15 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

El matador cordobés falleció el 28 de agosto de 1947 tras recibir la fuerte cornada de un Miura en la plaza de toros de Linares

Setenta y seis años del adiós a 'Manolete': El icono taurino de la Posguerra española

El Cierre Digital en 'Manolete'.
'Manolete'.
El 28 de agosto de 1947 la plaza de toros de Linares presenció cómo 'Islero' le asestaba una mortal cornada a Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, más conocido como 'Manolete', que perdió la vida. El diestro ha pasado a la posteridad como uno de los grandes del mundo del toreo y su vida ha sido llevada al cine o la música. Su prematuro fallecimiento, sus amores y su legado en la tauromaquia siguen resonando 76 años después de su muerte.

La cornada de un Miura de 495 kg de nombre 'Islero' desató la tragedia la tarde del 28 de agosto de 1947 en la plaza de toros de Linares. Junto a Luis Miguel Dominguín y a Rafael Vega de los Reyes "Gitanillo de Triana II", se presentó Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, más conocido como 'Manolete', que recibió la cornada del bravo. Tras una hemorragia incesante, falleció a los 30 años de edad en el Hospital de San José y San Raimundo, ubicado en el municipio jienense. 

Hoy, 76 años después su fallecimiento, el nombre del diestro sigue estando en boca de los aficionados al mundo del toro y su legado continúa presente. Tanto es así que el cine se ha interesado en su figura, a la que rinden homenaje en la película 'Manolete', donde el actor Adrien Brody interpreta al matador y la actriz Penélope Cruz se pone en la piel de Lupe Sino, uno de sus grandes amores. 

Los inicios de 'Manolete'

El 4 de julio de 1917, hace 106 años, nacía en Córdoba Manuel Laureano Rodríguez Sánchez. Más conocido con el seudónimo de ‘Manolete’, se convirtió unos años más tarde en una de las figuras más relevantes del mundo del toreo. En una época en la que el país estaba envuelto en la devastación a causa de la Guerra Civil, Manolete llegó para convertirse en un héroe de la disciplina.

‘Manolete’ era también el nombre por el que se conocía a su padre, matador de toros. Su madre, doña Angustias Sánchez, era originaria de Albacete pero acabó viviendo en Córdoba, donde nació el torero. La familia en la que creció era humilde y acabó huyendo de ella para dedicarse completamente al toro. Comenzó a formarse en la escuela de toreo de Montilla, en Córdoba, y con tan solo doce años ya estaba dando sus primeros capotazos.

'Manolete' toreando.

Su formación le llevó a recorrer España con Los Califas, un espectáculo itinerante de toreo. En 1935 recibió la alternativa de Rafael Jiménez ‘Chicuelo’ en Sevilla y ese mismo año se la confirmó Marcial Lalanda. Pronto empezó a tener una enorme popularidad gracias a su peculiar estilo, que alcanzó la perfección en la suerte de matar, de ahí que se le atribuya el término “manoletina”. Desde 1940 hasta su fallecimiento —el 28 de agosto de 1947—, llegó a lidiar 71 corridas por temporada, visitando todas las plazas de España y América. Se sabe que mantuvo una larga rivalidad con el torero español Luis Miguel Dominguín y el mexicano Carlos Arruza.

Manolete profundizó en el estilo de Juan Belmonte, ganándole terreno al toro, acercándose demasiado y poniendo en juego su vida. El crítico taurino Giradillo, consideraba que, a partir de Manolete, el toreo había adquirido una nueva estética. Al propio torero le gustaba decir que en este “arte” no existían terrenos determinados y que todo dependía de la improvisación y del momento.

El 'Manolete' más íntimo

No era un hombre agraciado físicamente, aunque era bastante espigado, pero como tenía una leyenda torera a sus espaldas las mujeres se fijaban en él. Sin embargo, su personalidad dentro y fuera de las plazas era muy diferente. Mientras que era muy valiente ante el toro, con las mujeres tenía una timidez que no podía dominar. Solo con sus amigos más íntimos y sus conocidos se podía librar de ella. 

Manolete, un héroe de posguerra elevado a leyenda de toreo | Cultura Home |  EL MUNDO

'Manolete'.

Con sus más allegados algún tablao de flamenco pisaba. Le gustaba tomarse alguna copa de vino, aunque lo que más le gustaba era el whisky, su bebida predilecta, pese a ser un destilado poco frecuente entre los españoles por ser más caro que el coñac o el anís. Dijo su paisano Rafael Sánchez ‘Pipo’, el mismo que quince años después descubrió a Manuel Benítez ‘El Cordobés’, que en alguna ocasión vio a Manolete consumir cocaína pese a que no era uno de los hábitos del torero.

Los amores de 'Manolete'

Su vida privada fue absolutamente reservada. Dicen los suyos que era un pedazo de pan, pero tremendamente tímido. Muy pocos pudieron traspasar más allá de lo que Manolete quiso ceder: una cuidada imagen para la época, construida desde su figura de vela, cara ascética atravesada por cicatriz, traje claro bien embutido y cruzado al estilo inglés, gafas de sol y pelo peinado con fijador. Todo parecía estar construido en torno a él para levantar la tragedia final de su vida. Madre viuda de enmadrado hijo, encontrar la muerte en una Linares minera y obrera, una ganadería tan legendaria como Miura, el toro Islero, y una amante como Lupe Sino.

Lupe Sino y 'Manolete'.

