
La condesa Ruiz de Castilla 'vuelve' a escena: Qué es de la examiga de Bárbara Rey
Cristina Ordovás fue usada por el CNI para la operación de limpieza de las cintas de la vedette y hoy su salud es débil
La vedette Bárbara Rey (Totana, 1950) ha vuelto a escena. La totanera ha ofrecido una sonada entrevista para El País en la que ha hablado sobre Yo, Bárbara, sus memorias. Esta obra verá la luz el próximo 12 de junio y realiza un repaso por la trayectoria de Bárbara Rey. En esta autobiografía podría aparecer la figura de una mujer que fue clave en la vida de la vedette. Se trata de Cristina Ordovás, condesa Ruiz de Castilla.
Aunque las unía una estrecha amistad, su relación se rompió en 1997 cuando la vedette confesó públicamente que había sido víctima de un asalto en su chalet de Boadilla del Monte. Pero ¿qué papel jugó la condesa Ruiz de Castilla en aquel episodio? ¿Qué ha sido de ella?
El ‘silencio blindado’ de la condesa Ruiz de Castilla, la examiga de Bárbara Rey
El pasado mes de septiembre la ‘relación’ entre Bárbara Rey y Juan Carlos I volvió a irrumpir en primera línea mediática después de la filtración de diversos audios y fotografías. Estas evidenciaban lo que, hasta entonces, era un ‘secreto de Estado’.
Igualmente, la publicación de este material inédito también devolvió a la palestra mediática a una mujer que formó parte del círculo de amistades más cercano a Bárbara Rey. Hablamos de Cristina Ordovás, la condesa Ruiz de Castilla.

Durante años, Cristina Ordovás fue una figura clave en la vida de la vedette. Igualmente, fue una de las mujeres más influyentes de la alta sociedad española. Sin embargo, su vida ahora es muy distinta.
Según fuentes consultadas por Elcierredigital.com, “Cristina Ordovás ha blindado su silencio. No concede entrevistas. Vive retirada del foco. Además, desde hace años, sufre varios problemas de salud”. No obstante, Elcierredigital.com se ha puesto en contacto con ella, sin éxito.
El vínculo de Bárbara Rey y Cristina Ruiz Ordovás
El nombre de Cristina Ordovás ha vuelto a la actualidad nacional ante la inminente publicación de Yo, Bárbara, las memorias de la vedette Bárbara Rey. Para entender qué relación existía entre ellas, hay que retroceder hasta el año 1996.

Por aquel entonces, la condesa Ruiz de Castilla reapareció en la vida de Bárbara Rey en un momento clave. Cabe mencionar que seis años antes, la totanera había retomado su relación con Juan Carlos I.

Sin embargo, se desconocía el motivo de la reaparición de la condesa Ruiz de Castilla en la vida de Bárbara Rey.
No obstante, según fuentes consultadas por nuestro diario, “Cristina Ordovás formaba parte del círculo más íntimo de Juan Carlos I. Mantenía un estrecho vínculo con el padre de Felipe VI que podría haber traspasado la amistad”.

Al igual que con Juan Carlos I, Cristina Ordovás también mantenía una relación muy estrecha con el antiguo CESID (Hoy CNI).
En aquella época, la condesa Ruiz de Castilla se fue ganando, paulatinamente, la confianza de Bárbara Rey. Se convirtió en una de sus confidentes y entre ellas surgió una gran amistad. Este vínculo se fortaleció entre 1996 y 1997.
Un robo mediático que habría dinamitado su relación
Durante aquel período de tiempo, Bárbara Rey volvió a primera línea mediática. Como hemos mencionado, en 1997 la vedette confesó públicamente que había sufrido un robo en su chalet de Boadilla del Monte.

En este asalto, la totanera reveló que le habían sustraído material delicado. Igualmente afirmó que “se encontraba asustada” y que “estaba recibiendo amenazas por parte de personas muy importantes”. La vedette habló para programas de televisión y concedió una sonada entrevista para la revista Lecturas.
El punto álgido de aquel episodio se produjo después de que la totanera enviara un comunicado en el que reveló que “estaba sufriendo una persecución por parte de los servicios secretos”.
En aquella época, el CESID —con quien Cristina Ordovás mantenía una estrecho vínculo— tenía un objetivo prioritario. Recuperar el material que la vedette había grabado de sus encuentros privados con Juan Carlos I. Pero ¿qué papel jugó la condesa Ruiz de Castilla en este episodio?

