18 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

El presidente de los obispos españoles, Juan José Omella, intentará la reelección mientras los abusos a menores acechan a la sombra de El Vaticano

El Papa 'llama a capítulo' a la Conferencia Episcopal ante su año clave: Elecciones y casos de pederastia

/ Omella y Francisco
La Conferencia Episcopal afronta su año clave 2024: Elecciones, debate sobre pederastia y con el Papa Francisco impulsando un cambio de timón en la Iglesia española. Las elecciones a la presidencia de la Conferencia Episcopal serán claves para dirimir el poder del actual presidente Juan José Omella, que tendrá que 'torear' el encargo de un informe al despacho Cremades & Calvo-Sotelo, que podría acercarse más en sus conclusiones al del Defensor del Pueblo que a las de la propia Iglesia.

Una inflamación respiratoria ha paralizado la agenda del Papa Francisco, que tras más de una década como Santo Padre busca por fin reformar la Iglesia española con un giro ideológico que haga a la institución más cercana al pueblo. Algo parecido a lo que representó el cardenal Enrique Tarancón en la Transición más que al conservadurismo del también cardenal Antonio María Rouco Varela

El Sumo Pontífice, Jorge María Bergoglio, congregó a inicios del presente mes de noviembre a los obispos españoles en una reunión extraordinaria en Roma que ha tenido lugar este martes y cuyo único punto del día era la preocupante caída de vocaciones en España, cuyos 45 seminarios impartían claves a 1.699 aspirantes a religiosos hace una década y ahora lo hacen a apenas 974 seminaristas

Aun así, el telón de fondo de la reunión fueron dos asuntos: las próximas elecciones en la Conferencia Episcopal, liderada por el turolense Juan José Omella, que en sus casi cuatro años de mandato no ha otorgado el giro progresista a la institución pretendido por Francisco; y el debate sobre la pederastia en el seno de la Iglesia, que afecta directamente a la Conferencia Episcopal española. 

A pesar de ser los abusos sexuales a menores uno de los problemas que más preocupan en la Iglesia Española, el Papa Francisco no ha mencionado el tema en su reunión frente a unos 80 obispos de la Conferencia Episcopal Española. En palabras de su presidente, Juan José Omella, el encuentro "ha sido un diálogo cordial" y "hemos salido todos encantados".

Debate en el seno de la Iglesia

Un informe del Defensor del Pueblo asegura que existen más de 440.000 víctimas en el ámbito religioso y 234.000 abusos cometidos por parte de sacerdotes y religiosos desde 1950. En un informe de 777 páginas, nutrido por 487 entrevistas a víctimas, se subraya que más del uno por ciento de la ciudadanía española habría sufrido abusos en el seno de la Iglesia, según una encuesta de GAD3. 

La Iglesia ha puesto el grito en el cielo, ya que apenas reconoce a 927 víctimas de 728 abusadores en el mismo periodo. Los obispos han puesto en marcha una página web (Para dar luz), se han abierto a indemnizar a víctimas, incluso si éstas no tienen sentencia judicial que refrende su testimonio, y han encargado un informe al despacho Cremades que tiene visos de ser contraproducente para su imagen. 

Y es que el bufete ha paralizado la publicación de resultados, más cercanos a los de Para dar luz que a los del Defensor del Pueblo, porque éstos habrían sido contaminados por su hasta ahora socio Alfredo Dagnino, expresidente de la Asociación Católica de Propagandistas y recién despedido del despacho a cuenta de su presunta manipulación del informe mientras, supuestamente y según El País, realizaba filtraciones a la Iglesia. 

El cardenal Juan José Omella. 

La Conferencia Episcopal, molesta por el secuestro del informe, dijo que "si dicha entrega no se produjera en este plazo, se entendería que se habían incumplido los términos de contrato, que en su presentación se estimaron en un año aproximado de duración".

Otro tema que levanta polvareda en la Iglesia es la política, ya que arzobispos como el de Oviedo, Jesús Sanz, o el sacerdote Juan José Munilla, se han mostrado contrarios a la concesión de amnistía a los líderes del procés

El propio Omella tuvo que salir al quite al asegurar que la defensa "de cualquier causa solo puede hacerse desde un comportamiento ejemplar". 

Diez años 

Jorge Mario Bergoglio (Argentina, 1936) cumplió en marzo una década al frente de la Iglesia católica. El Papa Francisco ha promovido durante esta etapa el aperturismo de la prelatura, posiblemente más con guiños que con medidas concretas. 

Esta ligera renovación también se ha notado en la Conferencia Episcopal Española, que en 2020 elegía como líder por un cuatrienio al arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, de cierta vitola progresista para alivio de La Moncloa y el Vaticano. Omella recibió con los brazos abiertos las salidas de Antonio Cañizares en el arzobispado de Valencia y, especialmente, la del ultramontano Juan Antonio Reig Pla al frente de la diócesis de Alcalá. 

Cabe recordar que éste último es famoso por sus comentarios machistas y por promover las pseudoterapias de conversión heterosexual (al fin prohibidas por ley), algo contrario a las declaraciones de Bergoglio, que ha defendido al colectivo LGTBIQ+: "Son hijos de Dios y tienen derecho a la familia. Nadie debería ser expulsado o hacerse miserable por ello"

La Iglesia se negó a participar en una comisión constituida en Navarra

También fue noticia la conformación de la Comisión de Abusos Sexuales en el seno de la Iglesia católica, comisión que quedó constituida en Navarra el pasado año al amparo del artículo 7 de la Ley Foral 24/2022, de 5 de julio, de reconocimiento de las víctimas de abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia católica de Navarra. De esta comisión formarían parte dos integrantes a designar por la jerarquía de la Iglesia católica en la Comunidad Foral. 

Sin embargo, estos puestos no fueron cubiertos por la negativa de la jerarquía eclesiástica a participar en la Comisión, si bien el Gobierno de Navarra sigue con la mano tendida para que esta se pueda llevar a efecto.

Sí que participó la Iglesia en dos ejercicios de justicia restaurativa impulsados por el Gobierno Foral, que anunció hace unos días que "por el momento se han concluido dos procesos restaurativos pioneros con sendas víctimas. En ellos se ha creado un espacio seguro para que estas personas compartan sus necesidades, busquen respuestas a sus preguntas e identifiquen los actos necesarios de reparación del daño, en la medida de lo posible". 

A partir de enero de 2024, avanzan, este tipo de intervención se convertirá en una prestación garantizada para todas las personas que sean reconocidas como víctimas de abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia Católica y así lo soliciten. Navarra es, por tanto, la única comunidad que cuenta con un servicio público que garantiza la posibilidad de participar en procesos de justicia restaurativa a las víctimas de abusos.

Según tiene conocimiento el departamento de Interior, Función Pública y Justicia, habría ya 10 víctimas interesadas en participar en estos procesos, que el reciente informe del Defensor del Pueblo nacional califica como un enfoque válido para acompañar y atender las necesidades de las víctimas de estos abusos.

Hay que señalar que, en la mayoría de estos casos, la persona que cometió los abusos ha fallecido, por lo que las intervenciones no utilizan la mediación (metodología más habitual que se usa en la justicia restaurativa intrajudicial) sino que buscan lograr una reparación moral a través de métodos más flexibles e indirectos, afirma el Gobierno de Navarra. 

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