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Un hombre sentado hablando con las manos levantadas, a su lado el escudo del Athletic Club de Bilbao y en la esquina superior izquierda la imagen de otro hombre mayor con gafas y traje.
INVESTIGACIÓN

El poder de Neguri en el Athletic: El ‘presi’ Uriarte, hijo del gran banquero del BBVA

El padre de Uriarte fue consejero del Gobierno Vasco, pactó el Concierto Económico y fue mano derecha de Sánchez Asiaín

El Athletic Club vive un gran momento. Ganó la Copa del Rey en 2024 y va a volver a la Champions League en 2025. La afición está ilusionada para alegría de su presidente, Jon Uriarte. Este empresario juega con tiempo y estrategia para asegurar su reelección en 2026. 

Lo hace con poder familiar, aliados políticos como el PNV y una batalla abierta contra Joan Laporta. Del choque contra su homólogo culé ha salido vivo tras renovar a Nico Williams. Y eso, dicen en Bilbao, le puede ayudar a la ganar la reelección en 2026. Eso sí, mientras él gestiona el Athletic, su histórico padre, Pedro Luis Uriarte, le echa una mano en los negocios. 

El poder del Neguri

Pedro Luis Uriarte Santamarina (Bilbao, 1943) es un nombre clave de la política y la banca vasca. Uriarte sénior es hoy presidente de la compañía que fundó su hijo, All Iron Group. En ella compró hace 3 meses algo más de 90.000 euros en acciones el mismo día que la empresa anunciaba que ganó 12 millones de euros en 2024. 

En las espaldas de este veterano empresario reside una gran mochila económica y política. Uriarte sénior estudió Ciencias Empresariales y Derecho en Deusto, cantera de los cachorros que pueblan Neguri y detentan buena parte del poder en Euskadi.

Tras pasar por varias compañías radicadas en Euskadi, fichó por el Banco Bilbao y se convirtió en el hombre fuerte del presidente José Ángel Sánchez Asiaín, también criado en Deusto. Él es el padre de la fusión de los bancos Bilbao y Vizcaya de 1988 (lo cual alumbraría lo que hoy es BBVA). Fue muy osado al intentar asaltar en 1987 el Banesto (lo cual abonó el ascenso de Mario Conde).

Pedro Luis Uriarte tenía en 1980 un gran puesto en el banco bilbaíno. No obstente, el PNV tocó a su puerta a través de Sánchez de Asiaín con el fin de convertirse en el primer consejero de Economía y Hacienda del Gobierno vasco. Y también en el negociador con Madrid del Concierto Económico de Euskadi. "En 1980 yo tenía lo que mi madre consideraba un puestazo en Banco de Bilbao".

"Imagínate, con 37 años me nombraron director del área de negocio más importante entonces, el País Vasco. Los otros directores regionales tenían más de cincuenta años. Un día me llama el presidente del banco, José Ángel Sánchez Asiaín. Me dice que ha hablado con Carlos Garaicoechea (el lehendakari) porque está buscando a una persona para formar parte del Gobierno vasco como consejero de Economía y Hacienda. Y que sus requisitos son que sea trabajadora, honrada y que además pueda negociar el Concierto Económico", asegura. 

Hombre mayor con gafas y camisa azul mirando a la cámara en un entorno de oficina
Pedro Luis Uriarte. | EP

El padre del presidente del Athletic no tuvo opción de pensarse la oferta.  "No me dio opción a negarme. Fue una imposición en toda regla. Así es, pero estábamos en una situación crítica y había que dar un paso al frente. Empezó mi carrera política. Negocié, entre otros, con dos grandes políticos, Jaime García Añoveros, entonces ministro de Hacienda, y Rodolfo Martín Villa".

"La negociación duró meses y meses. Era un tema muy complejo que te obligaba a exprimirte las neuronas constantemente. La etapa política fue durísima, pero me vino muy bien. Aprendí a negociar y a distinguir que existía una enorme gama de grises". 

No era la primera vez que a Uriarte le señalaban como negociador. Y es que, en declaraciones a El Mundo en 2002, negó que él autorizase ni diese su visto bueno a que el banco autorizase pagos a ETA por el impuesto revolucionario. Aquellos eran tiempos duros. Cabe recordar que la banda abertzale asesinó en 1977 a Javier Ybarra, ligado a la familia que apuntalaba el Banco Vizcaya. 

