19 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

En unos días,los duques de Anjou celebrarán el 19 aniversario de su boda que tuvo lugar en República Dominicana en 2004 con la familia Franco dividida

El verdadero poder de Margarita Vargas a sus 40 años: Bastión principal de la fortuna de Luis Alfonso de Borbón

El Cierre Digital en María Margarita Vargas.
María Margarita Vargas.
El nombre de María Margarita Vargas comenzó a sonar en España en 2003, cuando se anunció su compromiso con Luis Alfonso de Borbón, heredero de la corona francesa y bisnieto de Francisco Franco e hijo de Carmen Martínez-Bordiú. La venezolana acaba de cumplir 40 años y tiene cuatro hijos con el aristócrata español alto empleado de su suegro, el rico banquero chavista Víctor Vargas. Ella aportó la fortuna a la relación y él el abolengo. Un cóctel perfecto de poder. Esta es su intrahistoria de amor.

El 21 de octubre María Margarita Vargas, la mujer de Luis Alfonso de Borbón —bisnieto de Francisco Franco—, cumplió 40 años. Una fecha señalada a la que, en unas semanas, se unirá su decimonoveno aniversario de boda con el heredero a la corona francesa. La pareja contrajo matrimonio el 6 de noviembre de 2004 en un elitista complejo residencial de la República Dominicana, un país caribeño donde el suegro de Luis Alfonso, Víctor Vargas, tiene importantes negocios y propiedades.

Desde que emparentó con la joven venezolana María Margarita, Luis Alfonso ha encontrado amor, fortuna y una familia estructurada en la que se ha integrado perfectamente y donde no le falta ningún capricho. Ambos son padres de cuatro hijos: Eugenia (2007), Luis y Alfonso (2010) y Enrique (2019). Actualmente, y tras una temporada en Estados Unidos —país en el que han nacido sus hijos— viven en España, en un chalé de tres plantas en la urbanización madrileña de La Finca.

El compromiso de María Margarita Vargas y Luis Alfonso de Borbón

“María Margarita, de gran belleza, de extraordinaria sencillez y naturalidad, cursa segundo de Pedagogía en la Universidad Metropolitana de Caracas. Deportista, aficionada a la equitación de salto y al esquí, tanto en nieve como acuático. Cursó enseñanza media en el Colegio Merici de las Madres Ursulinas, en Caracas. Habla perfectamente inglés y algo de francés. Es católica practicante, pertenece a una familia tradicional y discreta, siendo sus padres el abogado y financiero Don Víctor-José de Vargas e Irausquin (notable jinete y jugador de polo y también conocido aficionado a la caza mayor, por cuyo motivo ha visitado varias veces nuestro país) y Doña Carmen-Leonor Santaella Tellería de Vargas, dedicada a la fundación benéfica familiar [la Fundación Enclave]. Tuvo un hermano, Víctor José, fallecido a los 18 años. Pertenecen a la buena sociedad de Caracas y descienden de los primeros pobladores de Venezuela”.

Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas en sus primeros años de relación.

Así daban a conocer a través de la revista ¡Hola! la unión de Luis Alfonso de Borbón con la joven María Margarita de Vargas Santaella. Era diciembre de 2003 y el comunicado había sido autorizado por los portavoces de ambas familias. En este se detallaba que la prometida pertenecía a una distinguida familia venezolana entre cuyos antepasados se encontraban los conquistadores Alonso de Ojeda y Rodrigo de Bastida. Se trataba de una familia bien, de la alta sociedad venezolana, con cierta preparación universitaria, y entre cuyos antepasados, tanto por parte paterna como materna, existían ilustres personajes que habían ocupado puestos en la política y las finanzas de su país. Su abuelo materno llegó a ser ministro en Venezuela y, posteriormente, embajador en Londres y Washington; y su abuela paterna fue la primera mujer que llegó a ser jueza en la Corte Suprema de Venezuela, como experta en Derecho Laboral. Sin embargo, la familia Vargas Santaella carecía de antecedentes aristocráticos.

La primera cita importante de las respectivas familias, poseedoras de tanto abolengo y dinero, tuvo lugar el 9 de agosto de 2004, ocho meses después del anuncio oficial de boda de la pareja. Se trataba de la cena de petición de mano. Se celebró en la que era la residencia veraniega de los Franco desde 1938, El Pazo de Meirás, situado en el municipio coruñés de Sada.

A la petición de mano de María Margarita acudieron unos setenta invitados. Además de familiares, como la tía Mariola, en la cerrada lista se encontraban importantes empresarios coruñeses, como el presidente de la Cámara de Comercio de esa provincia, José Antonio Quiroga y Piñeyro. Fue a los postres, cuando Luis Alfonso regaló a su prometida una pulsera que perteneció a la reina Victoria Eugenia. Pocos días después, el duque de Anjou se trasladaba hasta el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, para presentar a su futura esposa a los Reyes de España, sus tíos.

María Margarita, la ‘Letizia venezolana’

Por entonces, muchos se preguntaban quién era de verdad y qué poder tenía esa joven tímida, de ojos azules, melena color castaño, que había cautivado el corazón del heredero al trono francés. Algunos la bautizaron como la 'Letizia venezolana', en referencia a Letizia Ortiz Rocasolano, esposa del príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, heredero al trono de España. Pero la realidad es muy diferente.

Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas.