Cabe recordar que en mayo y junio de 1997 Bárbara Rey acudió hasta en tres ocasiones a la comisaría de Tetuán (Madrid). La vedette denunció ante la Policía que “había sufrido un robo de documentación personal en su propia casa”. Además, habían sustraído “tres cintas de casete, cinco de vídeo y veinte diapositivas”.
La noche en la que la vedette fue víctima de este robo, asistió junto a Cristina Ordovás a la entrega de los Premios Bombín. Estos galardones se celebraban en el Casino de Torrelodones (Madrid) y estaban organizados por Álvaro Luis, el icónico presentador del programa radiofónico ‘Caliente y Frío’.
La asistencia de Bárbara Rey a estos galardones no habría sido casual. Su presencia habría formado parte de una estrategia de la condesa Ruiz de Castilla con el objetivo de distraer a la vedette, quien recibía uno de estos galardones aquella noche.
Mientras que la vedette se encontraba en el casino madrileño, los Servicios Secretos podían acceder a su chalet de Boadilla del Monte y recopilar el material que guardaba. Lo que Bárbara Rey desconocía entonces era el vínculo que Ordovás mantenía con el antiguo CESID.
De igual manera, la vedette era ajena a que la condesa Ruiz de Castilla visitaba asiduamente el número 3 de la Castellana. En esta calle estaba localizado el antiguo edificio de presidencia del Gobierno. Precisamente, donde el CESID tuvo su primera sede.

Tras el robo, la condesa se convirtió en un apoyo fundamental para Bárbara Rey. De hecho, fue ella quien recomendó a la vedette que contactara con el policía Miguel Ángel Díez. Este agente fue quien investigó la carta-bomba sin reivindicar que hirió gravemente en 1992 a su marido, Juan Goyeneche Moreno.
En este doble juego aparente, la condesa fue la encargada de presentarle a la vedette ciertos abogados para que contara con su asesoramiento legal.
Sin embargo, la relación entre Bárbara Rey y Cristina Ordovás dio un giro radical. La vedette acusó a la condesa de ser la "chivata y cómplice" del CESID.
La vedette también argumentó que fue ella quien “le robó las llaves de su domicilio”. Rey señaló a Ordovás como artífice de la “encerrona para que los Servicios Secretos pudieran acceder a su chalet de Boadilla del Monte”.
La amistad se rompió y, para Bárbara Rey, la condesa Ruiz de Castilla quedó para siempre como la ‘espía del CNI’.
La historia de la Condesa Ruiz de Castilla
Cristina Ordovás nació en el seno de una familia aristocrática y vinculada al ámbito castrense. Era hija de Manuel Ordovás González y de María Adelaida Gómez-Jordana Huelin.
Manuel Ordovás presidió el famoso Consejo de Guerra de Burgos en 1970 por la muerte de Melitón Manzanas a manos de ETA. Además de Cristina, el matrimonio dio la bienvenida a cuatro hijos más.

En 1999, el militar falleció en su domicilio de Madrid. Tres años después, lo haría su mujer. Como miembro de una de las familias más reconocidas de la alta sociedad, Cristina Ordovás recibió una educación tradicional.
Respecto a su vida personal, la condesa contrajo matrimonio con el aristócrata y abogado Juan Goyeneche Moreno, VI conde de Ruiz de Castilla. Este enlace reunió a lo más granado de la aristocracia y, también, estuvo presente la realeza. Doña María de las Mercedes y Juan de Borbón, condes de Barcelona, actuaron como padrinos.
Este vínculo se evidenció posteriormente, pues María, una de las hijas del matrimonio recibió este nombre en homenaje a la madre de Juan Carlos I. Además de María —quien se dedica al mundo del arte— los condes tuvieron dos hijos más. Juan, que actualmente ostenta el título, y Alfonso, que vive lejos del ruido mediático en Miami.
Un matrimonio marcado por la polémica
El matrimonio entre Juan Goyeneche Moreno y la condesa también estuvo marcado por la tragedia y el escándalo.
En 1992 el conde fue víctima de un atentado en su domicilio tras recibir una carta bomba.
En este trágico episodio, Goyeneche perdió una pierna y la visión parcial de ambos ojos. Aunque la Policía descartara que ETA no estuvo tras este atentado, nunca se esclareció su autoría. Finalmente, el conde falleció en 2006.
En 2019, la condesa se vio envuelta en un nuevo escándalo. Ordovás fue acusada de apropiarse de 'Anna Sofía, condesa de Carnarvon', un cuadro de Van Dyck valorado en 165.000 euros, que no pagó ni devolvió.
Dos años después, la Fiscalía Provincial de Madrid solicitó cuatro años de prisión para la condesa. Ordovás alegó "haber sido víctima de un negocio fraudulento".
El proceso judicial concluyó después de que el Tribunal Supremo confirmara la condena. Desde aquel momento, la condesa desapareció del mapa. Actualmente, ha blindado su vida y su figura, y ha vuelto a irrumpir ante la inminente publicación de las memorias de Bárbara Rey, para quien es "la cómplice del CNI".
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