Tras llevar la negociación a buen puerto y finalizar la legislatura, Uriarte regresó al mundo empresarial para convertirse en vicepresidente del Banco Bilbao para seguir a la sombra de Sánchez Asiaín. Él, en 1990, se hizo a un lado para presidir la Fundación BBVA y el Patronato del Prado. Los desvelos político-financieros de Uriarte le sirvieron para que el PNV lo eligiese en 2007 como primer presidente de Innobasque, la agencia vasca de innovación.

Hoy sigue activo y desde el pasado año ejerce como presidente de la compañía que fundó su hijo tras haber dado un pelotazo previo. 

El hijo se acerca a la reelección gracias a Nico Williams

Su hijo Jon Uriarte Uranga (Bilbao, 1979) es licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad de Deusto, donde también cursó un máster en Financial Management. Inició su carrera profesional en Londres como analista en Merrill Lynch y, en 2005, se incorporó a Morgan Stanley, especializándose en fusiones y adquisiciones, LBO y banca privada.

En 2009, Jon Uriarte fundó Ticketbis. Una plataforma para comprar y vender entradas. En 2016 la vendió a eBay por 165 millones de dólares. Fue un gran pelotazo. Tras eso, creó All Iron Group, un fondo de inversión. También fundó empresas en turismo y construcción. Pero nunca ha estado solo. Siempre ha tenido a su lado capital, influencia y las puertas que le abría su padre. 

Por sorpresa, Uriarte hijo ganó las elecciones del Athletic en 2022. Fue el más votado con un 46,71%. Prometió traer de vuelta a Ernesto Valverde. Y cumplió. En tres años, el club ha pasado de la media tabla a Europa. Ha ganado un título tras 40 años. Y ha vuelto a la Champions.

Hombre con saco marrón hablando en una conferencia de prensa con fondo de logotipos y una botella de refresco sobre la mesa
Jon Uriarte. | EP

Es evidente que su figura crece. No solo por los resultados. También por su estilo. Tranquilo, directo, empresarial. Pero hay algo más detrás. Porque en Bilbao todos hablan de Nico Williams. Ídolo de la afición, campeón de Europa con España y deseado por el Barça. Pero Uriarte se negó a los deseos de Laporta y salió victorioso.  En clave electoral, es un golpe maestro. La afición lo apoya. La oposición, si la hay, no tiene con qué responder.

Lo cierto es que su pulso con el Barça va más allá de Nico. En 2025, el Consejo Superior de Deportes permitió al club catalán inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor. Ambos pudieron jugar la Supercopa contra el Athletic. Al favor gubernamental al Barça, Uriarte reaccionó con dureza. Llamó a la situación "esperpéntica" y criticó la intervención política.

Desde el entorno blaugrana no se callaron. Joan Gaspart, expresidente del Barça, lanzó una acusación velada. Dijo que hace una década, cuando él vicepresidía la RFEF, el Athletic se había salvado del descenso por causas que "se llevaría a la tumba". Fue una bomba.

Un 'acercamiento' al poder político

En 2022, el PNV no lo apoyó. Su candidato era Ricardo Barkala, que quedó tercero. Pero eso ha cambiado. El Athletic es un símbolo para el partido. Y Uriarte es eficaz. Ha llevado al club al éxito. Ha evitado conflictos con la afición. Ha modernizado la gestión. Y tiene capital e influencia.

El acercamiento entre Uriarte y el PNV ya es un hecho. Si hay reelección en 2026, no sería raro que el partido lo respaldara.  Para ellos, un Athletic fuerte es también una herramienta de país.

Las elecciones están previstas para junio de 2026. Pero la Junta podría adelantarlas. Si Uriarte espera hasta el final, la oposición lo tendrá difícil. Con el club en Champions y sin crisis internas, será casi imposible que surja una alternativa sólida. Por ahora, no ha dicho si se presentará otra vez. Pero sus actos lo insinúan. Su discurso es de continuidad. Sus fichajes, de consolidación. Su gestión, de largo plazo.

Hombre de camisa azul hablando en un podio con dos micrófonos y un fondo que muestra el texto HAUTESKUN 2022
Jon Uriarte en 2022. | EP

Jon Uriarte no es solo presidente de un club. Es hijo de una élite. Emprendedor respaldado por fortuna familiar. Aliado de sectores políticos. Y, ahora, enemigo abierto del Barça de Laporta y también distante del Real Madrid de Florentino Pérez

Ha sabido usar el Athletic como plataforma de poder. Ha convertido a un club tradicional en un escaparate de gestión moderna. Y ha tejido una red que va del vestuario a los despachos institucionales.

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