16 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

El último caso, el de una mujer que ha sido detenida en Málaga tras recibir varias denuncias de personas que se sometieron a sus tratamientos

Los peligros del intrusismo en la medicina estética: Cien afectados por otro escándalo

El Cierre Digital en Detenida una mujer por realizar tratamientos estéticos en su domicilio sin titulación / Foto: Guardia Civil
Detenida una mujer por realizar tratamientos estéticos en su domicilio sin titulación / Foto: Guardia Civil
La Guardia Civil ha detenido a una mujer en Málaga que ofertaba servicios estéticos en su domicilio sin la titulación necesaria, lo que aviva la discusión sobre el intrusismo laboral en la medicina estética. La investigación de la "operación Botu" se puso en marcha tras recibir cinco denuncias de personas que se sometieron a sus servicios estéticos. Las fuerzas de seguridad ya han intervenido 3.400 unidades de Botox, un kilogramo de ácido hialurónico e innumerables útiles sanitarios.

Una mujer ha sido detenida por la Guardia Civil tras realizar tratamientos estéticos en su domicilio sin la titulación requerida. Este nuevo caso de intrusismo en el ámbito de la medicina estética ha sido publicado bajo el nombre de “operación Botu” y en un comunicado del Cuerpo de Seguridad se recogieron los detalles.

La investigación se inició tras recibir cinco denuncias de personas que manifestaban haber recibido tratamientos estéticos, tales como inyecciones de Botox o ácido hialurónico, entre otros medicamentos. Las intervenciones se llevaban a cabo en un domicilio particular ubicado en la Cala de Mijas (Málaga).

Las personas afectadas manifestaron que estos tratamientos les ocasionaron diferentes lesiones por las que tuvieron que ser tratadas en varios hospitales de la provincia de Málaga. Por otra parte, los medicamentos se almacenaban sin las menores condiciones higiénico-sanitarias, utilizando el frigorífico de su cocina para su conservación junto al resto de alimentos, como explica la Guardia Civil.

Los investigadores concluyeron que la supuesta profesional no tenía titulación como médico, ni estaba colegiada en medicina, a pesar de que los servicios estéticos que ofrecía requerían dicha titulación y conocimientos. Además, también es necesaria para adquirir los medicamentos, cuestión que se continúa investigando pues se desconoce si los compraba vía internet, si procedían de otros países, o si cumplían con los requisitos sanitarios pertinentes.

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Útiles sanitarios guardados en un frigorífico doméstico / Foto: Guardia Civil

Al registrar su domicilio se intervinieron 3.400 unidades de Botox, un kilogramo de ácido hialurónico, diversos viales que contenían medicamentos inyectables e innumerables útiles sanitarios como agujas hipodérmicas, jeringuillas, etc. Además, se ha encontrado numerosa documentación que indica que podría haber más de 100 personas afectadas que se habrían sometido a tratamientos estéticos realizados por la detenida.

El intrusismo en el ámbito de la medicina, incluida la estética, es un escenario que cada vez es más frecuente. En diciembre de 2022 se conocía el caso de una mujer que trabajó en el Servicio de Urgencias del Hospital barcelonés de Berga durante siete meses sin ser médica. Del mismo modo, en mayo de este año salía a la luz la detención de un hombre que, sin titulación médica, llevaba al menos 13 años ejerciendo de médico de manera esporádica en cinco municipios de Murcia y varias localidades de Huelva.

Intrusismo en medicina estética

La Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) explica que el intrusismo en el sector de la medicina estética no cesa, lo que acarrea un grave perjuicio en la salud de los pacientes. Los tratamientos de medicina estética deben estar siempre dirigidos por profesionales.

Para poder dar este tipo de servicios y ser cirujano plástico, estético y reparador en España es necesario cursar la carrera de Medicina: seis años de estudios, cinco de especialidad en un hospital y el MIR. “Llevamos tiempo observando cómo se anuncian cursos de formación en medicina estética dirigidos a personal no médico: enfermeros, fisioterapeutas, odontólogos, esteticistas”, explica la Dra. Petra Vega, presidenta de la SEME en un artículo.

Petra Vega indica que los procedimientos pueden precisar tratamiento farmacológico concomitante: “Estos fármacos específicos sólo pueden ser prescritos y pautados por un médico, que es quien tiene la potestad para hacerlo; por lo que, de acudir a personal sanitario no cualificado, el paciente podría tener serias complicaciones”.

