo hacer.

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