26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Según el abogado de los dos investigados por el homicidio de la tía de Arancha "las conclusiones de la autopsia carecen de rigor científico"

Luis Lorenzo pide impugnar la autopsia de su tía política Isabel que determinó que murió envenenada

Exclusiva Luis Lorenzo y Arantxa Palomino.
Luis Lorenzo y Arantxa Palomino. / De fondo, el Juzgado de Instrucción Número 9 de Arganda del Rey.
El actor Luis Lorenzo y su pareja, Arancha Palomino, acusan a los forenses del caso de incumplir los procedimientos legales durante la autopsia que concluyó aseverando la muerte homicida de la anciana por envenenamiento. Según el abogado de los dos investigados por el homicidio de la tía de Arancha, las conclusiones de la autopsia carecen del rigor científico necesario ya que durante el estudio del cadáver no se siguieron los métodos que exige la Ley.

El actor Luis Lorenzo y su pareja Arancha Palomino han pedido a la juez del caso que impugne los resultados de los dos informes forenses de la autopsia de la tía Isabel. En el último de ambos informes, fechado el 24 de enero, es donde la forense del caso concluyó que la etiología de la muerte de la anciana era de carácter homicida debido a una intoxicación aguda por metales pesados, es decir que la tía Isabel había sido envenenada durante su estancia en la vivienda de Luis Lorenzo y su pareja.

Este informe forense, convertido en la prueba angular del caso, fue el que impulsó la investigación de la Guardia Civil de la Comandancia de Madrid hasta la detención de la pareja acusada del homicidio de la anciana. El motivo, según los investigadores, era cambiar en vida la herencia de la tía a favor de su sobrina Arancha y posteriormente vaciar sus cuentas bancarias.

Sin embargo, los expertos del Instituto Nacional de Toxicología ya habían advertido durante la investigación, e insistido a posteriori, que el hallazgo en el cadáver de la anciana de una cantidad de cadmio doscientas veces superior a los valores normales, podía deberse tanto a un envenenamiento como a un proceso natural derivado de la descomposición del cadáver. A su juicio, ni se podía descartar el envenenamiento homicida, ni asegurarlo.

Arancha Palomino. 

Las dudas comenzaron a planear sobre la prueba de cargo del caso, y las declaraciones de los especialistas forenses y del Instituto Nacional de Toxicología, añadieron aún mayor incertidumbre. Mientras la forense autora del informe acusatorio mantenía su versión ante la juez y los expertos de toxicología hacían lo propio con sus conclusiones, la directora de histopatología reveló durante su declaración un, como mínimo, “error de procedimiento” ya que no había recibido las muestras de riñón, hígado y otras vísceras necesarias para determinar con mayor seguridad que la anciana había sido envenenada.

El informe de histopatología es fundamental ante cualquier caso sospechoso de envenenamiento, y se realiza con posterioridad al de la autopsia. En el caso de la tía Isabel, el análisis no pudo determinar prácticamente nada, ni siquiera la certeza de si había muerto por enfermedad degenerativa o no.

Ahora, tras esa tanda de declaraciones, la defensa de Luis Lorenzo y Arancha Palomino ha solicitado la impugnación de la autopsia de la que nació la teoría del envenenamiento. Según el abogado Francisco Pérez Platas, durante esa autopsia y la redacción de sus conclusiones, se han incumplido las mínimas normas de procedimiento que exige la Ley.

En su escrito al juez, el letrado insiste en que la propia forense autora del informe, “reconoció durante su declaración ante la juez no haber seguido las normas legales, manifestando que actuó conforme a lo necesario”. Lo cierto, continúa el letrado, es que la forense no recogió muestras de elementos imprescindibles para la autopsia y análisis complementarios como el riñón, las vísceras, bilis, líquido pericárdico y orina. Tampoco, insiste el abogado, la forense explicó el motivo por el que no recogió y analizó esas muestras, cuando la Ley establece la obligatoriedad de analizar algunas de ellas como la orina para hacer un estudio correcto de envenenamiento o intoxicación por metales, como es el caso.

Además, el abogado termina su escrito denunciando que, según declaró la forense, esta confeccionó su informe sin el informe de los expertos en análisis de presencia de metales, del Hospital Gómez Ulla.

Tras la presentación de la petición de impugnación, el abogado de la defensa insiste en que “si supuestamente estamos ante un caso de envenenamiento, ¿cómo es posible que la forense ni siquiera nos diga cuál es la cantidad mortal, o la forma en que se tuvo que administrar el cadmio a la anciana?...nos dice que no pudo ser inyectado, ni suministrado por vía aérea, que por lo tanto se le administró presuntamente el cadmio vía oral…¿y cómo es que no deja rastro en el aparato digestivo o hay una patología de vómitos, quemaduras, etcétera, que detecten la decena de médicos que vieron a la anciana durante esas fechas? Nadie detectó nada y ahora sabemos que no se cumplieron los protocolos de la autopsia y demás análisis, y que faltan pruebas fundamentales para determinar con certeza si fue envenenada o no. Es más, los responsables del Instituto Nacional de Toxicología nos dicen que también es posible que la presencia del cadmio en la sangre sea fruto de un proceso natural de descomposición”.

Luis Lorenzo. 

A tenor del cariz que está tomando la investigación judicial y las dudas que se están suscitando sobre el presunto envenenamiento de la tía política del actor, el caso está virando hacia otra de las posibilidades que apuntaban los investigadores en su atestado, que los dos acusados presuntamente descuidaran la atención de la anciana para facilitar su degeneración física hasta la muerte o que se le facilitaran a propósito un alud de medicamentos con la misma intención. Y si bien es cierto que los testigos hasta ahora han confirmado que la anciana sufría una atención deficitaria en algunos aspectos, los médicos que han declarado hasta ahora ante la jueza no han alertado de ninguna anormalidad en la dispensa de medicamentos a la fallecida.

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