María Margarita de Vargas Santaella nació en 1983 en el distrito de Candelaria, próximo a Caracas, capital de Venezuela. Hija del abogado Víctor José de Vargas e Irausquín, presidente del Banco Occidental de Descuento, y de Carmen Leonor Santaella Tellería. De joven recibió una educación católica, muy tradicional y controlada. Fue alumna del colegio Merici, en Caracas, regido por las conocidas Madres Ursulinas. Posteriormente estudió Pedagogía en la Universidad Metropolitana de Caracas. A partir de su noviazgo con el duque de Anjou tuvo que perfeccionar sus conocimientos de francés.

Dicen quienes los conocen que tenían mucho en común. Los dos eran amantes de los deportes, aficionados a la equitación y al esquí, hogareños y partidarios de las familias numerosas. También compartían alguna desgracia, María Margarita había perdido a su hermano mayor Víctor José (fallecido a los 18 años víctima de una infección), igual que Luis Alfonso a su hermano Francisco. Ambos tenían una hermana: Cynthia en el caso de Luis Alfonso, y María Victoria en el de Margarita. Fue precisamente durante la boda de postín celebrada en Caracas de la hija mayor de los Vargas, María Victoria, cuando se formalizó el romance, aunque ya previamente se habían conocido en la urbanización gaditana de Sotogrande, durante la celebración de un campeonato de polo. Era el año 2001 y el futuro cuñado, Francisco Javier D’Agostino Casado, presumía de ser uno de los mejores amigos de Luis Alfonso y también miembro de una adinerada familia de la jet set venezolana.

Gracias a su unión con María Margarita Vargas, Luis Alfonso de Borbón entraba en este mundo de opulencia y pujanza. Alcanzaba un lugar relevante en la elite económica. Y daba el gran “pelotazo” de su vida. Una vez más en la Historia, riqueza y nobleza se daban el abrazo y el consabido “sí quiero”. Luis Alfonso aportaba al matrimonio los títulos nobiliarios y Margarita el dinero, una inmensa fortuna. Entraba así en el círculo más importante de todos: el del dinero y el poder. Sólo hay que tener en cuenta que la fortuna de la familia Vargas se encuentra dentro de las cinco mayores de Venezuela y se puede valorar en varios miles de millones de euros, lo que los expertos denominan una gran herencia, amparada además por el régimen del militar Hugo Chávez, ya fallecido.

La opulencia de los Vargas

La familia Vargas posee propiedades en Maracaibo (Venezuela); en Miami, Nueva York y Colorado (Estados Unidos). En Europa también tienen posesiones en Suiza, en Francia y en la capital española. Suelen pasar las vacaciones en la exclusiva urbanización de La Romana, en la República Dominicana, donde controlan negocios de construcción de viviendas de lujo y son propietarios de una mansión en Punta Águila. Además, gustan del deporte del polo y la hípica. Y siempre viajan en su avión privado, un Gulftstream G550, que pilota el propio patriarca. Como también lo hacen, en un avión especial de carga, sus caballos de pura sangre a los que acompañan un numeroso séquito de veterinarios.

Víctor Vargas.

Siempre disponen de una completa corte que les sigue allá a donde vayan. Por ejemplo, a cualquier hora suelen ordenar a mayordomos y tener un reputado chef de cocina a su disposición, ya sea francés, americano o español. También les gusta poseer la mejor y más cara flota automovilística deportiva. Algunos de sus coches son de colección (Ferrari o Porsche). Tienen un helicóptero Augusta Power 109, que está aparcado en el helipuerto Ávila, situado en la autopista Gran Mariscal de Ayacucho (Caracas-Guarenas). Y, por supuesto, suelen navegar en megayates de lujo que alcanzan en ocasiones los 60 metros de eslora y los 15 de ancho. En sus cruceros por Europa utilizan el bautizado como Allegro, que dispone de todo tipo de accesorios marítimos, desde motos de agua a lanchas, y con una tripulación de unas 20 personas.

Con estos parámetros preestablecidos se unían dos ramas bien distintas: la de los Franco, muy retraídos en cuestión de dinero, y la de los Vargas, que son de por sí esplendorosos. En ese ten con ten, se celebró la boda del año. El coste total del acontecimiento se estimó en más de un millón de euros y alrededor de 300 personas se ocuparon de que todo saliera según lo previsto. Ya dos días antes del enlace, la familia Vargas Santaella ofreció en la playa un almuerzo informal a todos los invitados que llegaron ex profeso a esta isla caribeña. La ceremonia matrimonial se celebró en la iglesia de San Estanislao de Cracovia, situada en Los Altos de Chavon, zona que forma parte del exclusivo y famoso recinto turístico Casa de Campo, de La Romana, en la República Dominicana, situado a unos 100 kilómetros al este de la capital de Santo Domingo.

Las aficiones de los duques de Anjou

A María Margarita Vargas le encanta Europa y, en concreto, España y sus fiestas tradicionales, como Las Fallas. Durante las fiestas de 2006 acudió a Valencia, donde no se perdió ninguno de los actos falleros, como la mascletá. Se vistió con un traje de valenciana blanco del siglo XVIII y parecía rememorar la imagen de su suegra, Carmen Martínez-Bordiú, quien cuarenta años antes había sido fallera infantil.

También a los duques de Anjou les gusta pasar temporadas veraniegas en diversos lugares de postín de la geografía española, desde la urbanización Sotogrande, en Cádiz, a la bella bahía de Santander, donde su bisabuelo Alfonso XIII veraneaba viendo las vistas desde el Palacio de la Magdalena. Estos lugares son elegidos principalmente por poder practicar en ellos el deporte del polo. Luis Alfonso se ha convertido en un consumado jugador en esta especialidad deportiva, de la que son apasionados seguidores tanto María Margarita como su padre, que se formó en el Club Hípico Vista Hermosa de Caracas.

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