
El Vaticano planea un nuevo papado: Los candidatos favoritos para relevar a Francisco
Los cardenales Tagle, Zuppi y el español Omella encarnan la línea franciscana mientras Sarah encarna el ala tradicional
Tras el fallecimiento este lunes del Pontífice Francisco a los 88 años, la Iglesia católica entra en sede vacante. A partir de ahora se inicia el protocolo para elegir sucesor. Según las normas canónicas, deberán pasar aproximadamente 15 días para convocar el cónclave que elegirá al nuevo Pontífice.
En ese lapso, el Camerlengo administrará los asuntos ordinarios de la Santa Sede. Mientras, los cardenales del mundo se dirigen a Roma para las ceremonias fúnebres y la votación secreta del próximo papa.
Se espera que unos 135 cardenales electores (menores de 80 años) participen en el cónclave de este año. Estas votaciones se llevarán a cabo en la Capilla Sixtina bajo estricto aislamiento, con hasta cuatro rondas diarias de escrutinio. Para ser elegido, un candidato deberá obtener una mayoría de dos tercios de los votos. Una vez alcanzado el consenso, el cardenal decano preguntará al elegido si acepta. Este escogerá un nombre papal, y se anunciará al mundo con el tradicional “Habemus Papam”.
A las puertas de este proceso, comienzan a resonar nombres de posibles sucesores de Francisco entre analistas vaticanos y medios especializados. Si bien no existen “candidatos oficiales”, algunos cardenales despuntan en las quinielas por su trayectoria, visión teológica y peso dentro de la Iglesia. En todo caso, el resultado suele ser impredecible. Así lo subraya un adagio: “Quien entra papa al cónclave, sale cardenal”.

Entre los más sonados destaca Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años). Prefecto del Dicasterio para la Evangelización y exarzobispo de Manila, se le identifica como continuador del ala progresista de Francisco. Sería el primer papa asiático de la historia moderna.
También suena Robert Sarah (Guinea, 79 años). Prefecto emérito de Liturgia, es una voz prominente del sector tradicionalista de la Iglesia. Un referente para quienes abogan por un giro conservador en temas doctrinales.
La representación española va de la mano de Juan José Omella (España, 79 años). Arzobispo de Barcelona y expresidente de la Conferencia Episcopal Española. Es considerado como un cercano colaborador de Francisco y figura de consenso moderado en Europa. Representa la línea social y dialogante impulsada en el pontificado saliente.
Por otra parte, también se repite con frecuencia el nombre de Matteo Zuppi (Italia, 69 años). Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Es el ‘papabile’ (candidato a Papa) italiano más fuerte del momento, de perfil pastoral aperturista. También es visto como heredero natural del legado reformista de Francisco.
El perfil de Luis Antonio Tagle (Filipinas)
Luis Antonio Gokim Tagle, de 67 años, es uno de los líderes asiáticos de mayor renombre en la Iglesia católica. Fue nombrado arzobispo de Manila en 2011 y creado cardenal por Benedicto XVI en 2012, convirtiéndose en el segundo prelado filipino en la Curia romana con proyección internacional. Durante su gobierno en Manila destacó por una cercanía excepcional con los fieles y una defensa constante de los pobres. En 2015, el papa Francisco lo invitó a Roma para encabezar la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (hoy Dicasterio para la Evangelización). Cargo desde el cual ha sido pieza clave en la renovación misionera de la Iglesia.
Asimismo, presidió Caritas Internationalis (la confederación humanitaria católica) entre 2015 y 2022. Un cargo desde el que reflejó su compromiso con la justicia social y la ayuda a los más vulnerables.

