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Dos imágenes de resonancia magnética del cerebro, una a la izquierda con mayor contraste y otra a la derecha con menor contraste, mostrando estructuras internas.
SALUD

Alerta ante la aparición de 3 casos de enfermedad cerebral transmitida desde cadáveres

El Hospital de Albacete descubre que 3 pacientes con hemorragia cerebral fueron operados con masa de cadáveres enfermos

El Hospital de Albacete ha demostrado algo que hasta la fecha parecía imposible: la transmisión de enfermedades cerebrales. Ha sido un estudio del Servicio de Neurología de este Hospital General Universitario el que ha probado que las afecciones neurodegenerativas también son contagiosas.

Esta revelación ha sido posible tras detectar en el mismo hospital tres casos de angiopatía amiloide por contagio. Su síntoma común era la hemorragia cerebral y los tres habían sido trasplantados anteriormente con material de cadáveres que padecían la enfermedad. En estos casos, las proteínas amiloides se acumulan en las arterias cerebrales, que provocan hemorragias.

El doctor Tomás Segura, jefe del Servicio de Neurología del Hospital de Albacete, ha explicado para elcierredigital.com cómo descubrieron esta extraña coincidencia. "Tuvimos varios ingresos de gente por debajo de 50 años con hemorragia cerebral en una zona del cerebro", relata. "Generalmente, cuando se localiza en esa zona concreta, se considera que la hemorragia es debida una enfermedad de las arterias llamada angiopatía amiloidea".

Tres casos insólitos en el mismo Hospital de Albacete

En casos como los tres diagnosticados, objeto del estudio mencionado, "las arterias del cerebro depositaron una sustancia llamada amiloide. Es como una 'basura' celular que las células no pueden eliminar cuando se deposita en las arterias más frágiles y acaban por romperse".

Según el doctor Tomás Segura, "esta patología es excepcional en gente que no es muy mayor, ya que el 'detritus' celular se va acumulando a lo largo de la vida". Además, explica que en el Alzheimer, gran parte del daño del cerebro es provocado porque se deposita esta sustancia, la amiloide, en las neuronas en vez de en las arterias.

Edificio de un hospital general universitario con varias plantas y un cielo despejado.
El Hospital de Albacete. | Cedida

El doctor continúa explicando a elcierredigital.com que se sabe "que una persona de 80, con muchos años de hemorragia cerebral en la superficie del cerebro, es muy probable que tenga una angiopatía amiloidea. Y también un componente de Alzheimer".

A pesar de toda base científica, el doctor Segura insiste en lo inusual de que "nuestros pacientes tenían menos de 50 años. Estaban en la cuarentena los tres". Fue entonces cuando su compañero, el doctor Francisco Hernández, se fijó en un detalle común a todos.

"Muchas veces los pacientes no cuentan ciertos antecedentes médicos porque los desconocen, porque los han vivido siendo bebés", comenta Tomás Segura. En el caso de estos tres pacientes, "tras su ingreso se descubrió que habían sido operados en la infancia de cosas que no eran graves". Lo sustancial en estos casos fue que esas operaciones "habían obligado a que se les abriera la 'duramadre'".

Ilustración de un corte transversal del cráneo humano mostrando las capas de piel, hueso, duramadre, aracnoides y trabécula.
Esquema de las capas del cráneo. | Cedida

La 'duramadre' es la cubierta que envuelve el cerebro. En ciertas situaciones como los derrames, si el cirujano requiere ver el cerebro bien, corta esa 'duramadre' para mirarlo. El doctor Segura relata que uno de los pacientes señalados, "se había dado un golpe en la cabeza y tenía convulsiones. En su caso, el cirujano cortó la 'duramadre' para ver si tenía un derrame".

En el año 1978, cuando se realizaron las operaciones a estos tres sujetos, no se hacían resonancias. Muchas veces se hacían craneotomías exploradoras. "Después de ser cortada, la 'duramadre' es muy difícil de cerrar porque se queda muy tirante. La manera que tienen de hacerlo es poner una plástica o un trozo 'extra' para poder coser mejor", explica Tomás Segura.

En aquellos años ese 'trozo extra' se sacaba de 'duramadre' de cadáveres. "Se liofilizaba, que es una técnica de desinfección, y se vendía a los hospitales para estas operaciones", señala el doctor.

