
Los intereses de Zapatero penetran con China en España: Claves del contrato con Huawei
El contrato de Interior con la empresa china para gestionar escuchas de la Policía en España ha provocado enfado en EEUU
La sombra de las grandes potencias tecnológicas, China y Estados Unidos, se proyecta con fuerza sobre el corazón del Estado español. En abril de este año, el Ministerio del Interior adjudicó a Huawei un contrato de 12,3 millones de euros. La empresa china, vetada en varios países por motivos de seguridad, gestionará y almacenará las escuchas judiciales de la Policía y la Guardia Civil.
La decisión ha generado inquietud entre expertos en ciberseguridad y analistas internacionales. Les preocupa el papel creciente de empresas vinculadas al Estado chino en sistemas estratégicos españoles.
Con este contrato, Huawei espera retornar a la senda de los beneficios tras sufrir pérdidas por 4 millones de euros en España en 2024.
Excluidos previamente en otras adjudicaciones
La adjudicación llega a pesar de que España excluyó a Huawei de la infraestructura 5G. Esta medida siguió las recomendaciones de la Unión Europea y Estados Unidos. Sin embargo, la compañía nunca desapareció por completo del mapa.
Y es que ha seguido participando en licitaciones relacionadas con la interceptación de comunicaciones. Este campo es crítico por su impacto en la soberanía y la seguridad nacional.
Huawei opera bajo leyes chinas que obligan a colaborar con los servicios de inteligencia. La Ley de Inteligencia Nacional de 2017 y la Ley de Ciberseguridad de 2016 imponen esa obligación a empresas públicas y privadas. En la práctica, Huawei debe dar acceso a los datos que maneja si las autoridades chinas lo exigen. Aunque estas leyes tienen un ámbito formalmente interno, muchas agencias occidentales temen que su alcance sea internacional.

El Gobierno español defiende la legalidad y seguridad de los procedimientos. Asegura que los datos siguen bajo control nacional. Sin embargo, fuentes del Centro Criptológico Nacional admiten que es difícil garantizarlo. Especialmente si la empresa extranjera responde a otro Estado. Incluso podría haber acceso indirecto a la información sensible.
Zapatero, 'think tanks' y nexos de influencia
El debate se vuelve político con la aparición de figuras como José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente del Gobierno español promueve el Gate Center, un centro de pensamiento con vínculos con sectores del Partido Comunista Chino. En ese contexto, algunos analistas mencionan al empresario Fangyong Du, conocido como 'Miguelito'. Lo ven como figura clave en el contacto entre Huawei y sectores del poder político español.

En 2021, por ejemplo, Du actuó como intermediario entre Huawei y actores relacionados con el caso Koldo, como Víctor de Aldama, cuya consultora fue contratada por la empresa. Así lo indican informes del CNI.
Aunque no hay pruebas claras de irregularidades, la acumulación de intereses políticos, tecnológicos y empresariales en torno a China ha reabierto el debate. Muchos advierten sobre la dependencia creciente de España respecto a países con regímenes autoritarios.
Estados Unidos: un socio vigilante y también dominante
Mientras crecen las críticas hacia China, algunos expertos señalan un desequilibrio en el discurso en relación con Estados Unidos. Como la mayoría de países europeos, España utiliza servicios en la nube de Amazon, Microsoft o Google. Todas estas empresas están sujetas a las leyes de EE. UU. Entre ellas, la Cloud Act. Esta norma permite al Gobierno estadounidense acceder a datos almacenados en cualquier servidor del mundo.
Desde las filtraciones de Edward Snowden en 2013, Europa alerta sobre una fuerte dependencia tecnológica respecto a Washington. Mientras se critican las leyes chinas, se suele ignorar el control que ejercen agencias como la NSA. Estas operan con ayuda, voluntaria o forzada, de tecnológicas estadounidenses activas en Europa.
Más allá de Huawei
El caso de Huawei no es el único. Telefónica mantiene acuerdos con empresas chinas para mantenimiento y cableado. La Seguridad Social usa cabinas de red de origen asiático que gestionan datos médicos y laborales de millones de personas. Esta dependencia tecnológica se repite en sectores como energía, transporte o fiscalidad.
Ante este escenario, tanto la OTAN como la UE han advertido sobre China. En documentos recientes, como el Concepto Estratégico de Madrid (2022) y la Brújula Estratégica de la UE (2022), se la califica como un "desafío sistémico". Alertan del riesgo de depender de países que no comparten los valores occidentales.
Para muchos, el verdadero problema no es Huawei ni Amazon. El gran punto débil es la falta de una política firme de soberanía digital. Mientras Francia y Alemania impulsan infraestructuras propias en almacenamiento, telecomunicaciones y ciberdefensa, España no lidera un debate estratégico.
El PP también le abrió las puertas a China y tiene un acuerdo con el partido
Las relaciones entre España y China han evolucionado de forma discreta pero constante durante las últimas dos décadas, tanto en el plano económico como en el político. Uno de los hitos menos conocidos fue el acuerdo de cooperación firmado en 2013 entre el Partido Popular (PP) y el Partido Comunista de China (PCCh).

La firma, impulsada por Esteban González Pons en representación del PP, se produjo en el marco de una serie de encuentros organizados por el Departamento Internacional del Comité Central del PCCh. El acuerdo contemplaba el intercambio de experiencias en gobernanza, formación política y cooperación institucional.
Aunque este tipo de pactos no son exclusivos del PP, el caso español resulta llamativo. Cabe recordar que el acuerdo sigue vigente. Y ha facilitado visitas bilaterales, seminarios conjuntos y canales de interlocución directa.
A nivel estatal, España mantiene desde hace años una relación pragmática con China, basada en intereses comerciales y estratégicos. Las exportaciones e inversiones, especialmente en sectores como energía, infraestructuras y tecnología, han crecido de forma sostenida.
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