Conocido por su carisma cálido y su capacidad comunicativa, Tagle ha sido descrito como un “Francisco asiático” por su estilo pastoral y cercano. Representa el ala progresista impulsada por el pontífice argentino. Ha enfatizado la misericordia y la inclusión, llegando a criticar el lenguaje históricamente duro de la Iglesia hacia colectivos como el LGBT, los divorciados o las madres solteras.
Al mismo tiempo, mantiene fidelidad a la doctrina en asuntos sensibles. Por ejemplo, se ha opuesto firmemente al aborto y la eutanasia, aunque evitando condenas tajantes en casos complejos de familias no tradicionales. Observadores vaticanos señalan que combina una visión aperturista con solidez teológica e institucional. Fruto de su formación académica (es doctor en teología) y de su experiencia al frente de una de las mayores arquidiócesis del mundo.
Su eventual elección como Papa supondría un hecho histórico al provenir de Asia, sería el primer Papa asiático. También sería visto como una ratificación de la línea pastoral y reformista de Francisco en la cúpula de la Iglesia.
La trayectoria del cardenal Robert Sarah (Guinea)
Robert Sarah, de 79 años, encarna el perfil opuesto en el espectro ideológico eclesial. Nacido en Guinea, fue ordenado obispo con solo 34 años y condujo durante décadas la arquidiócesis de Conakry, en plena época postcolonial. Juan Pablo II lo llamó al Vaticano en 2001, donde ocupó cargos de alta responsabilidad. Primero como secretario de Propaganda Fide (Evangelización) y luego al frente del Pontificio Consejo Cor Unum para la caridad.
En 2014, el papa Francisco lo nombró Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos. Es decir, responsable de la liturgia a nivel mundial. Sarah ocupó ese puesto hasta 2021, cuando se retiró al cumplir 75 años, convirtiéndose en prefecto emérito.
Durante su servicio, este purpurado africano se distinguió por una estricta ortodoxia doctrinal y litúrgica. De hecho, sus libros y ensayos de espiritualidad le han valido un nutrido grupo de seguidores tradicionalistas en todo el mundo. Es políglota (habla francés, italiano e inglés con fluidez) y es muy respetado en círculos conservadores de la Curia romana.

Considerado el líder del ala tradicionalista dentro del Colegio Cardenalicio, Sarah ha sido una voz crítica frente a las tendencias de la Iglesia actual. En el Sínodo de la Familia de 2015 pronunció una intervención de tono casi apocalíptico, alertando sobre los “males contemporáneos” que, a su juicio, amenazan a la cristiandad. Destacó el aborto, la ideología de género y el extremismo islamista, entre otros.
Defensor ferviente de la disciplina del celibato sacerdotal, en 2019 coescribió con Benedicto XVI el libro “Desde lo más profundo de nuestros corazones”. Una sentida defensa del sacerdocio célibe frente a propuestas de flexibilización. Su postura firme en doctrina y liturgia lo ha hecho emblemático para sectores que anhelan un giro conservador tras el pontificado de Francisco. En un momento en que el catolicismo crece con fuerza en África, el nombre de Sarah surge —junto al del ghanés Peter Turkson— cuando se debate la posibilidad de ver por primera vez a un papa subsahariano.
Sin embargo, su candidatura se enfrenta, al menos, a dos obstáculos. Por un lado, su perfil polarizante dentro del propio cónclave, muchos cardenales moderados difícilmente le darían su voto. Por otro, la edad: el guineano cumple 80 años el próximo 15 de junio, en el límite para poder participar como elector.
Las posibilidades del cardenal Juan José Omella (España)
Juan José Omella Omella, de 79 años, es el principal candidato hispano en este cónclave y un nombre familiar en el entorno de Francisco. Oriundo de la región de Aragón (nació en Cretas, Teruel), Omella desarrolló su ministerio sacerdotal en comunidades rurales y estudió con los Padres Blancos en Lovaina y Jerusalén.
Fue obispo en diversas diócesis españolas —entre ellas Barbastro-Monzón y Logroño— antes de llegar en 2015 a la sede de arzobispo de Barcelona, una de las más importantes del país. Dos años después, en 2017, Francisco lo creó cardenal y posteriormente lo incorporó al selecto Consejo de Cardenales (C-9) que asesora al Papa en el gobierno de la Iglesia universal.
Este nombramiento evidenció la cercanía y confianza que el pontífice depositaba en él. De 2020 a 2024, Omella ejerció, además, como presidente de la Conferencia Episcopal Española. Periodo en el cual impulsó la primera auditoría independiente sobre abusos sexuales en la Iglesia española. También anunció la creación de comisiones para atender a las víctimas.
Dicha iniciativa supuso un hito en la respuesta eclesial al escándalo de abusos. Además, acabó mostrando a Omella como un líder capaz de afrontar temas delicados con transparencia.

