16 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

El ‘caso Juan Guerra’ provocó que el líder socialista dejara su cargo antes de que estallara la trama de financiación irregular del PSOE de Filesa

Alfonso Guerra, 33 años de su dimisión: Los escándalos que 'tumbaron' al poderoso vicepresidente del 'felipismo'

El Cierre Digital en Alfonso Guerra.
Alfonso Guerra.
El 12 de enero de 1991 dimitía el vicepresidente del Gobierno de Felipe González, Alfonso Guerra. Dos años antes se había descubierto el llamado ‘caso Juan Guerra’, con el que el hermano del vicepresidente obtenía comisiones que servían para financiar irregularmente al PSOE. Un primer escándalo al que se le sumó más tarde el caso Filesa, que terminó por dinamitar la etapa del ‘felipismo’.

El tándem formado por Felipe González y Alfonso Guerra —camaradas desde la Universidad de Sevilla— parecía firme e indisoluble cuando el 28 de octubre de 1982 llevaron al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a ganar las elecciones generales. Felipe González fue investido presidente de un Gobierno que duraría más de 13 años y en el que tendría como mano derecha a su amigo Alfonso Guerra, a cargo de la vicepresidencia.

Sin embargo, Guerra no se mantuvo a su lado todo ese tiempo. El 12 de enero de 1991 Alfonso Guerra dimitía de su cargo como vicepresidente del Gobierno. Según él, para facilitar a su camarada Felipe González que pudiera formar un nuevo y “buen Gobierno”. El PSOE había resultado vencedor en las elecciones de Andalucía y se encaminaban a un nuevo año de predominancia socialista.

Por detrás de ese argumento se encontraban los escándalos. Los hermanos de Alfonso Guerra aprovecharon el poder e influencia de su hermano para ganar dinero. El conocido ‘caso Juan Guerra’ fue el principal detonante de la caída del número dos de Felipe González. Un caso que rompió la confianza entre presidente y vicepresidente y que inició una caída que se completó cuando salió a la luz el escándalo del ‘caso Filesa’ de financiación irregular del PSOE.

El ‘caso Juan Guerra’ y la dimisión de su hermano Alfonso

La revista Época descubrió que Juan Guerra, que ejercía como asistente del Ejecutivo andaluz desde el año 1989, utilizó su posición familiar para hacer favores a cambio de una importante cantidad dineraria. Eran conocidos por todos los “cafelitos” que se tomaba con sus visitantes del despacho oficial de la Delegación del Gobierno de Sevilla, y que acababan en comisiones en el restaurante hispalense La Raza. El escándalo en el que se vio envuelto Juan "el de los cafelitos" obligó al entonces vicepresidente Alfonso Guerra a abandonar el poder en 1991, un año después de que el caso saliera a la luz pública.

Juan Guerra.

Las conexiones de Juan Guerra ascendían a un centenar de sociedades que poseían activos inmobiliarios, y los ingresos que el hermano de Alfonso Guerra obtenía por “ayudar” a estas empresas llevaron a sospechar que servían para financiar paralelamente al PSOE. Muchas son las investigaciones que el que firma este reportaje realizó en su día y que constan en la hemeroteca.

Tanto fue así, que el entonces todopoderoso socialista Alfonso Guerra tuvo que abandonar el poder del Gobierno de España y, paralelamente, su hermano Juan se enfrentó a seis juicios. Fue juzgado por delitos de malversación y estafa, y finalmente fue condenado a prisión y al pago de una multa. Sin embargo, no pagó la multa por declararse insolvente y tampoco pisó la cárcel ya que fue posteriormente absuelto. También se le acusó de tráfico de influencias, un delito que por aquellas fechas no estaba en el Código Penal y que, afortunadamente, fue tipificado como tal a raíz de estas acciones del hermano del vicepresidente del Gobierno de Felipe González, líder del PSOE.

En febrero de 2022 Juan Guerra se declaraba “inocente” de toda esta trama en una entrevista al medio 7TV Andalucía, afirmando sin ningún pudor que fue pieza expiatoria en lo que consideró una “operación de caza”. Aclaró, además, que “en aquella época” tenía “muy poca relación” con su hermano Alfonso Guerra, ya que uno se encontraba en Madrid y el otro en Sevilla. Ver para creer.

La creación de Filesa

El escándalo del ‘caso Juan Guerra’ se destapó en diciembre de 1989, cuando se empezó a sospechar que las comisiones del hermano del vicepresidente iban destinadas a la financiación del PSOE, que aunque crecía en militancia no lo hacía a nivel económico.

Unos años antes, en 1987, se aprobó por consenso parlamentario la Ley de Financiación de Partidos Políticos, que intentaba paliar la endeble salud económica de las formaciones políticas españolas. La razón esgrimida entonces fue la necesidad de hacer frente a la necesidad histórica y cerrar un marco legal para controlar las finanzas de los distintos partidos políticos. Hasta ese momento el manido sistema del maletín no era castigado penalmente al no existir regulación legal al respecto. Con la aprobación de la nueva Ley, el PSOE renunciaba a su principal sistema de financiación encubierta, pero a cambio recibía una fuerte compensación de las arcas del Estado.

Felipe González junto a Alfonso Guerra en el Hotel Palace.

Los ideólogos socialistas comenzaron a maquinar una nueva fórmula para conseguir dinero fácil y rápido. Por eso, al mismo tiempo que este ciclo terminaba, un puñado de dirigentes creaba en Barcelona el holding Filesa, cuya primera piedra fue la empresa de asesoramiento Time Export S.A., propiedad del diputado socialista Carlos Navarro Gómez y del senador, también socialista, José María Sala Grisó. Este grupo de empresas lavaba el dinero negro de las comisiones por medio de facturas que se emitían por informes técnicos inexistentes. 

Así, la trama Filesa se convirtió en la principal fuente de ingresos irregulares del PSOE, paralela a la tradicional vía de los “conseguidores” del partido, como Aida Álvarez, Sotero Jiménez, Juan Carlos Mangana Morillo o Eduardo García Basterra, la mano derecha del que fuera presidente del PSOE, Ramón Rubial. Las comisiones sobre el montante global de la operación iban de un 1,5 por ciento hasta un 3,5 por ciento e, incluso, un 4,5 por ciento en casos excepcionales. El holding Filesa se transformó en el vehículo de captación de unas comisiones cuyo valor ascendió a más de 1.000 millones de pesetas, parte de las cuales fueron destinadas a sufragar los gastos de las distintas elecciones celebradas en 1989. Con estos fondos “extraordinarios”, el PSOE sobrepasaba a hurtadillas y con creces el límite de gastos electorales impuesto por la Junta Electoral Central. De esta manera competía con ventaja ante sus adversarios a la hora de llegar a los ciudadanos con más garantía de éxito.

Carlos Rodríguez Bono y Viajes Ceres

La red de corrupción de Filesa fue desvelada hace veintisiete años por el director de elcierredigital.com, Juan Luis Galiacho, en su libro 'Filesa: Las tramas del dinero negro en la política'. En este libro, escrito junto al periodista Carlos Berbell, también se destapó la conexión de Carlos Rodríguez Bono, primo del todo poderoso y onmipresente exministro socialista José Bono Martínez, con la agencia de viajes Ceres, una de las múltiples piezas de la trama.

'Filesa: Las tramas del dinero negro en la política' de Juan Luis Galiacho y Carlos Berbell.

La trama socialista, tachada de organización criminal, se centró, en este caso, en las partidas liberadas por el Imserso entre los años 1988 y 1990. Estas partidas cubrían el programa de vacaciones –traslados y estancias en hoteles– de hasta 250.000 personas de la tercera edad. No obstante, gran parte de estos fondos fue desviada utilizando las mismas sociedades instrumentales de los casos Filesa y Malesa, con las que Ferraz se embolsó unos seis millones de euros de hoy, según sentenció el Tribunal Supremo en 1997.

Entre los procesados por los delitos de estafa, alzamiento de bienes y malversación de caudales, se encuentra Carlos Rodríguez Bono, primo del exministro de Defensa y expresidente socialista de Castilla-La Mancha, José Bono.

El desembarco de Filesa en Viajes Ceres se convirtió en definitivo en enero de 1989. En esa fecha Time Export tomaba el 20 por ciento del accionariado y Luis Oliveró, por recomendación del diputado Carlos Navarro, se convertía en miembro del consejo de administración.

En marzo de 1989, se abrió una nueva sede central del grupo en Madrid, en el número 9 de la céntrica calle de Jorge Juan. En el segundo piso de este edifico se insta­ló toda una serie de empresas tapadera que los hombres de Viajes Ceres habían creado para derivar los fondos procedentes de los programas de la tercera edad.

Algunas de estas empresas también tenían otra sede situada en el Paseo de la Castellana, 141. Allí se encontraban Kar­tel de Inversiones, Omni Video y Proyectos e Inversiones Inmobiliarias, todas ellas participadas por el primo del presidente José Bono, Carlos Rodríguez Bono.

Los protagonistas del caso Filesa

Uno de los nombres vinculados a la trama Filesa fue el ya fallecido Guillermo Galeote, encargado de crear toda la estructura junto al catalán Carlos Navarro. Galeote fue elegido para sustituir a Emilio Alonso Sarmiento en la secretaría de Finanzas durante el XXXI Congreso Federal del PSOE, celebrado en Madrid entre el 22 y el 24 de enero de 1988.

Felipe González, Guillermo Galeote, Carlos Navarro y Juan Guerra en un montaje.

Galeote mantenía entonces una estrecha relación sentimental con la secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, la senadora y eurodiputada Elena Flores Valencia, con la que se veía en un piso del barrio de Argüelles, de Madrid. La influencia de Elena Flores sobre Guillermo Galeote pronto se dejó notar. Su hermano, Alberto Flores, fue nombrado por el partido como el principal accionista del holding Filesa y delegado del mismo en Madrid. Alberto Flores, asesor fiscal de profesión, fue el hombre de confianza que el aparato de Ferraz puso en la estructura de Filesa para equilibrar el peso ejercido por los catalanes de Navarro.

Sin embargo, todos los miembros de la Ejecutiva sabían que la tarea de Guillermo Galeote al frente de las finanzas era secundaria. Su especialidad estaba en el análisis electoral y en la preparación de las campañas, junto a Alfonso Guerra. Para cumplir el cometido de administración y contabilidad estaba Carlos Navarro, quien ejerció como verdadero secretario de Finanzas en la sombra. El catalán aterrizó precedido de una fama de hombre duro en las negociaciones con los bancos, a cuyos dirigentes trataba de forma déspota.

Galeote y Navarro llegaron a las finanzas del PSOE para salvar al partido de su dramática situación contable. Así lo acreditó un informe interno del PSOE elaborado por la secretaría de Finanzas de Emilio Alonso Sarmiento para el XXXI Congreso, en el que dejó su puesto. Tras el informe, Galeote y Navarro crearon, para salvar esta situación, la trama Filesa, el gran escándalo de la financiación irregular del Partido Socialista Obrero Español que todavía hoy se recuerda.

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