Problemas para Repsol y 'Cepsa': Acorraladas por La Moncloa y las gasolineras low cost
Josu Jon Imaz lidera la rebelión de parte del Ibex35 contra Sánchez por intentar mantener un impuesto extraordinario
La industria petrolera española vive días inciertos. Todo a cuenta de las tendencias del mercado y el pulso que libra Repsol con el Gobierno de España. Este último pretende mantener el impuesto extraordinario a las energéticas en 2025.
Repsol, Moeve (antigua Cepsa), Galp, BP y Disa sufren el empuje de cadenas de gasolineras low cost. Y la 'mala prensa' que les azota por seguir exprimiendo energías fósiles pese que la ciudadanía demanda la utilización de renovables.
Contra La Moncloa
El Gobierno intentará mantener el impuesto a las energéticas pese a que Junts per Catalunya, PNV, PP y Vox tienen visos de tumbarlo. El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, se ha convertido en icono antigubernamental. Y en clave en la pinza económica conformada por formaciones como Vox o Junts.
Hace unos días Imaz acusó al Gobierno en El Mundo de "dirimir las políticas regulatorias y fiscales en un bazar". Y llamó a "levantar la voz contra el gravamen o impuestazo a las energéticas". Lo cual, a su juicio, está "haciendo imposible la inversión en España".
"Si nos hacen imposible la rentabilidad de las plantas en España, no podemos invertir aquí. Nuestros inversores no nos lo van a permitir", advirtió. Esta estrategia amenazante fue la que posibilitó que Junts per Catalunya se opusiera al impuesto por temor a que Repsol no realizase una inversión de más de 1.100 millones de euros en Tarragona.
Semanas atrás Imaz publicó una tribuna en La Vanguardia con idénticas intenciones. "Los partidos que conforman el Gobierno han presentado una propuesta para hacer permanente un nuevo impuesto al sector energético. Más allá del que, como cualquier otra empresa, pagan por sus beneficios en concepto de Impuesto de Sociedades. No hay debate. No hay un análisis riguroso de las consecuencias. No hay siquiera interlocución franca con las empresas industriales. Simplemente el populismo y la demagogia al grito de 'que paguen las empresas para favorecer a los que lo pasan mal'". escribía.
"Aquellos políticos que incluso en privado reconocen que esa doble imposición es un dislate, no se atreven a alzar la voz. Por temor a ser considerados defensores de los 'ricos y de las empresas', exponiéndose a que lancen a las masas contra ellos por 'antisociales'", añadió.
"No les oculto que el reto financiero y tecnológico es elevado, pero la apuesta por la industria y su empleo merece la pena. Ahora, el populismo fiscal va a penalizar esta actividad con un gravamen discriminatorio que imposibilita que esa inversión pueda llevarse a cabo. Si ya era difícil competir con la inversión energética en Estados Unidos, este golpe lo hace imposible", remató.
El origen del conflicto
Mejorar ingresos para domar la inflación con la recaudación extraordinaria de banca y eléctricas fue el origen de los impuestos extraordinarios erigidos por el Gobierno en 2022. Y ambos sectores empresariales todavía se duelen del golpe.
Las urnas no provocaron este pasado verano el cambio político deseado por las eléctricas. Éstas pidieron por activa y pasiva al Ejecutivo que aparque un impuesto con los 'beneficios caídos del cielo'. Esta herramienta elevaba los impuestos las petroleras, eléctricas y gasistas al ritmo de los altos precios.
"Los beneficios no caen del cielo, salen del bolsillo de los consumidores que pagan los recibos. Y este Gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos. Pedimos a las grandes empresas que cualquier beneficio suplementario derivado de esta situación revierta en los trabajadores", aseguró el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez.
Repsol no protestó por la aprobación de un impuesto con el que España seguía la senda emprendida por países escasamente 'socialcomunistas'. Es el caso de Reino Unido, Francia o Portugal.
Problemas para Repsol
Repsol intenta sortear algunas críticas como la ha recibido por disparar su compra a la compañía estatal venezolana PDVSA. La multinacional presidida por Josu Jon Imaz recibió 1,36 toneladas de petróleo venezolano entre enero y junio de 2024. Esta cifra supone un 228% más que el pasado año. Y el dato más alto desde 2002.
Otro asunto que navega contra Repsol es la denuncia que le interpuso Iberdrola por "competencia desleal". El motivo fue que se anunciaron diciendo que eran "líderes en transición energética". En realidad, el 99,4% de sus ingresos de la empresa presidida por Imaz procede de recursos no renovables. Imaz mostró su enfado por la denuncia.
"Quieren limitar la competencia el crecimiento de un operador como Repsol, emergente en el sector eléctrico. Parece que lo que realmente les preocupa es que nuestros clientes se beneficien de los servicios, de productos", apuntó.
Refundación de Cepsa
Cepsa quiere dejar atrás las pérdidas económicas y una imagen controvertida por su dependencia del petróleo. La energética se acerca a su primer siglo de vida con un cambio de nombre. La compañía ha pasado a denominarse Moeve, cambiando el color corporativo del rojo al azul.
Maarten Wetselaar, CEO de Moeve, comunicó "el cambio de una gran marca, Cepsa, que ha estado con nosotros más de 90 años. Le decimos al mundo que nos estamos transformando en otro tipo de organización, Moeve. En la que la mayor parte de su beneficio provendrá de actividades sostenibles a final de esta década".
El anuncio vendrá acompañado de la implantación progresiva de la nueva marca en todas sus estaciones de servicio. La intención es cambiar 600 estaciones al año, hasta llegar a las más de 1.800 que la compañía tiene en España y Portugal.
Para frenar a las low cost, Moeve (propiedad de un holding de Abu Dabi, Mubala Investment Company), ha comprado una de ellas, Ballenoil.
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