Ideológicamente, el cardenal Omella es visto como un moderado reformista, muy alineado con la visión del papa Francisco. Quienes lo conocen destacan su sencillez, cercanía e inteligencia, siempre atento a los pobres y a la dimensión social del Evangelio.
En Cataluña le ha tocado mediar en tiempos convulsos, como el proceso independentista. Siempre se pronunció a favor de la unidad desde la doctrina social de la Iglesia. Gracias a ese talante dialogante, Omella goza de respeto tanto en sectores progresistas como en ámbitos más tradicionales dentro de España.
Su perfil lo convierte en una figura de consenso que podría atraer votos de distintas corrientes en el cónclave. No obstante, pesa el dato histórico de que ningún español ha sido elegido Papa desde el siglo XV. A su favor cuenta el notable peso de la Iglesia española hoy. España es el tercer país con mayor número de purpurados en el Colegio Cardenalicio (13 cardenales en total, de ellos 5 electores actualmente). Su elección supondría darle continuidad a la agenda pastoral de Francisco, esta vez con acento ibérico.
La trayectoria del cardenal Matteo Zuppi (Italia)
El cardenal Matteo Maria Zuppi, de 69 años, sobresale como el candidato italiano más mencionado para suceder a Francisco. Actualmente es arzobispo de Bolonia (cargo que desempeña desde 2015) y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana desde 2022. Formado en el seno de la diócesis de Roma, Zuppi forjó gran parte de su ministerio en la Comunidad de Sant’Egidio. Se trata de un influyente movimiento laical dedicado a la paz y el diálogo interreligioso.
Con Sant’Egidio, Zuppi participó como mediador en el histórico proceso que logró la paz en Mozambique en 1992. Una experiencia que cimentó su prestigio diplomático y su fama de “constructor de puentes” en conflictos internacionales.
Su ascenso en la jerarquía ha sido notable: en 2012 fue nombrado obispo auxiliar de Roma, en 2015 pasó a Bolonia como arzobispo, y en 2019 Francisco lo creó cardenal. Ese mismo año, predicó el retiro espiritual de Cuaresma para la Curia vaticana, otro indicio de la confianza papal. A diferencia de muchos purpurados italianos, Zuppi no se formó dentro de la Curia central. Su trayectoria se desarrolló en el trabajo pastoral de base y en misiones de paz.

Zuppi representa, para muchos, la continuidad más clara con el estilo y las reformas del papa Francisco. De trato humilde y lenguaje directo, ha puesto énfasis en una Iglesia “abierta a todos, sin burocracias ni formalismos”, citando sus propias palabras. Es partidario de discutir la posibilidad del celibato opcional para sacerdotes y de una pastoral más acogedora hacia las parejas homosexuales. De hecho, en 2018 sorprendió al permitir la bendición religiosa de una pareja homosexual en una parroquia de su diócesis.
En el plano geopolítico, su experiencia es igualmente notable: ha encabezado misiones discretas de la Santa Sede para tender la mano en situaciones complejas, incluso actuando como enviado de paz ante conflictos actuales (recientemente fue delegado por Francisco para explorar vías de diálogo en la guerra de Ucrania, reuniéndose con líderes de Kiev, Moscú y Washington). Su capacidad para el diálogo internacional, incluso con potencias como China o Rusia, le ha granjeado respeto en el ámbito diplomático.
Analistas señalan que su perfil “francisquista” —cercano a los pobres, promotor de la justicia social y abierto al mundo moderno— convence a muchos. Como posible punto débil, carece de larga experiencia en la Curia vaticana. Algo que algunos cardenales podrían considerar importante para gobernar la compleja maquinaria central de la Iglesia.
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