El 'nuevo Vaticano' del Papa Francisco lucha contra las críticas conservadoras
LAS ÚLTIMAS REFORMAS DEL PONTÍFICE HAN PROVOCADO TENSIONES EN EL 'ALA DURA' DE LA IGLESIA CATÓLICA
Tal y como ya informó elcierredigital.com la semana pasada, el giro progresista del Papa Francisco en la Iglesia Católica generó la reacción de unas monjas españolas. Se trata de las Clarisas de Belorado y Orduña (Burgos y Bizkaia respectivamente), que cuentan con 16 religiosas. Esta comunidad tomó recientemente la decisión de abandonar la Iglesia Católica. Las monjas de estos dos conventos han decidido ponerse a las órdenes del autodenominado obispo Pablo de Rojas Sánchez-Franco y su Pía Unión de San Pablo Apóstol, una supuesta ‘secta’ semejante a la de El Palmar de Troya.
Este grupo de monjas clarisas son bastante conocidas en el país por ser requeridas como reposteras por varios de los mejores chefs españoles.
Esta drástica decisión tiene que ver con la frustrada venta de un convento vacío que estas monjas clarisas tienen en propiedad, el monasterio de Derio. Con el resultado de esa operación las religiosas querían comprar el monasterio de Orduña, sin embargo, Roma decidió bloquear la solicitud de venta de este convento. Sin esta venta, las monjas no podían hacer frente al millón de euros que quedó pendiente para hacerse con el monasterio de Orduña.
En los últimos días, a través de entrevistas en televisión y publicaciones en Instagram, las monjas clarisas han dejado claro que no han sido secuestradas y que simplemente buscan “ser fieles a la verdad de Cristo”.
Sin embargo, han endurecido su postura al negar la autoridad de Francisco como legítimo sucesor de Pedro. Una de las monjas incluso ha afirmado que el Papa no puede excomulgarlas porque no es Papa, ya que es considerado “hereje”.
De esta manera, los últimos movimientos progresistas de Francisco, en un intento por abrir integrar más a la Iglesia Católica en la sociedad, parecen haberle generado problemas en el seno de la institución con algunos grupos reticentes a la idea progresista del Pontífice. La salida de las Clarisas de Belorado y Orduña parece ser parte de una vuelta a los postulados de la Iglesia anteriores al Concilio Vaticano II, en un intento de restablecer la ‘autenticidad’ de la Iglesia católica.
A través de mensajes en las redes sociales, las monjas han expresado su descontento con la cúpula episcopal y con la Santa Sede, e incluso han llegado a acusar de persecución a sus superiores. Así las cosas, son cada vez más las voces que señalan que este proceso puede ser mucho más que una simple disputa sobre la venta de conventos, mostrando una profunda división con la Iglesia actual y una visión nostálgica del pasado, una visión que también comparten otros obispos considerados ultraconservadores en Estados Unidos, que aglutina a la mayoría de grupos críticos con el Pontífice.
Cuando las Clarisas de Belorado y Orduña niegan la capacidad del Papa Francisco para tomar decisiones, se refieren a un manifiesto católico que cuestiona la autoridad del Pontífice y apoya a un falso obispo excomulgado, el mencionado Pablo de Rojas Sánchez-Franco y su Pía Unión de San Pablo Apóstol. Una supuesta ‘secta’ semejante a la de El Palmar de Troya, como ya explicó el teólogo experto en grupos sectarios Luis Santamaría en conversaciones con este medio.
De esta manera, las clarisas han evidenciado la ruptura entre la iglesia tradicional y el giro progresista del ‘nuevo Vaticano’ impulsado por el Papa. Como venimos mencionando, la crítica a las reformas de Francisco no llega solo desde las Clarisas de Belorado y Orduña, también desde Estados Unidos, donde numerosos grupos religiosos de corte ultraconservador mantienen una ‘pugna’ con las nuevas reformas del Pontífice.
La división en la Iglesia Católica tras las reformas del Papa Francisco
Tanto este grupo de monjas españolas como los grupos norteamericanos enfrentados con las nuevas reformas del Vaticano suelen llamar al Papa "Bergoglio" en tono despectivo, pues no lo reconocen como legítimo representante de la Iglesia, algo parecido a las palabras utilizadas por Santiago Abascal en 2020, que se refirió al Pontífice como “ciudadano Bergoglio”. Aunque siguen perteneciendo a la Iglesia Católica, las clarisas afirman que no reconocen a los últimos Papas y defienden la validez de la misa tradicional.
Por otra parte, la relación conflictiva entre Francisco y la facción ultraconservadora de la Iglesia católica en Estados Unidos también ha sido polémica en los últimos años.
El pontífice decidió a finales del pasado 2023 ‘desalojar’ a dos críticos prominentes, el cardenal Burke y el obispo Strickland, quienes se oponían abiertamente a sus reformas y enfoques progresistas. Raymond Leo Burke fue expulsado de su residencia en el Vaticano y Joseph Strickland fue destituido como obispo de Tyler (Texas).
En este sentido, las acciones disciplinarias del Papa se interpretaron como un intento de contener la resistencia dentro de la institución, especialmente por parte de aquellos que defienden una interpretación más conservadora y estricta de las doctrinas católicas.
Las reformas que más tensión han generado entre conservadores y el Papa han sido las relacionadas con la posición de la Iglesia ante la comunidad LGTBI y la inclusión de los laicos en la institución. Como consecuencia de los recientes cambios, el ala dura de la Iglesia en EEUU ha ganado influencia en la jerarquía eclesiástica y representa un desafío para el liderazgo de Francisco.
Las críticas, tanto públicas como en redes sociales, han llevado al Papa a tomar medidas disciplinarias contra los opositores más destacados, en un intento por garantizar la unidad y la autoridad de la Iglesia bajo su liderazgo.
La respuesta del Pontífice a las críticas conservadoras
Ante las críticas que han suscitado en Estados Unidos las reformas de Francisco, ahora se ha conocido que el Pontífice concedió a finales de abril una entrevista con el medio CBS, donde mencionó que sus críticos conservadores en la Iglesia Católica Apostólica Romana en Estados Unidos “tienen una actitud suicida”.
Durante el encuentro se le preguntó al Pontífice sobre la reacción conservadora hacia su papado, Francisco explicó que para él, un conservador se aferra a algo “sin querer ver más allá”.
Al parecer, durante la entrevista ofrecida por el Pontífice, que saldrá a la luz este domingo, el Pontífice ha respondido a la oposición dentro de la Iglesia manteniendo su enfoque progresista, incluyendo la aceptación de los católicos LGBTQ+ y su postura sobre inmigración y cambio climático. Además, el Papa ha descrito a sus críticos como retrógrados que han sustituido la fe por la ideología.
Con más de diez años como líder de la Iglesia católica, numerosas voces señalan que el Pontífice enfrenta el desafío de mantener unidos a los 1.300 millones de fieles en todo el mundo ante el debilitamiento de su imagen en EEUU tras las críticas de los conservadores.
Desde la muerte de Benedicto XVI, la presión sobre Francisco ha aumentado, especialmente después de su decisión de permitir a los sacerdotes bendecir a parejas homosexuales en ciertas circunstancias. Hay sectores que buscan destituir a Francisco, pero él, a sus 87 años, se mantiene firme en su posición, siempre y cuando su salud lo permita.
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