Imagen microscópica de tejido biológico con estructuras celulares y fibras teñidas en tonos rojos y azules.
Angiopatía amiloide vista en microscopio. | Cedida

Partiendo de estos datos, el doctor Francisco Hernández descubrió que los tres pacientes habían sido operados en la misma época: dos en el año 78 y uno en el 79.  Los tres tenían el antecedente de la cirugía con plástica de 'duramadre', entonces extraída de un cadáver. "Si pones material ajeno, se presupone que está desinfectado", afirma Segura. 

Sin embargo, el proceso de desinfección mata a cualquier ser vivo, pero no a una proteína. "La proteína amiloide estaba pegada a la 'duramadre' que se puso, porque venía de una persona que había muerto con esta enfermedad. Podía tener angiopatía amiloidea o Alzheimer, pues la proteína ha ido colonizando el cerebro desde el parche hasta todo el resto del cerebro de los pacientes", asevera.

"Esto demostraría una vieja teoría de la medicina que dice que las enfermedades neurodegenerativas se transmiten a través de proteínas mal plegadas", explica Segura. "Cuando tocan otra proteína que está bien plegada invierten el plegamiento de la buena, convirtiéndola en mala. Y así, como una ola, se va expandiendo por el cerebro de los individuos".

Las enfermedades neurodegenerativas también son contagiosas

El doctor comenta que ya se sospechaba esta posible relación. "Al principio, el Alzheimer solo afecta la memoria, pero luego empieza a afectar otras áreas del cerebro. Tales como la localización topográfica, la extracción, el cálculo, el control de impulsos. En definitiva, todo lo que afecta a un enfermo de Alzheimer".

Esta evidencia científica estaba probada dentro del cerebro de cada individuo. Ahora, parece demostrarse que ocurre también si la proteína mal plegada de un sujeto se coloca dentro del cerebro de otro sujeto. "Lo que ha sucedido es que, al tardar muchos años en contaminar el cerebro, la enfermedad se ha desarrollado décadas después. Pero al final se contamina entero", afirma Segura.

El doctor apunta otro dato sorprendente en este estudio. "A uno de los pacientes se le puso un drenaje ventricular porque tenía hidrocefalia. Es decir, le pusimos un tubo para quitar el líquido que se produce en exceso, que va del cerebro al peritoneo", relata.

Imagen de una tomografía computarizada del cerebro mostrando dos cortes axiales.
Hemorragia cerebral. | Cedida

"A este paciente le tomaron muestras del peritoneo y vimos que estaba por completo inundado de proteína amiloide. Esto demuestra que la proteína se está produciendo en su cerebro y está saliendo a través del drenaje al peritoneo", expone.

Según este estudio del Hospital de Albacete, los tres pacientes tienen sus arterias "llenas de amiloide" tras sufrir una cirugía en la edad neonatal. Uno de los tres, además de tener amiloide en las arterias lo tiene en las neuronas, por lo que padece de Alzheimer.

Después de conocer estos insólitos casos, el doctor Tomás Segura lanza un importante mensaje. "El proceso de esterilización del material neuroquirúrgico debería ser muy cuidadoso. Tiene que esterilizar seres vivos, virus, bacterias, protozoos, hongos y proteínas", advierte.

Imagen de varias tomografías computarizadas del cerebro mostrando áreas de diferente densidad.
Resonancias de varias hemorragias cerebrales. | Cedida

Por otro lado, se muestra tranquilizador al asegurar que en los 90 se dejó de utilizar esta técnica de cerramiento de 'duramadre' en operaciones cerebrales. "En el momento en que la industria pudo fabricar de manera completamente artificial un material que era semejante a la duramadre", esta práctica desapareció.

Este descubrimiento es pionero en España. Sin embargo, Tomás Segura explica que, anteriormente, en la revista Nature, "unos investigadores describieron algo similar en pacientes ingleses". En su caso, "les habían metido de manera intravenosa, cuando eran niños, hormona del crecimiento extraída de un cadáver con la enfermedad".

Según el doctor Segura, esta situación plantea un problema mayor. "En esa ocasión, la vía de infección de la proteína mal plegada no era por contacto dentro del cerebro, sino por infusión intravenosa. Si se puede transmitir por infusión intravenosa, tendríamos que estar seguros de que la sangre, cuando hacemos estas infusiones sanguíneas, no tiene esa proteína", concluye.

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