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Un hombre en traje sostiene un documento mientras es fotografiado por varias personas, con un retrato de él mismo en un círculo superpuesto.
SUCESOS

El crimen de Gregorio Ordóñez: Así 'enterró' ETA al PP en el País Vasco tras 30 años

El asesinato en 1995 del teniente de alcalde de Donosti Gregorio Ordoñez marcó el inicio del fin en el País Vasco del PP

El 23 de enero de 1995 ETA asesinó a Gregorio Ordóñez, teniente de alcalde de San Sebastián. Su muerte marcó el inicio de una era de violencia intensa contra políticos del PP en el País Vasco. 

Ordóñez, con solo 36 años, era un símbolo de resistencia frente al terrorismo y defensor de la democracia. Su figura trascendió más allá de su partido, siendo recordado por su valentía y dedicación.

El asesinato de Gregorio Ordóñez, hace hoy 30 años, marcó un cambio profundo para el PP en el País Vasco. Ordóñez era un líder cercano y valiente que lograba conectar con una sociedad fragmentada. Su ausencia dejó un vacío difícil de llenar.

Tras la muerte de Ordóñez, ETA intensificó los ataques contra el Partido Popular y sus dirigentes. Muchos cargos y militantes se convirtieron en objetivos de la banda. Las amenazas constantes desmoralizaron al partido y afectaron su actividad política. Aunque figuras como María San Gil  mostraron valentía, el PP comenzó a perder peso político en Euskadi.

El PP en el País Vasco ha sufrido un descenso notable en votos. En las elecciones autonómicas de 2001, obtuvo 19 escaños y fue la segunda fuerza. Sin embargo, en 2020, se redujo a 6 escaños, perdiendo gran parte de su relevancia. En las generales de 2011, logró 3 escaños en Euskadi, pero en 2019 solo consiguió 1. Estas cifras reflejan su actual incapacidad para retener votantes y conectar con las nuevas generaciones en el País Vasco.

Dos fotos de un hombre joven con cabello oscuro y traje, una en blanco y negro y otra a color.
Montaje de Gregorio Ordóñez. | Montaje propio

El PP también ha enfrentado conflictos internos. La salida de María San Gil marcó un golpe para su liderazgo. La falta de renovación y la ausencia de un proyecto claro debilitaron al partido. El alto al fuego de ETA en 2011 y su disolución final en 2018 también restó fuerza a su discurso basado en la lucha contra el terrorismo. Este cambio de contexto hizo que el PP quedara desorientado y sin un mensaje efectivo.

Actualmente, el PP tiene una representación muy limitada en el Parlamento Vasco. Su presencia en ayuntamientos también es mínima. Aunque el partido sigue activo, su impacto en Euskadi es reducido. La falta de figuras destacadas ha dificultado su recuperación. El reto es reconstruir una base que vuelva a conectar con el electorado.

Nacido en Caracas en 1958, Ordóñez se trasladó a San Sebastián siendo niño. Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y comenzó su carrera política en 1982 en Alianza Popular. 

Dos imágenes en blanco y negro de un hombre con cabello oscuro y expresión seria, una de frente y otra de perfil.
Montaje de Gregorio Ordóñez. | El Cierre Digital

En 1991 fue nombrado teniente de alcalde. Desde este cargo denunció la barbarie de ETA, convirtiéndose en objetivo de la banda. Sus discursos eran directos, sin ambigüedades, siempre centrados en condenar la violencia y defender a las víctimas.

Ordóñez era conocido por su firmeza contra el terrorismo. Además, destacaba por su cercanía con los ciudadanos. Solía pasear por las calles, saludando y escuchando a los vecinos. 

Era querido incluso por quienes no compartían su visión política. Su carisma y dedicación lo convirtieron en un referente para muchos en San Sebastián. Además, su capacidad para conectar con la gente le permitió ganarse el respeto de sectores más amplios de la sociedad vasca.

