17 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

LA FAMILIA DE LA ‘CHICA DEL VATICANO’, PERDIDA HACE 40 AÑOS, HA LOGRADO QUE LA FISCALÍA REMITA A LA JUSTICIA ITALIANA MÁS DATOS PARA RESOLVER EL CASO

Desaparición Emanuela Orlandi: El Vaticano investiga nuevas pistas tras ser señalado el entorno de Juan Pablo II

El Cierre Digital en Pietro Orlandi, con un cartel de su hermana desaparecida.
Pietro Orlandi, con un cartel de su hermana desaparecida.
El pasado mes de abril, Pietro Orlandi, el hermano de Emanuela Orlandi, la joven desaparecida en 1983, hablaba por primera vez con el Vaticano. Ahora, varios meses después, la Fiscalía vaticana confirma "nuevas líneas de investigación", las mismas que han sido remitidas a la justicia italiana para intentar esclarecer qué le ocurrió a Emanuela, la hija de un empleado de la Prefectura de la Casa Pontificia del Vaticano.

El pasado mes de abril, el hermano de Emanuela Orlandi, Pietro, fue escuchado por primera vez por el Vaticano. Una reunión de ocho horas donde se aportaron datos de recientes investigaciones y documentos que dan base a sospechas e hipótesis ya planteadas en el pasado, como la de pedofilia, que apunta al círculo cercano del papa Juan Pablo II o a integrantes de la mafia en los lindes de la Santa Sede.

Ahora, después de varios meses desde que se produjera dicha reunión, la Oficina del Promotor de Justicia del Vaticano (Fiscalía), Alessandro Diddi, ha confirmado que existen "nuevas líneas de investigación" que han sido remitidas a la justicia italiana, que aborda el caso de la desaparición en 1983 de Emanuela Orlandi, hija de un empleado de la Prefectura de la Casa Pontificia del Vaticano.

Investigación del vaticano

Tras la emisión de un nuevo documental de Netflix sobre la desaparición de Emanuela Orlandi y la solitud de la familia al Parlamento italiano de que se hiciera cargo de la causa, el Vaticano decidió reanudar la investigación atendiendo así “a las peticiones formuladas por la familia en diversos lugares”.

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La Ciudad del Vaticano y la joven Emanuela Orlandi.

"En lo que se refiere al asunto Emanuela Orlandi, en los últimos meses esta oficina ha recogido todas las pruebas disponibles en las estructuras del Vaticano y de la Santa Sede, buscando también pruebas a través de conversaciones con los responsables de determinados cargos en el momento de los hechos. Ha procedido al examen del material, confirmando algunas líneas de investigación dignas de ser profundizadas y transmitiendo toda la documentación pertinente, en las últimas semanas, a la Fiscalía de Roma, para que ésta la examine y proceda en la dirección que considere más oportuna", ha comunicado el Vaticano.

E indica que Alessandro Diddi “continuará sus actividades en este sentido en los próximos meses, cercano al dolor de la familia de Emanuela y consciente del sufrimiento que se siente por la desaparición de un familiar”.

En cuanto a las acusaciones de pedofilia de un círculo cercano del papa Juan Pablo II o de integrantes de la mafia en los lindes de la Santa Sede, algunos de los miembros del Vaticano, como el cardenal Stanislaw Dziwisz, histórico secretario de san Juan Pablo II durante años, y el propio Papa Francisco han reaccionado de forma tajante negándolo: "Un pensamiento a la memoria de san Juan Pablo II —señaló Francisco—, en estos días objeto de suposiciones sin fundamento", argumentó el Pontífice desde el balcón del Palacio Apostólico tras el rezo del Regina Coeli el pasado 16 de abril.  

Más tarde, Orlandi se retractó de sus palabras, aunque reiteró sus críticas a la poca transparencia del Vaticano

Una reunión entre el hermano y el Papa Francisco

El hermano de la desparecida Emanuela OrlandiPietro, fue escuchado el pasado 11 de abril en el Vaticano. Era la primera investigación que corría a cargo de la justicia pontificia, por deseo personal del Papa Francisco al objeto de arrojar luz sobre uno de los episodios más misteriosos de la crónica negra italiana. La fiscalía de la Ciudad del Vaticano ordenó la reapertura del caso de la desaparición de la joven italiana Orlandi el pasado 11 de enero.

La reunión entre el hermano y el pontífice duró ocho horas. En ella se aportaron datos de las recientes investigaciones y algunos documentos que prueban las sospechas infundadas del pasado. A la salida de la reunión Orlandi explicó que había entregado todas las pruebas de las que disponía, incidiendo en las más recientes, que se refieren a la posible pedofilia e incluyen el audio de un integrante de la mafia, cercano al papa Juan Pablo II, que habla de abuso sexual a menores dentro de la Santa Sede.