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Fármacos

En otra dirección, como ya se informaba en elcierredigital.com, los inversores ajenos a la medicina en este tipo de clínicas no profesionales también pueden llegar a suponer un riesgo para la salud.

Según explicaba a elcierredigital.com Jorge López Vallejo, psicólogo y director de su propio Centro Sanitario de Psicología y Psiquiatría, los centros sanitarios de cualquier tipo solo deberían poder ser dirigidos por “facultativos realmente titulados y acreditados legalmente”. Una situación desamparada por la ley, ya que “la única comunidad autónoma que lo regula es la de las Islas Baleares”.

“Cuando el facultativo no es el que ha creado su propio centro sanitario ni el que ha desarrollado la idea o el proyecto y hay inversores cuyo único criterio es el económico, existen riesgos de que se rompan ciertos principios y códigos deontológicos”, explicaba López Vallejo, quien también afirmaba que “el facultativo debería tener libertad absoluta para actuar y el inversor no debería entrar en ninguna decisión dentro de lo clínico o médico”.

Además, López Vallejo confesaba a elcierredigital.com que “cuando priman los intereses económicos, la calidad del servicio se reduce. En la calidad siempre hay una relación directa con el precio”.

SEMYCE (Sociedad Española de Clínicas de Medicina y Cirugía Estética) explicó a elcierredigital.com que “el precio que cada centro médico o cirujano quiera poner a su trabajo es totalmente libre, pero lo que siempre hay que tener en cuenta es que jamás se puede recortar en calidad y seguridad. Nosotros, como empresarios del sector, sabemos cuáles son los costes de una cirugía, por eso nos sorprenden algunas ofertas que vemos".

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Profesionales llevando a cabo una operación

El factor económico es uno de los grandes pilares que aumentan los casos de intrusismo en la medicina estética. Un precio tentador que puede acarrear efectos adversos muy variados, pues cualquier operación conlleva peligros propios de un proceso delicado en el que hay que realizar un minucioso seguimiento de la salud del paciente.

Como explica el Dr. Sergio Fernández, médico estético y vocal de la SEME en el artículo mencionado, los efectos pueden ser “desde los relacionados con la colocación del producto infiltrado en planos no adecuados que conducen a inestetismos transitorios, hasta los relacionados con depósito de producto intraarterial y por tanto más graves, que puede provocar una necrosis irreversible que incluso precise de injerto de piel”.

Silvia Idalia y la Clínica CEME

En mayo de 2022, la clínica CEME (Centro Europeo Médico Estético) fue demandada por la muerte de Silvia Idalia, una joven de 34 años, que se quedaba en coma después de someterse a una triple cirugía estética en esta clínica de Madrid. La intervención consistió en una reducción de pecho, una liposucción y un aumento de nalgas.

La operación tuvo lugar el 29 de abril. Siete días después ingresó en el hospital La Paz casi al borde de la muerte y, tres meses después, fallecía por una infección devastadora. En La Paz tuvieron que inducirle el coma y en junio vivió una mejoría que le permitió recuperar la consciencia, pero finalmente una nueva infección volvió a atacar su cuerpo y falleció al sufrir un shock séptico debido a una fascitis necrosante tipo I.

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Las bacterias pueden causar una infección

Tras el ingreso de la joven en el hospital, su familia decidió denunciar por presunta negligencia médica a la clínica. Según la pareja de la joven, a Silvia no se la atendió como correspondía. Hubo incluso un fallo en los goteros la primera noche de ingreso. Además, en las consultas posteriores a la operación, se puso en duda la falta de profesionalidad de la clínica al retrasar la derivación de la joven a un hospital.

Finalmente, el juez a cargo del caso de Silvia Idalia archivó la causa al considerar que los médicos no cometieron ninguna imprudencia y que la joven falleció por una complicación no derivada de la operación. Además, el magistrado también denegó la petición de los abogados de la familia para que se unieran a este proceso las denuncias de otras 19 personas supuestamente afectadas por negligencias en CEME.

En cualquier ámbito de la medicina es fundamental ponerse en manos de profesionales que dispongan de los títulos y los conocimientos requeridos para cuidar la salud de las personas. Los falsos profesionales y los procedimientos irregulares, sobre todo estéticos, son un grave peligro para la salud pública y personal.

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