17 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

La prisión de Tocorón (Venezuela) y las de Guayaquil y Gotopaxi (Ecuador) son centros base utilizados por los cárteles en Latinoamérica

El poder de los narcos en las cárceles de América: Lujos y el control de mafias desde dentro

El Cierre Digital en Fotografía de un centro penitenciario en Ecuador
Fotografía de un centro penitenciario en Ecuador
Los debates sobre el poder del narcotráfico en América Latina vuelven a la actualidad. Esta semana se hallaron decenas de elementos ilegales, entre los que se encontraba una piscina, durante el registro de la cárcel de Cotopaxi en Ecuador. Desde hace años, las prisiones actúan como centro de operaciones de multitud de bandas criminales, cuya influencia se deja notar tanto dentro como fuera de las celdas. Algunos de los países con mayores problemas son México, Venezuela, Brasil y Honduras.

En las últimas horas el Ejército de Ecuador ha descubierto varios objetos ilegales, como una discoteca, una piscina y accesorios de lujo, durante un operativo de registro en el Centro Penitenciario de Cotopaxi. Estos registros forman parte de la "guerra" declarada por el Gobierno contra los grupos criminales. Los vídeos compartidos en redes sociales revelan cómo un puesto de vigilancia y control penitenciario se convirtió en una zona exclusiva para los reclusos.

Las autoridades informaron a través de diversos medios que dentro de las instalaciones se hallaron camas de tamaño doble, luces empotradas, prendas de moda reconocidas, una piscina e incluso una discoteca con luces LED, áreas con bebidas alcohólicas y sustancias narcóticas, todo pensado para mayor disfrute de los líderes criminales.

Los registros penitenciarios, que se han convertido en algo cotidiano tras los recientes episodios violentos vividos en el país, buscan poner fin a los privilegios otorgados a los criminales, restableciendo los servicios esenciales. En este sentido, tal y como recogieron diversos medios locales: "Si alguien necesita atención médica bajo la seguridad del personal militar, será trasladado al policonsultorio", detalló un representante militar. Durante la operación también se descubrió que en la prisión de Cotopaxi algunos presos tenían que pagar para poder dormir o para tener acceso a alimentos.

Guayaquil, una de las ciudades más violentas del país, cuenta con una de las cárceles más grandes de Ecuador, donde se encontraron 46 relojes de distintas marcas, un altavoz inalámbrico, varios adaptadores de internet, tarjetas de memoria RAM para computadoras portátiles y cámaras de seguridad, así como armas de fuego, granadas y explosivos. El presidente ecuatoriano actual, Daniel Noboa, está buscando recuperar el control de los centros penitenciarios, donde desde el año 2020 se han producido masacres que han costado la vida a 450 personas.

Para abordar esta situación se han implementado diversas medidas, entre las que destaca, tal y como informó elcierredigital.com, la declaración de un estado de emergencia con un toque de queda nocturno. Esta medida se tomó a principios de enero en respuesta a una serie de ataques y actos violentos presuntamente perpetrados por el crimen organizado: secuestros de policías, asesinatos, explosiones e incendios provocados en propiedades y motines en las cárceles.

El papel de las cárceles en el narcotráfico de Latinoamérica

Ecuador no es el único país que tiene una situación delicada con sus centros penitenciarios. En América Latina, las cárceles se han convertido en centros de operaciones de importantes organizaciones criminales.

Esta contradicción se hizo evidente a principios de este año en la cárcel de Guayaquil, donde la fuga de Adolfo Macías, más conocido como ‘Fito’, líder de una de las bandas delictivas más peligrosas de Ecuador —los Choneros—, desencadenó una serie de disturbios y ataques dentro y fuera de las prisiones que llevaron al recién elegido presidente Noboa a declarar un conflicto armado interno.

José Adolfo Macías Villamar, también conocido como Fito, es el líder de la banda de ‘los Choneros’.

Fotografía de Adolfo Macías alias 'Fito' y líder de 'los Choneros'

Por lo general, tal y como sostienen numerosos expertos consultados por medios de comunicación internacionales, las pandillas surgidas y dirigidas desde las cárceles latinoamericanas obtienen la mayor parte de sus ingresos del narcotráfico. Sin embargo, muchos creen que algunas de estas bandas también han incursionado en otros tipos de delitos, como la extorsión o la minería ilegal.

La batalla por el dominio es una contienda constante en el sistema carcelario ecuatoriano y ha sido el origen de varias masacres que han dejado más de 450 víctimas mortales desde 2020, siendo la más devastadora la ocurrida en septiembre de 2021, donde decenas de presos fueron decapitados.

Los expertos atribuyen la violencia en las cárceles ecuatorianas a una guerra entre bandas que ya ha traspasado los muros y se ha extendido a las calles. Como resultado se ha producido un aumento de los homicidios, los tiroteos y los ataques, convirtiendo al país en un importante centro de distribución de drogas a nivel regional.

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Miembros de 'los Choneros' exigiendo el regreso de Fito a la cárcel de Guayaquil.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), después de investigar a fondo la problemática carcelaria en Ecuador, concluyó en un informe del año 2022 que los centros penitenciarios del país están controlados por "grupos de internos que luchan por el dominio, tanto dentro de las prisiones como en los territorios externos"

El desafío de las cárceles en América Latina se ha intensificado debido al crecimiento exponencial de la población carcelaria en las últimas décadas sin que se implementen políticas efectivas para abordar esta tendencia y promover la rehabilitación de los reclusos.

Según el Informe Mundial sobre Prisiones (World Prison Brief) del Instituto para la Investigación de Políticas de Crimen y Justicia (ICPR), la población carcelaria en América Latina, excluyendo la existente en Estados Unidos, ha aumentado más del doble desde el año 2000. Sudamérica experimentó un incremento del 200%, mientras que Centroamérica registró un aumento del 77%.

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Operativo policial en un centro penitenciario de Ecuador.

Otro ejemplo de este fenómeno es Brasil, donde su población carcelaria se ha multiplicado por 3,5 a lo largo de este siglo. En este contexto, ha surgido una organización criminal conocida como el Primer Comando de la Capital (PCC), de la cual informó elcierredigital.com, que se ha convertido en una de las más grandes de Brasil y posiblemente de Sudamérica. Inicialmente concebido como un gremio de protección para los presos dentro de las cárceles, el PCC ha fortalecido su presencia y ha demostrado su capacidad de llevar a cabo ataques violentos que sumieron en el caos a la mayor ciudad de América Latina en 2006.

Por otra parte, en la cárcel de Tocorón, Venezuela, las autoridades han delegado la responsabilidad del control interno a los reclusos. Como resultado, en 2014 surgió el ‘Tren de Aragua’, una organización criminal latinoamericana que opera dentro de la prisión y se dedica a actividades como narcotráfico, extorsión, secuestro, trata de personas y minería ilegal de oro.

Miembros del Primer Comando Capital

Miembros del Primer Comando Capital (PCC) en un motín penitenciario

El líder visible de esta banda, Héctor Rusthenford Guerrero, alias ‘niño’, se encuentra protegido dentro de la prisión de Tocorón y controla todas las operaciones desde allí.

Otros países de la región también han experimentado un aumento del tráfico de drogas en las cárceles. En Argentina, por ejemplo, se ha detenido a personas que transportaban cocaína bajo las órdenes de líderes encarcelados de la banda narco los Monos. 

México es otro de los países más azotados por el narcotráfico, donde se estima que se realizan millones de llamadas telefónicas de extorsión desde las prisiones. Algunos líderes latinoamericanos han admitido abiertamente que las mafias dominan sus cárceles. Algo muy parecido aseguró hace meses el Gobierno de Honduras, que ha implementado medidas extremas como toques de queda, estados de excepción y la militarización de cárceles en un intento por combatir el crimen y romper el control de las organizaciones criminales.

Ante esta situación generalizada, la mayoría de las miradas se posan en Nayib Bukele y su modelo contra la delincuencia impuesto en El Salvador, modelo que ahora parecen querer imitar otros dirigentes como el ecuatoriano Noboa.

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