
Los ministros de Hacienda y sus escándalos desde la Transición: De Boyer a Montoro
Las acusaciones judiciales al exministro de Hacienda del PP Montoro reavivan los casos de los del PSOE Solchaga o Solbes
Las recientes acusaciones judiciales contra el exministro de HaciendaCristóbal Montoro han reavivado una de las sospechas más persistentes en la historia política reciente española. La utilización del Ministerio de Hacienda como una herramienta de presión desde el poder.
El exministro está imputado por supuestamente haber favorecido, durante su etapa en el Gobierno, a empresas privadas que contrataban a su antigua consultora, Equipo Económico, mediante la elaboración de normas fiscales a medida.
Esta presunta trama de tráfico de influencias ha generado una fuerte reacción mediática y política. No solo por la gravedad de los hechos, sino porque encajaría con un patrón que muchos periodistas y empresarios vienen denunciando desde hace años.

Al hilo de este escándalo, cada vez más voces señalan que Hacienda es un nicho de poder capaz de ejercer una presión silenciosa pero efectiva. Especialmente sobre medios de comunicación, figuras críticas y sectores económicos no alineados con el Gobierno de turno.
La sombra de Montoro, en este contexto, simboliza la peligrosa confusión entre autoridad fiscal y voluntad política. Desde 1975 hasta hoy, el Ministerio de Hacienda ha sido una de las carteras más estratégicas del Gobierno español. Pero su enorme poder ha estado a menudo acompañado de polémicas, escándalos judiciales y rumores persistentes de utilización política del aparato fiscal.
Primeros años: La Hacienda de la Transición
Durante la Transición, algunos ministros como Juan Miguel Villar Mir (1975-76), Eduardo Carriles (1976-77), Francisco Fernández Ordóñez (1977-79) y Jaime García Añoveros (1979-82) mantuvieron un perfil eminentemente técnico.
Su gestión se centró en estabilizar la economía en un momento de incertidumbre política. No se conocen escándalos específicos ligados a sus mandatos. Aunque años después Villar Mir sería investigado por su supuesta implicación en la trama Lezo, vinculada a la gestión del Canal de Isabel II.

En aquel tiempo ya circulaban rumores sobre el uso selectivo del aparato fiscal para controlar sectores estratégicos. Aunque no documentado, ese fantasma ha planeado desde entonces sobre Hacienda. Alimentado por la opacidad de sus procedimientos y el poder discrecional que se otorga al Ministerio.
Miguel Boyer (1982-1985): Rumasa, Preysler y supuestas presiones a periodistas
El que fuera el primer ministro económico del PSOE de Felipe González, Miguel Boyer, protagonizó dos grandes polémicas. La más notoria fue la expropiación del holding Rumasa en 1983, propiedad de José María Ruiz-Mateos.
Aunque los tribunales avalaron la medida, el enfrentamiento entre ambos se convirtió en un escándalo mediático. Ruiz-Mateos lanzó una ofensiva pública contra Boyer, incluidas campañas publicitarias y ataques personales.

Paralelamente, su romance con Isabel Preysler ocupó las portadas de la prensa rosa. Boyer dimitió en 1985, oficialmente, por diferencias dentro del Gobierno. Sin embargo, periodistas veteranos sostienen que desde Hacienda "se lanzaron amenazas veladas de inspecciones fiscales a los medios que indagaban en su vida privada".
Aunque nunca judicializado, este episodio consolidó la sospecha de que Hacienda podía ser usada como herramienta de presión sobre la prensa. Una práctica que otros ministros "repetirían años después con mayor intensidad", según algunas voces.
Carlos Solchaga (1985-1993): La “cultura del pelotazo” y el caso Ibercorp
Solchaga, representante del ala liberal del PSOE, fue uno de los ministros más influyentes de la era González. Su famosa frase “España es el país donde es más fácil hacerse rico” marcó el espíritu de la época. Y reflejó una permisividad con la especulación que muchos criticaron.

En 1992 estalló el caso Ibercorp. El gobernador del Banco de España, Mariano Rubio –íntimo amigo de Solchaga–, fue acusado de utilizar información privilegiada para lucrarse. Aunque Solchaga no fue imputado, su cercanía a Rubio y su implicación política en el diseño del sistema financiero generaron una fuerte presión. En 1993, presentó su dimisión como ministro.
El caso Ibercorp alimentó la percepción de una Hacienda complaciente con las élites económicas y desconectada del control ciudadano. Además, dejó patente la fragilidad institucional cuando se mezclan la política, los mercados y las amistades personales.
Pedro Solbes (1993-1996 y 2004-2009): Oro vendido y puertas giratorias
Pedro Solbes, economista de carrera y excomisario europeo, no enfrentó acusaciones personales de corrupción. Sin embargo, algunas decisiones bajo su responsabilidad generaron controversia. Entre 2005 y 2007, durante la presidencia de Zapatero, el Banco de España vendió más del 40% de las reservas nacionales de oro.
El propio Solbes defendió que se trataba de una decisión técnica, basada en recomendaciones internacionales.

