El refugio de Marta Gayá que más visita Juan Carlos I: Lo oculto de sus viajes a Suiza

Ginebra es uno de los ‘cuarteles generales’ de Juan Carlos I. También la ciudad suiza donde se habrían producido los últimos movimientos del rey Emérito.

Hace tan solo un par de semanas que  Juan Carlos I aplazaba su visita a España. Finalmente, no embarcaba en el Bribón, con el que iba a regatear en la VII Liga Española de 6 metros. Esta cita náutica habría coincidido con una revisión médica a la que el Emérito se somete en Ginebra.

Sin embargo, fuentes consultadas por Elcierredigital.com confirmaron que Juan Carlos I habría viajado a Ginebra para reunirse con su exyerno Iñaki Urdangarin.

No obstante, el encuentro con el ex duque de Palma no sería el único motivo por el que Juan Carlos I viaja con asiduidad a la ciudad suiza.

La decoradora mallorquina Marta Gayá reside, desde hace años, en un apartamento que Juan Carlos I le regaló en 2007. La vivienda está ubicada en la comuna suiza de Cologny, cercana al Lago Leman. Una circunstancia por la que Juan Carlos I se desplazaría con gran frecuencia al país transalpino.

Suiza, el refugio de Marta Gayá

El pasado 14 de marzo Juan Carlos I  cancelaba su visita a España para asistir a una de las tradicionales citas anuales: las regatas. El rey Emérito puso rumbo a Ginebra, donde se habría reunido con su exyerno Iñaki Urdangarin, con quien habría retomado su relación.

En el país transalpino también reside, desde hace años, una persona muy cercana a Juan Carlos I. Se trata de la decoradora mallorquina Marta Gayá. La íntima amiga del Emérito le haría compañía durante sus últimas visitas a Suiza.

El monarca suele realizar estos viajes en uno de los jets privados del magnate Thomas Flohr.  El empresario es el propietario de la compañía Vistajet y también el padre de Nina Flohr, mujer del príncipe Felipe de Grecia. 

Juan Carlos I se suele hospedar en el Hotel Four Seasons de Ginebra, propiedad del príncipe saudí Alwaleed bin Talal  y en el que le suelen reservar una de las suites. Sin embargo, en sus últimos viajes, el Emérito habría elegido otro enclave para alojarse.

Marta Gayá reside en un apartamento ubicado en Cologny, una comuna suiza cercana al Lago Leman. En el año 2007 Juan Carlos I le regaló este apartamento a la decoradora y se ha convertido en su refugio. La hija del empresario Fernando Gayá vive así lejos del foco mediático.

Durante los últimos años, tal y como informamos en Elcierredigital.com, Marta Gayá disfrutaría de un alto nivel de vida en Cologny. Entre 2011 y 2012 la decoradora percibió, al menos, dos millones de dólares de las cuentas en Suiza de Juan Carlos I. Fue cuando traspasó otros 60 millones a Corinna Larsen, otra de sus ‘íntimas amigas’.

Precisamente, el país transalpino ha sido uno de los grandes protagonistas del romance entre Juan Carlos I y Marta Gayá.

Un país clave en la historia de Juan Carlos I y Marta Gayá

Suiza ha sido un país clave en la vida de Juan Carlos I. El vínculo del padre de Felipe VI  con el país transalpino se remonta a su infancia.

El rey Emérito estudió en el prestigioso Internado Le Rosey. En esta exclusiva institución, el rey Emérito compartió pupitre con dos de sus grandes valedores,  los príncipes Zourab Tchkotoua y Aga Khan IV, fallecido el pasado 4 de febrero en Lisboa.

Según apunta el director de Elcierredigital.comJuan Luis Galiacho, durante el período estival Juan Carlos I y sus compañeros se formaban en el internado. Sin embargo, cuando llegaba la temporada invernal se desplazaban hasta la localidad suiza de Gstaad, donde se encuentra una de las estaciones de esquí más exclusivas de Europa.

En este lujoso municipio del cantón de Berna, Juan Carlos I aprendió a esquiar y, años después, fue uno de los enclaves en el que se reunía con Marta Gayá. Pero, ¿qué papel ha jugado Suiza en la relación entre Juan Carlos I y Marta Gayá?

La historia de ambos comenzó a principios de la década de los ochenta en Mallorca. El príncipe Zourab Tchkotoua, uno de los 'guardianes' del Emérito, fue quien les presentó. Su relación se evidenció en una cena en Palma de Mallorca en honor al príncipe Aga Khan IV, otro de sus compañeros en el Internado Le Rosey. 

Juan Carlos I comenzó a 'perder la cabeza' por la decoradora mallorquina y Marta Gayá se convertiría en su 'compañera fiel'.  Los encuentros tenían lugar en la localidad de Gstaad, donde el rey Emérito tenía dos propiedades. 

Sin embargo, el año 1992 marcó un punto de inflexión en este 'romance'. Juan Carlos I decidió ausentarse de España y  puso rumbo a Suiza para estar junto a la decoradora. 

Marta Gayá acababa de vivir un duro golpe. La decoradora presenció en vivo el fallecimiento de su amigo Rudy Bay, el piloto y cofundador de la compañía Spantax, y de su compañera Marta Girod en un accidente de tráfico. Tras este incidente, la decoradora se instaló en la finca que su 'protector' Zourab Tchkotoua tenía en Suiza. 

Aunque regresó a España presionado por el entonces jefe de la Casa del Rey Sabino Fernández Campo, Juan Carlos I volvió al país transalpino.  La ausencia del Emérito en sus obligaciones oficiales provocó una crisis política sin precedentes. 

Por aquel entonces, los medios de comunicación emprendieron una investigación acerca de los viajes del Emérito a Suiza. Fue el hoy director de Elcierredigital.com, Juan Luis Galiacho, quien firmó una sonada publicación para la revista Época. Una portada en la que aparecía una foto de Marta Gayá con el titular 'La dama del rumor'.

Desde entonces, Marta se alejó del foco mediático. La relación entre la decoradora y Juan Carlos I mutó en una profunda amistad. E incluso Marta era conocedora de otras relaciones amorosas del Emérito.

Una de ellas junto a la princesa alemana Corinna Larsen con la que también recaló en Suiza.  Concretamente en un dúplex de 300 metros cuadrados en la exclusiva estación Villars-sur-Ollon. 

Suiza, el refugio de los Borbones

Sin embargo, el rey Emérito no es la única figura de la dinastía de los Borbones que ha establecido nexos con el país transalpino.

Actualmente, la infanta Cristina, su segunda hija,  reside en Ginebra. Según informamos en exclusiva en Elcierredigital.com, fue en la localidad de Lausana donde se firmó el acuerdo de divorcio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. 

Lausana también es el lugar donde se estaría reestructurando la herencia del Emérito y las posibles donaciones. Allí fue el lugar elegido por su abuela la reina Victoria Eugenia de Battenberg como su 'refugio'. Concretamente en el palacete conocido como Vieille Fontaine.

La esposa del rey Alfonso XIII también confió en una notaría de Lausana para uno de los momentos fundamentales de su vida: testar. Fue el 29 de junio de 1963, casi seis años antes de su muerte. 

Más de seis décadas después de aquel momento, el vínculo de los Borbones con el país transalpino ha vuelto a la primera plana mediática. En esta ocasión por ser el lugar que albergó uno de los 'escándalos' de la vida amorosa de Juan Carlos I. También de todo su reinado.