
Vuelve Leire Pajín, la ministra de Zapatero: Apoya a Sánchez tras 'enchufarla' en EEUU
Fuera del foco desde 2012, la exministra de Sanidad ahora eurodiputada vive en Barcelona y sale en defensa del sanchismo
Tras más de una década alejada de la política nacional, Leire Pajín (San Sebastián, 1976) ha regresado al primer plano. Lo ha hecho tras firmar un manifiesto en defensa de la continuidad del Gobierno de Pedro Sánchez. El documento, hecho público el lunes 21 de julio y difundido durante el 22, denuncia lo que califica de “campaña de acoso y derribo” impulsada por sectores conservadores. La actual eurodiputada del PSOE culmina así un silencioso pero calculado retorno al tablero político.
Exministra de Sanidad durante el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Pajín abandonó la primera línea en 2012 para ocupar cargos técnicos en organismos internacionales, como la Organización Panamericana de la Salud o el Instituto de Salud Global.
Su vuelta al Parlamento Europeo en 2024, de la mano de Pedro Sánchez, marca el reencuentro de una figura clave del zapaterismo con el poder. Fiel al actual liderazgo, Pajín se ha alineado recientemente con el presidente firmando el manifiesto público en defensa de la continuidad del Gobierno frente a las presiones judiciales y mediáticas.
Nacida en San Sebastián en 1976, pero criada en Benidorm, su biografía comienza temprano en la política. Empujada por una familia socialista de pura cepa: su madre, Maite Iraola, fue concejal del PSOE, y su padre, José María Pajín, asesor de la Subdelegación del Gobierno en Alicante.
Desde joven se vinculó a las juventudes del partido y a movimientos estudiantiles universitarios. Con solo 24 años fue elegida diputada nacional por Alicante, convirtiéndose en una de las apuestas de renovación del PSOE a comienzos del siglo XXI.
La carrera política de Pajín se aceleró durante los años de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En 2004 fue nombrada secretaria de Estado de Cooperación Internacional, un cargo desde el que tejió relaciones en organismos multilaterales, especialmente en América Latina.

Cuatro años más tarde dio el salto interno a la cúpula del PSOE, convirtiéndose en secretaria de Organización del partido. Fue la mano derecha de Zapatero durante su segunda legislatura, un cargo estratégico desde el que ejercía el control sobre la maquinaria interna del partido.
El nombramiento como ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad en 2010 fue visto como la consagración de una figura en ascenso. Pero también marcó el principio de su declive político.
Una gestión marcada por la tensión y los recortes
La llegada de Leire Pajín al Ministerio de Sanidad no estuvo exenta de controversia. Para algunos fue una apuesta por el relevo generacional; para otros, una muestra del sectarismo del zapaterismo. En aquel momento, España vivía las consecuencias de la crisis financiera de 2008, y el Gobierno aplicaba duros ajustes presupuestarios para evitar un rescate.
Desde el Ministerio, Pajín impulsó medidas relevantes como la ampliación de la ley antitabaco, endureciendo su cumplimiento en espacios públicos. También avanzó en políticas de igualdad, aunque muchas de ellas quedaron diluidas ante la urgencia económica.

Uno de los momentos más tensos de su gestión llegó cuando se filtraron previsiones de recortes en el sistema sanitario. La oposición y los sindicatos la acusaron de claudicar ante Bruselas y de no proteger el modelo público de salud. Pajín, visiblemente presionada, defendía las medidas como "imprescindibles para sostener el sistema", pero su imagen quedó tocada.
Además, su nombramiento estuvo salpicado por una polémica menor pero significativa. En su biografía oficial del ministerio figuraba que era "experta en relaciones internacionales por la Universidad de Harvard", algo que más tarde se desmintió. Se trataba de un curso de formación no reglado.
El error fue retirado al día siguiente, pero el daño estaba hecho. Sectores conservadores la señalaron durante semanas como ejemplo de "inflado de currículum" y frivolidad gubernamental.
La huida técnica y el salto internacional
Tras la derrota electoral del PSOE en 2011, Pajín se mantuvo unos meses como diputada raso. En julio de 2012 abandonó el Congreso de los Diputados, y con ello, la política institucional.
Lo hizo para asumir un puesto en la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con sede en Washington, bajo el paraguas de la Organización Mundial de la Salud. Fue una retirada estratégica: salía del primer plano nacional, pero aterrizaba en un entorno técnico y con proyección internacional.