A lo largo de estos años Orlandi ha asegurado contar con pruebas que apuntan a dos personas cercanas al Sumo Pontífice, y pide que de una vez por todas se tomen responsabilidades. “Tengo que decir que he encontrado una gran disponibilidad del fiscal para aclarar las cosas. Si hay responsabilidades, incluso en los rangos más altos del Vaticano, tienen que salir".

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Emanuela Orlandi.

Y es que, entre las pruebas figura una conversación de WhatsApp, donde se citan a dos personas vinculadas al Santo Padre: el cardenal español Santos Abril y Castelló y el sacerdote del Opus Dei Lucio Ángel Vallejo Balda.

A la salida de la reunión, en la plaza de San Pietro, Orlandi, por primera vez en casi 40 años, se mostró optimista: “No excluyeron a nadie, aceptaron y tomaron en consideración las cosas que dije. Por primera vez en cuarenta años me escucharon en profundidad”.

El caso de Emanuela Orlandi

La joven Orlandi era la cuarta hija de una familia afincada en la Ciudad del Vaticano. Su padre trabajaba como funcionario de la Prefectura de la Casa Pontificia. Con gran interés por la música y las artes, Emanuela tomaba clases de flauta travesera, piano y canto.

El 22 de junio de 1983, como todos los miércoles y viernes, se fue a sus clases de música. A la salida de clase, la joven llamó a su hermana para contarle que un desconocido le había ofrecido un trabajo como vendedora de Avon. Esa fue la última vez que alguien mantuvo una conversación con Emanuela.

Cartel de la desaparición

Esa misma noche la familia Orlandi comenzó a inquietarse al no regresar la menor al domicilio. Sin embargo, cuando fueron a la comisaria a denunciar su desaparición, la policía les comunicó que no habían pasado las horas suficientes para ordenar la búsqueda. Ante la negativa, su hermano Pietro decidió empapelar las calles de la ciudad con fotografías de Emanuela. El caso abría los informativos y se convirtió en un suceso que revolucionó a toda la comunidad italiana, incluido al Vaticano.

Hipótesis: mafia, pedofilia y terrorismo

Fueron muchas las hipótesis planteadas a lo largo de los años. Muy diversas y algunas incluso inverosímiles. Una de ellas, relacionada con la Santa Sede y con el papa Juan Pablo II.

Juan Pablo II llegó a intervenir y pedir por la joven, lo que provocó una llamada telefónica que devolvió la esperanza a los familiares. En esa llamada, un ciudadano, al que más tarde apodaron como “el americano”, les informó de que había hablado con Emanuela la noche anterior. El autor de la llamada les puso una grabación de la voz de la joven. Los Orlandi no tenían ninguna duda, Emanuela continuaba con vida.

Según esta teoría, la desaparición estaba vinculada al atentado que sufrió Juan Pablo II en mayo de 1981 a manos de Mehmet Ali Ağca. Ağca fue condenado a cadena perpetua, por lo que una de las llamadas telefónicas que recibió la familia, de nuevo por parte de “el americano”, tuvo como objetivo exigir la liberación del terrorista a cambio de la libertad de la joven.

Los medios de comunicación de la época señalaron que, a raíz de las diversas llamadas, se planteó la idea de que el intento de asesinato del Papa guardara relación con la KGB. El terrorista turco tenía datos sobre la desaparición de la niña y fue la KGB quien quería sacarle de prisión para que así pudiera guardar silencio.

Otra de las hipótesis que surgieron fue la de una supuesta venganza de la Cosa Nostra. Las investigaciones apuntaban a una posible implicación del capo Enrico de Pedis en el secuestro de la menor. El italiano era el supuesto líder de una de las organizaciones criminales activas en la ciudad de Roma. La organización mantenía fuertes vínculos con las altas esferas eclesiásticas del Vaticano ya que solía hacer negocios con el Banco Ambrosiano, propiedad de la Santa Sede.

De Pedis fue asesinado en 1990 y es el único capo enterrado en la Basílica de San Apolinar. Las especulaciones sobre su participación eran cada vez más intensas y, años más tarde, Sabrina Minardi, una de sus examantes, confesó que el italiano había estado detrás del secuestro de la joven por un ajuste de cuentas con la Santa Sede tras la quiebra del Banco Ambrosiano.

La última hipótesis apuntó directamente a la Santa Sede. La joven le confesó a una amiga suya que durante una de las tardes en las que iba a sus clases de música, Gabriel Amorth, un sacerdote cercano al Papa Juan Pablo II, "la había acosado sexualmente". Los casos de pedofilia en la Iglesia eran habituales y en 2012 se filtraron una serie de documentos donde aparecían una serie de gastos sufragados por el Vaticano a nombre de Emanuela. 

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