Montaje propio Lo oculto de Alfonso Rueda, el líder del PP gallego ante la crisis del 'caso Villares'
Veterano del PP gallego, Rueda llegó a la presidencia con perfil técnico y ahora se pone a prueba como líder político
La política gallega se ha visto sacudida por la dimisión del consejero del PP de Mar Alfonso Villares. Todo después de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) le notificase que está siendo investigado por un presunto delito de agresión sexual. La denuncia fue presentada hace varios meses en el juzgado de Ferrol por la presentadora y modelo Paloma Lago. Debido a la condición de aforado de Villares, la investigación fue asumida por el TSXG.
Sin embargo, tras su renuncia al cargo, el caso será devuelto al juzgado de origen, lo que podría ralentizar la instrucción judicial. Ahora, todas las miradas están en Villares y en su amigo y excompañero, Alfonso Rueda (Pontevedra, 1968).
Antes de formalizar su salida del gobierno, Villares comunicó su intención de dimitir directamente al presidente de la Xunta, Rueda. Fuentes del Ejecutivo gallego señalan que el presidente, tras conocer los motivos del consejero, le dio luz verde para presentar su renuncia. Consideró que era la decisión más responsable para proteger a la institución de cualquier daño reputacional. En su comparecencia ante los medios, Villares defendió su "absoluta inocencia" y subrayó que afrontará el proceso como “un ciudadano más, sin privilegios”.
El escándalo representa un golpe político para el Partido Popular de Galicia (PPdeG), que gobierna con mayoría absoluta desde febrero de 2024. La noticia no solo sacude al Ejecutivo autonómico, sino que también pone a prueba la figura de Alfonso Rueda. El presidente de la Xunta y líder del PP gallego enfrenta ahora a una de sus primeras crisis serias desde que tomó el relevo de Alberto Núñez Feijóo.
La trayectoria de Alfonso Rueda
Alfonso Rueda Valenzuela, nacido en Pontevedra en 1968, es un veterano de la política gallega y una de sus figuras más discretas pero constantes. Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, Rueda es funcionario de administración local con habilitación nacional. En sus primeros años, trabajó como secretario en varios ayuntamientos y como secretario-interventor en la Mancomunidad de A Paradanta.
Su carrera política comenzó en las filas de Novas Xeracións, la organización juvenil del PP, de la que fue presidente en Pontevedra en 1993. Poco después inició una trayectoria en la Xunta de Galicia que le llevaría a ocupar diversos cargos técnicos y políticos. Fue jefe del Gabinete de la Consellería de Xustiza y director xeral de Administración Local entre 2000 y 2005.
En 2006, con la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PPdeG, Rueda fue nombrado secretario general del partido. Reforzó así una relación política y personal que marcaría su futuro. Cuando Feijóo ganó las elecciones de 2009, Rueda fue designado consejero de Presidencia, Administraciones Públicas y Justicia. Este cargo lo compaginó a partir de 2012 con la vicepresidencia de la Xunta.
Durante los doce años de gobierno de Feijóo, Rueda fue su mano derecha. Discreto, eficaz y leal, se convirtió en una pieza clave para la estabilidad interna del Ejecutivo gallego. Su perfil técnico y su conocimiento de la maquinaria administrativa lo hacían ideal para coordinar las consellerías y mediar entre los distintos intereses del partido. A pesar de no ser una figura mediática, su influencia era creciente.
El salto a la presidencia
En 2022, tras la marcha de Feijóo para liderar el PP a nivel nacional, Rueda llegó a la presidencia de la Xunta en mayo. El 14 de ese mes tomó posesión, y el 22 fue proclamado presidente del PPdeG con el apoyo del 97,2 % de los compromisarios.
El paso del segundo plano a la máxima responsabilidad fue natural, aunque no exento de dudas entre algunos sectores del partido. Muchos temían que su perfil bajo dificultara la proyección del PP gallego.
Sin embargo, en las elecciones del 18 de febrero de 2024, Rueda disipó cualquier sombra de duda. Logró revalidar la mayoría absoluta del PP en Galicia, obteniendo 40 de los 75 escaños del Parlamento. Con ello, consolidó su liderazgo y formó su segundo gobierno en abril de ese mismo año. Desde entonces, ha intentado imprimir un estilo propio, más institucional y menos mediático, centrado en la gestión y la estabilidad.
Sin embargo, en estos momentos enfrenta las continuas protestas por el polémico proyecto de la megacelulosa de Altri en Palas de Rei (Lugo).
Un escándalo inesperado
La dimisión de Villares -uno de los hombres más cercanos a Rueda- ha supuesto un terremoto interno. Aunque Rueda ha evitado declaraciones públicas hasta el momento, fuentes próximas indican que ha seguido el proceso con máxima preocupación. Además de que su prioridad ha sido preservar la imagen institucional de la Xunta.
El escándalo ha servido además para que la oposición intensifique su presión. Tanto el BNG como el PSdeG-PSOE han calificado el caso como de “extrema gravedad” y han exigido explicaciones inmediatas.
La diputada nacionalista Noa Presas ha lamentado que “la ciudadanía se entere ahora, cuando la investigación lleva meses abierta”. Desde el PSdeG, la parlamentaria Paloma Castro ha reclamado “máxima transparencia” y ha recordado que “el silencio institucional solo genera más desconfianza”.
En este contexto, Rueda ha optado por una gestión interna prudente: aceptar la dimisión de Villares sin demora, sustituirlo rápidamente por la funcionaria Marta Villaverde Acuña, y reforzar el mensaje de estabilidad. Villaverde, hasta ahora directora general de Desenvolvimiento Pesquero, cuenta con una larga trayectoria técnica en la administración autonómica y representa una apuesta por el perfil profesional, sin vínculos con el escándalo.
Las consecuencias políticas
Más allá de la gestión inmediata, el caso Villares puede tener consecuencias de mayor calado. Por un lado, podría erosionar la imagen de un PPdeG que ha cultivado la estabilidad como seña de identidad desde los años de Fraga. Por otro, debilita momentáneamente el liderazgo de Rueda, que hasta ahora no había enfrentado una crisis de esta magnitud.
En clave nacional, el asunto también salpica a Alberto Núñez Feijóo, que fue el mentor político de Rueda y aún conserva gran influencia en Galicia. El caso pone en entredicho los mecanismos internos del partido para detectar y actuar ante situaciones delicadas, especialmente cuando afectan a altos cargos. Feijóo, que mantiene un discurso duro contra la corrupción y exige responsabilidades en otros gobiernos, podría verse obligado a pronunciarse.
Una legislatura bajo presión
El segundo mandato de Rueda ha arrancado con fuerza institucional, pero también con un clima político más tenso. El caso Villares añade ruido a una legislatura marcada por el debate sobre la financiación autonómica, el estado del sistema sanitario gallego y la relación con el Gobierno central. En este contexto, el presidente de la Xunta deberá demostrar no solo solvencia en la gestión, sino también firmeza en la crisis.
Rueda ha apostado por mantener la calma y evitar declaraciones precipitadas. Su estilo, más sobrio que el de su antecesor, busca preservar la institucionalidad por encima de las disputas partidistas. Pero este caso ha demostrado que la estabilidad puede tambalearse en cuestión de días.
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