La Sino, la alcarreña Antoñita Bronchalo Lopesino, el único amor conocido de Manolete, es uno de los enigmas populares del siglo XX. Parece ser que conoció al torero en 1943. En su oscuro pasado todo es siniestro. Algunos dicen que fue canzonetista, otros una posible espía, incluso meretriz. En Chicote de la Gran Vía parece que se conocieron en aquel año. Se vieron a trompicones, pero intensamente. El torero mejicano Luis Procuna relató que en Lima se encerraron Manuel y Lupe Sino más de 15 días en un hotel.

El torerísimo Hotel Victoria de Madrid fue testigo de sus muchos encuentros. Se conoce que en la calle de Hilarión Eslava de Madrid tuvieron un piso donde la Sino vivía mientras Manolete toreaba por España y se recorría la geografía patria en su Buick de gasógeno. Se la llevó a México en su segunda temporada, 1946, y además fue de las más exitosas, aunque dicen que la relación entre ellos vino distanciada. La mitología sobre Lupe Sino se agranda porque ni contó con el apoyo de la madre del torero, doña Angustias, ni con el plácet del círculo más íntimo de Manolete, como eran su apoderado Camará o don Álvaro Domecq.

Su pasado zascandil y una carrera labrada en la noche desorientaban, dicen, al torero. La enigmática figura de la Sino se ensancha por su foto junto al cadáver de Manolete. Ese día estaba en Alhama y la avisó el Chimo. Cuentan que llegó a Linares de madrugada con Manolete, aún con vida, pero que Camará y Domecq le impidieron entrar para que no se casara con el torero in articulo mortis. Sus tacones se oían en la habitación contigua a la de Manolete y Camará salió para exigirle silencio. Pero de la única mujer que se acordó Manolete en el lecho de su muerte fue de su madre: “Qué disgusto le daré a madre”, repetiría varias veces Manolete. En Linares, nadie imploró por Lupe Sino.

Antoñita, que tuvo cierto éxito como actriz en las cinco películas en las que intervino, sobrevivió a Manolete una docena de años. Se fue a México, allí se casó y volvió a España para fallecer en septiembre de 1959. Manolete le ganó la partida de la inmortalidad en Linares.

La muerte en el ruedo

Dicen que a la tarde mortal de Linares del 28 de agosto de 1947 Manolete no llegó en buenas condiciones. En 1946, salvo una corrida en Madrid, lo pasó en blanco en España. Había comentado ese año de 1947, al terminar la corrida de Badajoz, que tenía pensado retirarse. Estaba cansado. Dominguín, que compartió cartel con el cordobés en la fatídica tarde de Linares, resumió muy bien el cansancio vital de Manuel Rodríguez: “España hizo a Manolete y lo empezaba a deshacer hasta que llegó Islero”.

Era un fumador empedernido, de par de cajetillas diarias, pero poco bebedor y ciertamente dormilón. Venía de triunfar en Pamplona con dos faenones y a Linares se desplazó tras torear antes en Santander. Tras Linares, estaba anunciado en Almería, pero no sabía Manolete que la muerte le tomaría por el brazo allí donde Andalucía se abraza con Castilla, a pie de Despeñaperros.

En Linares se hospedó en el Hotel Cervantes. Le esperaba una corrida de Miura. Los toreros de antes no rehuían los hierros duros. La tarde de Linares compartía cartel con el elegante Gitanillo de Triana y con un jovencísimo Luis Miguel Dominguín, que venía arreando: “El nene viene con la escoba en la mano”, dijo de él Manolete, tras verlo de becerrista en Albacete años atrás.

La corrida, hasta que salió el quinto toro, Islero, transcurrió con normalidad. Manolete le cuajó una faena de las suyas y, cuando cuadró para matar con las orejas ya en el esportón, mató en la suerte contraria, hacia las tablas el toro, cuando dicen que Islero pedía la suerte natural, hacia los medios. El toro, que venía avisado, lo prendió por el triángulo de escarpa. Ahí están las fotos de Canito. Lo demás ya lo sabemos.

El último día de Manolete | Noticias de actualidad | EL PAÍS

Imagen de la última corrida de 'Manolete'.

Reconstrucción por el doctor Garrido del paquete vascular, transfusiones (y el mito de si recibió una dosis de sangre experimental americana que acabó con él), imposibilidad de llevarlo a Madrid, llamada a las figuras de las cirugías taurinas, como Tamames y Jiménez Guinea, para desplazarse a Madrid, traslado en camilla de la enfermería de la plaza al Hospital de Linares y muerte final, esa muerte con la que Manolete dialogó, frente a frente y desde la cuna, hasta que una tarde de verano le embalsamó el rostro en Linares. “Qué disgusto le daré a madre”, fueron sus últimas palabras antes de que la negra parca le cerrara los ojos.

Un monstruo, Manolete, nacido un 4 de de julio de 1917 en Córdoba que murió un 29 de agosto 1947 en Linares (Jaen). Se fue muy joven, tan solo treinta veranos, martirizado al servicio de la Fiesta. A beneficio de inventario de esa tauromaquia milenaria que tanto se necesita, de tarde en tarde, que uno de los oficiantes del culto al mítico y milenario se inmole para seguir adelante. Es lo que desgraciadamente nos queda. Como luego ocurrió con Paquirri en Pozoblanco, El Yiyo en Colmenar o Víctor Barrio en Teruel.

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