
Suiza, un país clave para los Borbones (I): El refugio de sus herencias
La reina Victoria Eugenia convirtió la ciudad de Lausana en su cuartel general y lugar para proteger su vasto patrimonio
Juan Carlos I vuelve a ser noticia por su inesperada larga estancia en Ginebra, Suiza. En un primer momento, el rey Emérito tenía previsto viajar el jueves a Sanxenxo para participar en las regatas. Sin embargo, habría alargado su estancia en Ginebra por "motivos médicos", según ha trascendido.
El monarca estaría asistiendo a varias citas médicas en la ciudad suiza, pero este no sería el único motivo por el que ha cancelado su participación en las regatas en Galicia. Como ya avanzó elcierredigital.com y ha reiterado Juan Luis Galiacho en el programa En boca de todos este lunes, Juan Carlos I estaría manteniendo reuniones importantes en Ginebra. Así lo confirman fuentes del entorno del Emérito.

En los últimos años, Don Juan Carlos, con residencia fiscal en Abu Dabi, ha pasado largas temporadas en Ginebra y Lausana. Precisamente, el país suizo y en concreto la ciudad de Lausana ha sido siempre uno de los refugios clave de los Borbones.
Tal y como adelantó el director de elcierredigital.com, Juan Luis Galiacho, en exclusiva, la ciudad suiza de Lausana fue el lugar escogido para celebrar de manera notarial el acuerdo de divorcio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin.

Lausana también es el lugar donde se estaría reestructurando la herencia del rey Emérito y las posibles donaciones. Tal como ocurrió con el acuerdo económico de los exduques de Palma, con cantidades que rondan los 2.000.000 de euros y 25.000 que él percibiría mensualmente.
Lausana, refugio de los Borbones
Lausana es un lugar conocido por los Borbones esta bella ciudad suiza a orillas del lago Lemán. Allí fue donde descansó la reina Victoria Eugenia de Battemberg la última parte de su exilio. Fuera de España desde la proclamación de la República el 14 de abril de 1931, la familia real se instaló primero en Cannes (Francia) y luego en Italia, disfrutando de la protección de Mussolini y el rey Victor Manuel II.
En esos años se separaron de hecho los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que huyó a su Reino Unido natal. Tras la muerte del rey en el exilio en 1941, la reina viuda se instaló en Lausana. Primero en el Hotel Real. La II Guerra Mundial aconsejaba instalarse en un lugar neutral y protegido.
En 1948, la Victoria Eugenia se instaló en Vieille Fontaine, un espectacular palacete a espaldas del Lago Lemán donde vivió hasta su muerte, el 15 de abril de 1969. Situado en el número 24 de la avenida de los Elíseos, el palacete estaba en una de las principales vías de la ciudad y convirtió a la reina exiliada en una de las habitantes más célebres de la ciudad.
Toda la ciudad conocía a la anciana, que había decorado la propiedad al estilo británico del siglo XIX e incluso su número aparecía en la guía telefónica de la ciudad suiza. En la letra R de Reina de España “entre Reina de Saba, tapices y Objetos de Oriente” y “Reina Juana, mercería", contaba Jaime Peñafiel en uno de sus libros. El veterano periodista fue el último en entrevistar a la reina unos meses antes de su muerte y unos meses después de la visita de ésta a España para asistir al bautizo de su bisnieto, el hoy rey Felipe VI. Una visita no exenta de polémica y de la que se arrepintió la reina. Su opinión provocó que parte de la entrevista a la consorte de Alfonso XIII fuese censurada y no viera la luz hasta años después.
Vieille Fontaine
La casa fue adquirida, según algunas fuentes, con el dinero que heredó de una tía inglesa y, según otras, con el que consiguió por la venta de unas joyas. En ella instaló la reina su sanctasanctórum. Apenas hizo vida social fuera de la casa desde que se instalara allí, aunque recibió visitas constantemente. Su gran íntimo fue Jacobo Alba, padre de la famosa Cayetana. Otros habituales eran Grace y Rainiero de Mónaco, quienes, de tanto en tanto, recibían la visita de la reina en Montecarlo.

Grace Kelly sentía verdadero afecto por la reina española. Fue ella quien más apoyó a la actriz cuando aterrizó en el mundo de los royals. El protocolo y cómo vestir el cargo fueron asuntos en los que la abuela de Juan Carlos I instruyó a la esposa de Rainiero de Mónaco. A nadie sorprendían las visitas de una de las mujeres más famosas del mundo a esa anciana que vivía en un palacete y pocos identificaban con una reina destronada. Su vecino más inmediato también tenía que ver, como su amiga Grace, con el séptimo arte: el genial Charles Chaplin.
Entre las paredes del palacete tuvieron lugar momentos cruciales de la monarquía española. Por un lado, allí se anunció, en diciembre de 1961, el compromiso matrimonial de Sofía de Grecia y Juan Carlos. Un anuncio que se hizo a espaldas de Franco en lo que fue una pequeña venganza del Conde de Barcelona.
Victoria Eugenia siempre estuvo a favor de su hijo en la lucha por la corona española, lo que no le impidió aceptar cobrar de la lista civil establecida por Franco cuando éste decidió que España era un reino sin rey en 1947.
Sin embargo, la anciana reina no veía con buenos ojos las pretensiones dinásticas de su nieto mayor Alfonso de Borbón-Dampierre, a pesar del cariño que siempre le inspiraron él y su hermano Gonzalo. Ambos estudiaron en Suiza y sus padres, Jaime y Emanuela de Dampierre, no se encargaban de ellos, lo que hizo que su abuela, a la que todos los nietos llamabana Gangán, se convirtiera en la única persona que les dio cariño en su complicada infancia.
El testamento de Victoria Eugenia
Como su bisnieta la Infanta Cristina, Victoria Eugenia confió en una notaría de Lausana para uno de los momentos fundamentales de su vida: testar. Fue el 29 de junio de 1963, casi seis años antes de su muerte, que tuvo lugar el 15 de abril de 1969 en su palacete.

En su testamento quedó claro que dividía sus joyas en dos: 'las de pasar', que formaban parte de la corona y que han pasado de reina en reina hasta llegar a doña Letizia, y las privadas, que fueron para sus hijas y su nuera María de Borbón. Aunque la mayoría las tienen ahora sus nietas y bisnietas, algunas han acabado en casas de subastas.
Por último, su querida Vieille Fontaine fue para sus hijos y el inmueble acabó vendido a una entidad bancaria suiza, que es su actual propietaria.
Más noticias: