26 de abril de 2024
|
Buscar
FIN DE SEMANA

Chiara Vigo, una italiana de 69 años, es la única persona en el mundo capaz de tejer a la perfección y "con mucha paciencia" este tipo de tela

Esta es la seda marina, el tejido más preciado de la Antigua Civilización que solo se puede donar o regalar hoy día

Chiara Vigo creando la seda marina
Chiara Vigo creando la seda marina / Twitter
La seda marina se teje hilando las barbas de un mejillón gigante que vive en el Mediterráneo. Solo queda una persona en el mundo capaz de recolectar el material, hilarlo, crear un tejido con él y hacerlo brillar como el oro: Chiara Vigo, una mujer italiana de 69 años que reside en Sant’Antioco. Su tacto es increíblemente ligero y suave, tanto que si cierras los ojos y extiendes la mano, resulta imposible sentir cuándo alguien ha depositado un tejido de este tipo sobre la palma de la mano.

La seda que conocemos se cosecha de las crisálidas o capullos tejidos por gusanos, pero hay un material mucho más raro y posiblemente más antiguo denominado “seda marina”, “hilo de mar” o “biso”, que se teje hilando las barbas de un mejillón gigante que vive en el Mediterráneo. Lo que en la Antigüedad fue el tejido más preciado en Egipto, Grecia y Roma hasta la llegada de la seda desde China, hoy es una tecnología marginal que se está a punto de perder para siempre como el fuego griego, el acero de Damasco o el cemento romano.

La nacra es una especie de molusco bivalvo que puede alcanzar 1,2 metros de longitud. Su concha protege un sabroso músculo codiciado por muchos depredadores, por lo que el animal segrega una sustancia rica en queratina que ayuda a mantener la concha sellada. Esa misma sustancia, al entrar en contacto con el agua, se solidifica en forma de filamento y solo puede cosecharse durante unos pocos meses cada año y en cantidades reducidas. La fibra obtenida de estas barbas solo puede cardarse, hilarse y tejerse a mano. 

mejillon

El molusco de donde se obtiene la fibra para crear la seda marina. 

El resultado son tejidos o bordados por trama y urdimbre que parecen de seda por su brillo y suavidad, de ahí su nombre. Una de sus propiedades destacables es la forma especial en que brilla cuando se expone al sol, una vez tratado con zumo de limón y especias. Su tacto es increíblemente ligero y suave, hasta el punto de que, si cierras los ojos y extiendes la mano, resulta imposible sentir cuándo alguien ha depositado un tejido de este tipo sobre la palma de la mano

La última maestra del arte de la seda marina

Y es que solo queda una persona en el mundo capaz de recolectar el material, hilarlo, crear un tejido con él y hacerlo brillar como el oro: Chiara Vigo, una mujer italiana de 69 años que reside en Sant’Antioco, una pequeña isla frente a la costa suroeste de Cerdeña. Cada primavera, Chiara Vigo se zambulle en las cristalinas aguas que rodean la zona para cosechar la saliva solidificada de estos mejillones gigantes y convertirla en el tejido de extraordinarias propiedades que es la seda marina. Lo suele hacer con las primeras luces del alba, para no llamar la atención. Y siempre va acompañada de los guardacostas, pues este molusco es una especie protegida. Solo puede cosechar unas pocas fibras de cada ejemplar, pero en el proceso no les hace daño alguno.

chaira

Chiara Vigo enfrente de su casa-museo Bisso. Twitter

Cuando tiene suficiente materia prima, empieza a hilarla con mucha paciencia y arte. De hecho, junto a la puerta de su casa-museo hay 2 letreros que rezan: “Aquí no habita la prisa” y “Nada está a la venta”. Chiara Vigo aprendió de su abuela el arte de trabajar y bordar la seda marina. Ella, a su vez, lo había aprendido de su propia madre, y así sucesivamente, de generación en generación hasta la segunda mitad del siglo I, según Vigo, cuando conforme a la tradición esta tecnología habría llegado a la isla de Sant'Antioco de la mano de la princesa Berenice, bisnieta del Herodes bíblico, Herodes el Grande. 

A pesar de ser un antiguo arte que es incluso mencionado en el Talmud y en la piedra Rosetta, está a punto de caer en el olvido porque principalmente no es rentable. Hay que hacer 200-300 inmersiones para recopilar 200 gramos de estas barbas. De unos 250 gramos de fibra en bruto, se obtienen unos 30 gramos de fibra limpia que pueden transformarse en unos 21 metros de hilo. Pese a ello, seguramente Chiara Vigo podría confeccionar exclusivas prendas a medida para los millonarios con este material especial cuyos secretos sólo ella conoce y cobrarles auténticas fortunas, pero se niega completamente. 

tejido

Un tejido hecho de seda marina por Chiara Vigo. Twitter

Además, a los 27 años hizo “el juramento de agua” a su abuela, a la que prometió que nunca obtendría beneficio económico de la seda marina. Por tanto, los productos no se venden, solo se pueden donar o recibir como regalo. Chiara ha aceptado consagrar su vida completamente a este arte, no le pagan y vive de donaciones ocasionales y de la pensión de jubilación de su marido. De hecho, en la zona existe la superstición de que la desgracia perseguirá a todo aquel que intente fabricar la seda marina a gran escala y ganar dinero con esta actividad. En el pasado, una empresa dedicada a su comercialización fue a la quiebra en tan solo 3 meses.

Otro problema para la supervivencia de la seda marina es el declive de las poblaciones del molusco Pinna Nobilis, en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat natural y un misterioso virus que en España había matado al 99 % de los ejemplares de la especie en 2016. En Calabria o Apulia aún viven varias ancianas familiarizadas con la seda marina, pero ninguna puede teñir el tejido con los colores tradicionales o hacerlo brillar como el sol. Además todas son demasiado mayores para sumergirse en el mar y cosechar las preciadas barbas.

COMPARTIR: