24 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

La Casa Orsola, ubicada en el Barrio del Eixamplé de la Ciudad Condal, donde reside el director Tono Hernández Bladé sufre esta lacra

El nuevo perfil del okupa en Cataluña: Adinerados, con estabilidad laboral y económica

En Cataluña ha aparecido un nuevo perfil de okupa que cada vez tiene más auge. Se trata de personas que no acreditan ningún tipo de vulnerabilidad, llegando, incluso, a ser perfectamente solventes y contando con una estabilidad laboral y económica más que probada. El mayor riesgo es que pueda llegar a provocar un efecto llamada en el impago de alquileres. Las denuncias de okupaciones en España disminuyeron en 2022, pero continúan superando las cifras de antes de la pandemia.

La okupación se ha llegado a convertir en uno de los problemas que más ha aumentado en los últimos años. Esta práctica ilegal aumenta en los periodos vacacionales, cuando muchas personas aprovechan para viajar o moverse a una segunda residencia y, por lo tanto, dejan la vivienda habitual por un periodo de tiempo más largo.

Las estrategias que utilizan este tipo de delincuentes se van modificando con el paso del tiempo, sin embargo, no es tan frecuente que el perfil de persona que comete este tipo de delito cambie. Pero, tal y como ha recogido el portal especializado en vivienda Idealista, ha aparecido un nuevo perfil de okupa, especialmente en Cataluña.

Lo más sorprendente de este nuevo perfil de delincuente es que no entra en las viviendas por la necesidad, ya que se trata de personas perfectamente solventes, que tienen empleo e incluso ingresos estables, y que en muchos casos no llegan a acreditar vulnerabilidad de ningún tipo.

Nuevo concepto de okupacion

Uno de los ejemplos más paradigmáticos y mediáticos es el de los okupas de la Casa Orsola, en Barcelona. Se trata de un edificio situado en el Eixample, donde la propietaria del inmueble ha denunciado a cuatro inquilinos que se niegan a abandonar las viviendas a pesar de la extinción de sus contratos de arrendamiento. Son personas que están ocupando los pisos sin ningún título, lo que constituye un incumplimiento de la ley de forma evidente.

Algunos de los demandantes no han llegado a aportar documentos que acrediten una situación de vulnerabilidad. En determinados casos, incluso disponen de uno o varios sueldos o constan como directivos de empresas. Algunos de estos inquilinos cuentan con una solvencia y estabilidad laboral y económica más que probada. Es el caso, por ejemplo, de Tono Hernández Bladé, director y productor ejecutivo de programas de éxito como Eufòria o Persona Infiltrada que han emitido en TV3.

Fachada del edificio de Casa Orsola

Este nuevo concepto de okupación dificulta a quienes realmente tienen dificultades para asumir un alquiler y requieren de un verdadero apoyo institucional. Si continúa extendiéndose esta práctica puede llegar a convertirse en un auténtico problema para los propietarios de vivienda en Barcelona, incluidos los pequeños propietarios.

Temor a un efecto llamada

El mayor riesgo de esta situación es que pueda llegar a provocar un efecto llamada en el impago de alquileres. Este escenario ha empezado a generar una sensación de desprotección entre los propietarios de vivienda en Barcelona.

La única finalidad de estas okupaciones es beneficiarse de alquileres por debajo del mercado cuando la persona okupa no es ciertamente vulnerable. Estas personas se aprovechan de la sensibilidad social que han logrado generar aquellos que sí se encuentran en una situación de vulnerabilidad, y que además llegan incluso a contar con el apoyo de los sindicatos de inquilinos, que no distinguen entre vulnerables o no.

La situación en España

Las denuncias de okupaciones en España disminuyeron en 2022, pero todavía continúan superando las cifras de antes de la pandemia. Según datos del Ministerio del Interior, el año 2022 cerró con 548 okupaciones menos que el año anterior, pero con 2.105 más que en 2019. El año pasado se llegaron a registrar alrededor de 16.726 denuncias por okupaciones, es decir, casi 46 al día.

No obstante, los datos del Ministerio de Interior no distinguen entre usurpación y allanamiento, dos delitos completamente diferentes. Esto hace que conocer la okupación concreta en el territorio español sea muy complicada de establecer. Los casos de okupación se suelen recoger bajo el concepto de usurpación. Este delito afecta a viviendas vacías que no constituyen morada, como recoge además el Código Penal. Por otra parte, el delito de allanamiento de morada (artículo 202.1) es aquel que se aplica a la persona que “sin habitar en ella, entra en morada ajena o se mantiene en la misma contra la voluntad de su morador”.

Por lo tanto, el delito asociado a la okupación únicamente se puede llegar a dar en viviendas vacías, en aquellas que en el inmueble no pueda vivir nadie de forma habitual o pueda llegar a ser una segunda o tercera residencia. De modo que el allanamiento de morada se produce cuando se entra en una vivienda que esta habitada de manera habitual.

De hecho, el allanamiento y la usurpación, que es como comúnmente se suele medir la okupación en España, tiene penas diferentes. En el caso de allanamiento de morada, puede alcanzar de seis meses a dos años de cárcel, o incluso de un año a cuatro si se ejerce violencia. Por otro lado, la usurpación sería penada con una multa económica de tres a seis meses.

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