Los 'dudosos' negocios y deudas de las Clarisas de Belorado tras su excomunión
Las exmonjas han intentado mitigar sus problemas económicos vendiendo artículos en internet y criando perros ilegalmente
Este 2024, el Monasterio de Santa Clara de Belorado (Burgos) se convertía en el centro de una controversia que ha captado la atención tanto a nivel nacional como internacional.
La comunidad de monjas clarisas, una orden religiosa de clausura, ha estado inmersa en una serie de problemas económicos y decisiones empresariales. Estas llevaron a una ruptura con la Iglesia Católica y su excomunión.
La ruptura de las clarisas de Belorado con la Iglesia Católica se basa en gran parte en el dinero. Todo empezó con una serie de decisiones arriesgadas que la comunidad tomó en un intento de asegurar su sostenibilidad económica.
El principal detonante fue una fallida operación inmobiliaria. En ella, las monjas intentaron vender su convento en Derio para financiar la compra de otro en Orduña.
Este plan, que requería un desembolso inicial de 1.200.000 euros, no fue aprobado por la Santa Sede. Esto provocó tensiones con el arzobispado de Burgos.
La negativa de la Iglesia a autorizar la venta del convento de Derio y la imposibilidad de pagar la primera cuota de 75.000 euros encendieron la chispa que llevó al cisma.
Antes de estos eventos, la situación financiera de las clarisas ya era precaria. Las cuentas de la comunidad mostraban un agujero económico considerable, con deudas que superaban los 35.000 euros, repartidas entre facturas pendientes y nóminas no pagadas.
Además, se descubrió que la comunidad operaba un criadero de perros sin licencia. Esto no solo complicó aún más su situación legal, sino que también deterioró su imagen pública.
El papel del ‘falso obispo’ y la Pía Unión
En su intento de encontrar una solución fuera del ámbito eclesiástico tradicional, las clarisas de Belorado buscaron la guía de Pablo de Rojas. Un supuesto obispo que había sido excomulgado en 2019.
De Rojas, junto con su acólito José Ceacero, un excoctelero convertido en líder espiritual, formaban parte de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli. Esta es una organización sedevacantista que rechaza la autoridad delPapa Francisco y las reformas del Concilio Vaticano II.
Bajo la tutela de este grupo, las monjas decidieron separarse formalmente de la Iglesia Católica en mayo de este año. Esto culminó en su excomunión un mes después.
Sin embargo, el liderazgo de de Rojas y Ceacero no ha proporcionado la estabilidad económica que las monjas buscaban. A pesar de sus promesas de apoyo, la situación financiera de las exmonjas no ha mejorado. De hecho, ahora se enfrentan a una batalla legal con el arzobispado, que ha cuestionado la legitimidad de su posesión de los inmuebles y ha amenazado con un posible desahucio.
Las consecuencias económicas y legales
La decisión de las clarisas de Belorado de abandonar la Iglesia Católica y unirse a una organización sedevacantista ha tenido serias repercusiones legales y económicas. La propiedad del convento de Santa Clara, así como la del convento de Derio y el inmueble en Orduña, está en disputa.
Según la legislación canónica y civil, estos bienes pertenecen a la comunidad religiosa reconocida por la Iglesia. Es decir, las cinco monjas que no fueron excomulgadas y otras tres que siguen siendo parte de la comunidad, aunque no residan en el convento.
El arzobispado de Burgos ha señalado que las exmonjas podrían enfrentar un proceso de desahucio. Aunque hasta ahora no se han iniciado acciones legales en esa dirección.
Mientras tanto, las exmonjas han creado una sociedad civil para gestionar los inmuebles, argumentando que esta entidad tiene el control legítimo de las propiedades. Esta situación ha creado un limbo legal que deberá resolverse en los tribunales.
Las exmonjas han intentado mitigar su precaria situación económica a través de la venta de artículos religiosos en plataformas de internet como Wallapop y Todocolección. Entre los productos ofrecidos estaban casullas litúrgicas, que llegaron a venderse por precios alrededor de los 250-270 euros.
Sin embargo, estas ventas rápidamente generaron polémica y atrajeron la atención mediática, lo que llevó a la retirada de los artículos de los sitios web. Este esfuerzo comercial refleja la desesperación de las monjas por encontrar fuentes de ingreso tras su ruptura con la Iglesia Católica.
El impacto mediático y social
El cisma de las clarisas de Belorado no ha pasado desapercibido en los medios de comunicación. La comunidad ha aparecido en programas de televisión y ha sido objeto de intensa cobertura mediática.
Algunos ven a las monjas como víctimas de una persecución injusta por parte de la Iglesia. Mientras que otros las acusan de haber caído en las manos de un grupo sectario.
A pesar de la controversia, las exmonjas han mantenido su decisión de separarse de la Iglesia Católica, defendiendo su posición como un acto de fe y convicción.
Sin embargo, el futuro de la comunidad sigue siendo incierto, tanto en términos económicos como espirituales. Con un panorama financiero complicado y una batalla legal en ciernes, las exmonjas de Belorado enfrentan un desafío monumental en su intento de mantener su estilo de vida y su independencia.
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