Durante una década, Pajín se mantuvo alejada del foco mediático. Asumió cargos en entidades como ISGlobal, la Fundación EU-LAC y la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS), donde trabajó de la mano con organismos de la ONU y gobiernos latinoamericanos. A ojos de muchos, había dado un paso a un plano más serio y técnico, lejos del ruido político español. Pero su círculo seguía intacto.
El círculo de Zapatero y un regreso calculado
Quienes conocen bien los entresijos del PSOE aseguran que Pajín nunca rompió lazos con su mentor político: José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente siempre la mantuvo dentro de su órbita. La relación se evidenció en 2023, cuando Zapatero fue uno de los invitados a su boda con Fernando Rodríguez, miembro de la Fundación Carmen Chacón. El enlace se celebró en Barcelona, donde viven ahora.
Allí coincidieron, además de políticos como Miguel Ángel Moratinos, altos cargos de la antigua cúpula socialista. La imagen transmitía un mensaje claro: el viejo zapaterismo seguía vivo, con una red intacta de afinidades.

Ese respaldo resultó clave cuando el PSOE la incluyó como número cuatro en su lista a las elecciones europeas de 2024. Pajín volvía a la política institucional por la puerta grande, con un escaño en Bruselas asegurado. El movimiento fue interpretado como una apuesta por recuperar perfiles solventes, discretos, pero con peso político.
Firma en defensa del Gobierno: Del europeísmo al sanchismo
Este mes de julio Pajín reapareció en los medios tras sumarse al manifiesto público de apoyo a Pedro Sánchez. Documento que fue firmado por un centenar de personalidades del PSOE, del mundo de la cultura y de la cooperación internacional.
En ese documento se alertaba de una supuesta "campaña de acoso y derribo" contra el Ejecutivo, orquestada por sectores mediáticos, judiciales y conservadores, a raíz de las investigaciones del 'caso Koldo'.
La firma de Pajín no pasó desapercibida. Más allá de la solidaridad corporativa, su adhesión reactivó el debate sobre la conexión entre el zapaterismo y el actual sanchismo. Pajín encarna, para muchos, el hilo de continuidad entre dos etapas del PSOE que comparten ciertos tics. Una visión transversal de la política internacional y, sobre todo, una desconfianza hacia sectores institucionales que consideran hostiles.
La vida actual de Pajín
La exministra socialista ejerce hoy su labor como eurodiputada en el Parlamento Europeo. Allí forma parte del grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas y participa activamente en comisiones estratégicas para Bruselas.
Es miembro de la Comisión de Desarrollo (DEVE), la delegación Euro‑Latinoamericana (DLAT) y la delegación para la Comunidad Andina (DAND). Además de suplente en Salud Pública (SANT), Asuntos Jurídicos (JURI) y Medio Ambiente (ENVI).

Hace poco intervino en debates sobre la preparación ante incendios forestales, sequías y sobre la financiación para el desarrollo.
En paralelo a su actividad política en Estrasburgo y Bruselas, Pajín ha retomado una presencia pública más visible tras mantener un perfil discreto en su etapa fuera del foco nacional. También mantiene vínculos con plataformas europeas como Casa Mediterráneo. Con esta participó en eventos sobre cooperación cultural y migración, reforzando un perfil diplomático y técnico que fortalece su consolidación en la política europea.
Una figura sin escándalos graves, pero con sombra de 'sectarismo'
Aunque nunca ha estado envuelta en grandes escándalos de corrupción, la figura de Pajín ha suscitado críticas. Tanto por su meteórico ascenso en el PSOE como por su estilo de hacer política. Sus detractores la ven como producto del aparato: una mujer leal, sin disidencias, premiada por su fidelidad. Su paso por la secretaría de Organización fue cuestionado por dirigentes regionales que la acusaban de imponer decisiones desde Ferraz sin diálogo.
Además, su gestión al frente de Sanidad coincidió con la época más convulsa de Zapatero. Esta situación alimentó la imagen de una ministra sin capacidad real para tomar decisiones y que actuaba como ejecutora de lo que dictaba el Tesoro o la Moncloa.

Hoy, desde su escaño europeo, Pajín representa a esa generación de cuadros del PSOE que se alejaron tras la caída de Zapatero. Pero que han sabido adaptarse al nuevo socialismo liderado por Sánchez. Con un perfil bajo, experiencia institucional y vínculos sólidos en el ámbito internacional, no se descarta que su nombre vuelva a sonar para futuras responsabilidades en el Gobierno o en las instituciones multilaterales.
Su trayectoria muestra un patrón clásico en el PSOE: promoción interna, gestión ministerial en un momento difícil, repliegue técnico y regreso político. Su reciente visibilidad como firmante del manifiesto en favor del Gobierno sugiere que Leire Pajín no ha dicho su última palabra en la política española.
Como tantas otras figuras de su generación, su historia no es tanto la de una retirada como la de una espera silenciosa.
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