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Dos entradas de edificios con números 133 y 127, una con grafiti en la puerta y la otra con una persona de espaldas.
INVESTIGACIÓN

Presunta red de trata de mujeres en el barrio madrileño de Delicias: Los datos

Tras el juicio, el abogado Alberto Martín afirma que “las testigos protegidas han sobreactuado para lograr los papeles”

Desde hace décadas el bloque entero de Paseo de las Delicias 133 (Madrid) se ha "convertido en un macroburdel". Una problemática que lleva años sin solucionarse y por la que los vecinos han protestado en numerosas ocasiones. 

Sin embargo, "nada cambia y todo va a peor". Según publicó El Mundo, las viviendas son propiedad de un hombre que alquiló el edificio, pero que no paga al legítimo propietario. Este hombre cobraría 2.000 euros al mes a las mujeres que ejercen servicios sexuales.

De hecho, recientemente, este bloque de siete viviendas se ha visto involucrado en un juicio. En elcierredigital.com hemos podido hablar con el abogado Alberto Martín, que ha llevado la defensa de una de las nueve personas acusadas. Cabe recalcar que el acceso al portal 133 se encuentra bloqueado.

Fuentes cercanas al caso afirman a elcierredigital.com que "la actividad se ha trasladado al número 127 de la misma calle".

Persona con pantalones rojos y tacones negros apoyada en un poste en una calle empedrada.
El macroburdel de Delicias existe desde hace década. | Freepik

Los nueve investigados están acusados de los presuntos delitos de trata de blancas con fines sexuales, prostitución e inmigración ilegal. El juicio comenzó el 7 de octubre en la Sección 3ª de la Audiencia Provincial de Madrid y concluyó el 18 de octubre.

El abogado señala que "en este sentido hay mucha hipocresía. La prostitución del edificio comenzó hace décadas y hoy se sigue ejerciendo". 

Según las testigos protegidas, la mujer representada por Alberto Martín "era la número dos de la presunta organización criminal". “Esta mujer también había ejercido la prostitución y ahora decían que había pasado a la organización, pero no había ninguna organización”, sostiene el abogado.

Lo ocurrido en el juicio

Los hechos se remontan a 2018. “El propietario de esos pisos sabe que se ejerce la prostitución y hace un contrato de arrendamiento. Luego, estas personas que tienen el contrato subarriendan el piso a las chicas y ellas les dan un tanto por estar allí”, explica Martín.

“Lo que pagan las chicas es estar en el piso y los gastos del mismo. No se está dando un dinero a los que subarriendan los pisos por los servicios sexuales, sino que cobran porque están prestando una habitación”, afirma el abogado. 

En el juicio declararon dos testigos protegidos. Según relata Alberto Martín, estas afirmaron que "las traían engañadas, diciéndoles que se iban a trabajar a un crucero". “Es inverosímil porque sin medios, formación e idiomas nunca vas a trabajar en un crucero por Europa”, argumenta el abogado.

“Desde mi punto de vista es sobreactuado y exagerado. Por otro tipo de medios hemos sabido que conocían a lo que venían, e incluso ejercían la prostitución en su país”, sostiene Alberto Martín.

¿Qué es lo que hace que estas personas comparezcan como testigos protegidos? Según Martín, “la policía les dice que lo tienen que hacer así, que si denuncian es la única forma para conseguir los papeles. Quieren evitar que se les abra un expediente de expulsión del país”.

“Han comparecido otras muchas personas y todas han dicho que ejercían la prostitución libremente y no venían engañadas, forzadas, coaccionadas o amenazadas.  A muchos les pedían penas de 35 años de prisión”, explica el abogado.

“Las dos testigos protegidas dicen que a ellas les quitaban el dinero que ganaban por los servicios sexuales. Señalaron que pagaban en función de lo que trabajaban. A mi parecer estas afirmaciones no son ciertas y así ha quedado demostrado”, añade Alberto Martín. 

“Mis conclusiones son que han sobreactuado al decir que estaban viviendo en situación de esclavitud y que les obligaban a prostituirse. Se ha demostrado que se prostituían libremente y que salían de las habitaciones. Las pruebas han puesto de manifiesto que quienes estaban ahí era porque querían y no porque estuvieran en situación de secuestro”, concluye Alberto Martín. 

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