Pero poco después, el precio del oro subió exponencialmente, y se estima que el Estado perdió más de 1.500 millones de euros. A ojos de muchos, se trató de un error estratégico que debilitó la posición financiera del país antes de la gran recesión.
Tras dejar el cargo, Solbes fue nombrado consejero de Enel, la eléctrica italiana dueña de Endesa. Este paso, aunque legal, fue muy criticado por considerarse una “puerta giratoria”, ya que Endesa había sido una empresa regulada por su ministerio.
Elena Salgado (2009-2011): Déficit oculto y fichaje exprés
Ministra durante los años más duros de la crisis financiera, Elena Salgado fue señalada por la oposición por supuestamente haber ocultado el déficit real de las cuentas públicas en 2011. Justo antes de las elecciones que dieron paso al Gobierno de Mariano Rajoy. Aunque no se presentaron cargos, las acusaciones enturbiaron su salida del Gobierno.

La polémica se intensificó cuando, tres meses después de abandonar el Ejecutivo, fue fichada por Endesa Chile. La operación no vulneró la normativa de incompatibilidades, pero levantó dudas éticas sobre la independencia de los responsables públicos respecto a las empresas que regulan.
Rodrigo Rato (1996-2000): Éxito económico, caída judicial
Vicepresidente económico y símbolo de la entrada de España en el euro, Rodrigo Rato dejó el Gobierno en 2004 con prestigio. Sin embargo, años después protagonizó uno de los escándalos más graves de la democracia.
Como presidente de Caja Madrid y luego de Bankia, fue condenado por el uso de tarjetas opacas para gastos personales (tarjetas ‘black’). También por fraude fiscal tras descubrirse que ocultaba patrimonio en el extranjero. Ingresó en prisión en 2018.

Durante su etapa como ministro, el caso Gescartera –trama de fraude financiero– afectó a colaboradores suyos. También al entonces secretario de Estado de Hacienda, Estanislao Rodríguez-Ponga, hombre de confianza de Cristóbal Montoro.
Cristóbal Montoro (2000-2004 y 2011-2018): Amnistía fiscal y una grave imputación
Montoro es, sin duda, el ministro de Hacienda más controvertido de la democracia. En 2012 impulsó una amnistía fiscal que permitió regularizar capitales ocultos en el extranjero pagando solo un 10% de impuestos. En 2017, el Tribunal Constitucional anuló la medida por inconstitucional.
Pero el verdadero escándalo fue su utilización del poder fiscal para amedrentar a medios de comunicación. Periodistas como Javier Chicote (ABC) y Carlos Alsina (Onda Cero) denunciaron presiones directas por investigar a su antiguo despacho, Equipo Económico. Hacienda llegó a examinar cuentas personales y herencias familiares con ánimo punitivo, según los testimonios.

Ahora Montoro ha sido imputado por presuntamente haber favorecido a empresas que pagaban a su consultora. Se investiga si se modificaron leyes fiscales a medida para esos clientes, lo que supondría una trama de corrupción institucional sin precedentes.
La causa sigue abierta y puede marcar un antes y un después en la relación entre política y poder fiscal.
María Jesús Montero (2018-actualidad): Una Hacienda bajo la lupa
Desde su llegada al Gobierno en 2018, María Jesús Montero ha mantenido un perfil técnico y estable. No se le conocen causas judiciales de momento, aunque su figura ha estado rodeada de polémica por su reacción al 'caso Koldo'. Y, en especial, por su intento de desvinculación con Santos Cerdán.

En un contexto marcado por la desconfianza hacia la Agencia Tributaria, su gestión ha sido valorada por no haber reproducido los excesos de etapas anteriores. Su principal desafío sigue siendo reforzar la independencia y credibilidad institucional del Ministerio.
Rumores persistentes: Hacienda como instrumento político
Desde hace décadas ha sido constante el rumor de que Hacienda se utiliza para presionar a enemigos políticos, empresarios incómodos o medios críticos. Aunque difícil de demostrar judicialmente, los testimonios de periodistas y los casos documentados durante el mandato de Montoro refuerzan esta hipótesis.
El caso actual contra Montoro podría confirmar por primera vez que Hacienda fue utilizada no solo para recaudar, sino como una máquina de poder paralelo, al servicio de determinados intereses privados y partidistas.
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