El día del atentado

Maite Arnaiz, periodista, compartió horas antes del asesinato una charla con Eduardo Chillida en su casa de San Sebastián. Chillida habló de paz e inspiración, ajeno a la tragedia que se avecinaba. Esa misma tarde,  Ordóñez fue asesinado de un disparo en la nuca en el restaurante La Cepa por el etarra Juan Ramón Casatorre.

Arnaiz, cerca del lugar, recuerda los momentos caóticos tras el atentado. María San Gil, colaboradora de Ordóñez, intentó alcanzar al asesino, que escapó con ayuda de cómplices. “Me quedé clavada”, dice Arnaiz.

Al día siguiente, recibió un abrazo de Chillida que resumió el dolor colectivo. El gesto del escultor reflejó la unión de quienes condenaban la barbarie y apoyaban a las víctimas.

El restaurante La Cepa, un lugar habitual para reuniones, se convirtió en un escenario de horror. La imagen de San Gil persiguiendo al asesino refleja el coraje frente al terror en esos años difíciles. 

Fue un momento que quedó grabado en la memoria de todos los presentes.  Este suceso marcó un antes y un después en la vida política y social del País Vasco, intensificando la condena pública hacia ETA.

La estrategia del terror

El asesinato de Ordóñez marcó un punto de inflexión en la estrategia de ETA. Intensificaron los ataques contra políticos, buscando paralizar a las instituciones democráticas. En 1997 secuestraron y mataron a Miguel Ángel Blanco, político del PP como Ordóñez y entonces concejal de Ermua. Esto provocó una movilización masiva en España contra el terrorismo. La sociedad española reaccionó con contundencia, uniendo fuerzas en un grito unánime por la paz y la justicia.

En la misma semana del asesinato de Ordóñez, KAS, coordinadora abertzale, sugirió atentar contra periodistas. Los acusaban de ocultar “la opresión del Estado sobre Euskadi”. 

Dos retratos de un hombre joven, uno en blanco y negro y otro en color, mostrando diferentes expresiones faciales.
Miguel Ángel Blanco. | Montaje propio

Este clima dificultaba el trabajo de los medios, según relata Arnaiz. Para los periodistas, mantenerse imparciales y seguros era casi imposible. La tensión constante afectaba tanto a los profesionales de la comunicación como a las familias de las víctimas.

La estrategia de ETA buscaba sembrar el miedo. Querían aislar a quienes se oponían a sus ideas, tanto políticos como civiles. Esta “socialización del sufrimiento” era un intento por desestabilizar la democracia. 

Sin embargo, también sirvió para unir a los sectores sociales que rechazaban la violencia. Las movilizaciones ciudadanas y la presión internacional contribuyeron al debilitamiento progresivo de ETA.

Homenajes y controversias 30 años después

Hoy, Gregorio Ordóñez es un símbolo de la lucha contra el terrorismo. Se han realizado diversos actos conmemorativos, destacando un documental presentado por Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, los homenajes no están exentos de polémica. 

Consuelo Ordóñez, hermana de Gregorio y presidenta de Covite, no acudió al acto. Señaló que el lema “que te vote Txapote” banaliza el dolor y distorsiona el mensaje de unidad y justicia que siempre defendieron. 

Una mujer hablando en una entrevista mientras sostiene un micrófono rojo de Europa Press.
Consuelo Ordóñez. | Europapress

Consuelo también lamenta que antiguos miembros de ETA, como Arnaldo Otegui, tengan influencia política gracias al apoyo del actual Gobierno. Estas opiniones reabren el debate sobre cómo manejar la memoria histórica en la política actual. Los familiares de los afectados insisten en la necesidad de preservar el respeto hacia quienes sufrieron directamente las consecuencias de la violencia.

En los homenajes, también se ha destacado la importancia de educar a las nuevas generaciones. Es necesario que comprendan el impacto del terrorismo y valoren la libertad y la democracia. 

Las víctimas, como Gregorio Ordóñez, representan la resistencia frente a la barbarie. Su legado debe ser un ejemplo para construir una sociedad basada en el respeto mutuo y la convivencia pacífica.

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