
Claves de la casa de los horrores en Oviedo: 'Los 3 hermanos tienen que seguir juntos'
Para Javier Urra no hay duda de que los padres alemanes "secuestraron" a sus tres hijos y que la prisión "es un acierto"
La sociedad se encuentra impactada por el caso de los tres hermanos de Oviedo que han sido retenidos por sus padres. Dos gemelos de ocho años y su hermano de diez llevaban retenidos en ‘la casa de los horrores’ desde 2021, tras la pandemia.
Pero su verdadero ‘infierno’ comenzó en Alemania, país de origen de la familia. El Covid generó miedo patológico a los padres. Por ello, pidieron que sus hijos siguieran formándose en casa sin ir a clase.
No obstante, el colegio alemán avisó de que daría traslado a servicios sociales y los padres se trasladaron a Oviedo. El padre es alemán, filósofo, pedagogo y asesor de recursos humanos en varias empresas. La madre es estadounidense, pero de nacionalidad alemana. El progenitor era el único que salía de casa y estaba empadronado en la vivienda.

Durante años lograron pasar desapercibidos, pero una vecina aseguró haber visto a los niños en agosto de 2024. Tras esto, se comenzaron a realizar vigilancias hasta que hace escasos días se decidió entrar en la vivienda.
Tras el hallazgo, se decretó el ingreso de los padres en prisión y los menores permanecen en régimen de acogida residencial. En elcierredigital.com hemos contactado con Javier Urra, primer Defensor del Menor y psicólogo forense de la Fiscalía.
Para Urra la prisión de los padres es un “un acierto pleno”. Además, les ha retirado la patria potestad, que es lo máximo que unos padres tienen en relación con su hijo.

“Tener a los niños en esta situación es un secuestro, no cabe lugar a otro término. Estamos hablando penalmente de un hecho muy grave. Cosa distinta es que los padres lo hayan hecho equivocadamente desde un amor enfermizo”, recalca Urra.
“¿Estos niños deben romper absolutamente el vínculo y la relación con los padres? ¿Es lo mejor para ellos? No es un derecho de los padres, es el interés de los niños. La sociedad lo tendría claro, pero yo quiero ponerlo en interrogante y ver como evoluciona todo”, sostiene Javier Urra.
“En este caso hay algo clave. Y es que bajo ningún concepto se puede separar a los tres hermanos. Todo lo que tengan que vivir que lo hagan juntos, como han hecho hasta ahora”, continúa el primer Defensor del Menor.
Las condiciones de ‘la casa de los horrores’
Los hechos son "aterradores", pero no menos importantes son las condiciones en las que se encontraban los tres hermanos. Los menores iban con mascarilla y pañales y dormían en cunas.
Respecto a esto, Urra indica que “me parece muy llamativo que los niños durmieran en cunas y tuvieran pañales siendo tan mayores. Les dejaban hacer sus necesidades pocas veces al día. Hay algo de regresión, que no quieren que los niños crezcan”.
En la casa se descubrieron numerosos medicamentos y material de enseñanza para los pequeños. Los menores, según su madre, tenían "graves patologías". Por ello les hacían llevar tres mascarillas.
“Diría que estamos ante un claro síndrome de Münchhausen”, indica Urra. El síndrome de Münchhausen es un trastorno mental por el que una persona finge o provoca síntomas de enfermedad.

Además, había máquinas de ozono para purificar el aire, pero por otro lado, había numerosos residuos acumulados. En el baño de la habitación de los gemelos había un gato tuerto y el cuarto de invitados era un aula.
“Que los niños no estuviesen escolarizados es algo extremadamente grave. En España la educación es un derecho y una obligación hasta los 16 años. Y no se puede educar en el hogar, tiene que ser en la escuela”, observa Urra.
“Los niños necesitan estar con otros niños para jugar y conocerse. Además, es probable que no estén vacunados ni hayan tenido el tratamiento de un pediatra”, añade el psicólogo forense.
Para Urra, “no hablamos de personas sádicas, malignas o enfermas mentales, sino con un trastorno. Posiblemente, el padre es un paranoico muy hipersensibilizado con la COVID, con los virus y con el peligro de fuera. Y eso da explicación a por qué, por un lado, hay suciedad, pero por otro lado hay ozono”.

A los pequeños se les ha detectado un estreñimiento severo y la presencia de heces en los intestinos. Y es que los niños tenían restringido el uso del baño y debían cumplir un horario. Además, los padres han confesado que compraban fármacos con THC para sus hijos.
“A priori diría que el padre y la madre no son igual de responsables. La policía ha dicho que cuando entraron los niños se refugiaron en la madre, que también podía estar atemorizada. Me da la impresión de que la madre está bajo el pie del padre”, explica Urra.
“Los niños están muy atemorizados por el padre o por lo que hay fuera. Si no, unos niños tan mayores salen, gritan y se escapan. Están atemorizados con lo que hay fuera y entonces se creen protegidos dentro”, añade el psicólogo forense.
Dibujos y similitudes con el caso Asunta y el de Colmenar Viejo
En las cunas donde dormían los niños se han encontrado dibujos de monstruos y candados. Expertos atestiguan que es necesario hacer mucha terapia con los pequeños para comprender los dibujos.
“Los niños se explican muchísimo mejor con un dibujo que con la palabra. Es esencial interpretar los dibujos, ya que transmiten lo que no se atreven a contar con la palabra. Pero para entenderlos hay que conocer a los niños y acercarse a ellos”, señala Urra.
“Los dibujos de estos niños en sus cunas son muy similares a los que hacía Asunta antes de ser asesinada. Eso denota angustia, ansiedad y miedo instintivo. Un miedo hacia quien está más próximo a lo que te están transmitiendo”, añade el psicólogo forense.

Hace poco más de un año se descubrió un caso muy similar al de la casa de los horrores de Oviedo. Y es que un matrimonio, cuyo padre era médico, mantuvo encerrados a sus ocho hijos durante varios días en su casa de Colmenar Viejo. En este caso, al igual que en el de Oviedo, la madre formó parte de lo sucedido.
“En el caso de Colmenar sorprende que también la mujer formaba parte de lo que se estaba cometiendo. En muchos de estos casos la mujer actúa por miedo y dependencia. Muchas veces hay una cierta patología. Cuando te hablo del caso actual, yo ya lo he definido como paranoico seguro”, indica Javier Urra.
“Me consta que los niños están mostrando mucho afecto y cariño con quienes les están cuidando. Esto quiere decir que ellos valoran el contacto y el afecto. La buena noticia es que fueran tres y no uno, que lo hubiese vivido como estar en un zulo sin apoyo alguno”, concluye Javier Urra.
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