02 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

El consejero delegado del club colchonero se ha distanciado de Enrique Cerezo, ha hecho migas con Joseph Oughourlian y penetra en órganos de la UEFA

La nueva vida de Miguel Ángel Gil Marín: Rechaza vender el Atlético, no cede frente a Florentino y se une al Grupo Prisa

El Cierre Digital en
/ Gil Marín con el Wanda Metropolitano al fondo.
No hay quién reconozca al siempre discreto y hermético Miguel Ángel Gil Marín, que en los últimos tiempos ha ganado confianza en sí mismo. El empresario deportivo y criador de caballos está adoptando algunas tácticas comunicativas y estratégicas de su padre y, pese a los deseos de Enrique Cerezo, rechaza vender el Atlético de Madrid, al que quiere hacer campeón de Europa.

"No hay quién reconozca a Miguel Ángel Gil Marín", aseguran en la planta noble del Atlético de Madrid. Y es que poco queda del directivo "apocado e inseguro" que rechazó heredar la presidencia del club colchonero de su padre, a pesar de ser el primer accionista, por sus escasas dotes comunicativas. 

El productor de cine y empreario Enrique Cerezo aceptó encantado el envite y Gil Marín se entregó a la gestión, tarea que está aprobando con extraordinarias notas. Eso sí, algunos directivos colchoneros ven con simpatía y extrañeza como el educado consejero delegado adopta tácticas comunicativas o estratégicas propias de su padre, que se hizo con el control del Atlético de Madrid sin desembolsar ni un solo céntimo.

Enfado blanco

En el Real Madrid no se han repuesto de la derrota de este domingo en el Wanda. La televisión del club merengue, "eterna voz de su amo" según algunas voces del sector audiovisual, denunció la anulación del gol que hubiese supuesto el 2-2 antes del descanso. 

"El Madrid estaba en la ola buena y el Atleti, acongojado. Si esto se hubiera producido en el área contraria, todas las baterías mediáticas estarían lanzadas (…) Estoy seguro que Miguel Ángel Gil Marín sacará un comunicado pidiendo perdón", denunciaron en Real Madrid TV

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Gil Marín.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, el canal merengue tenía razones para arrojar un dardo al consejero delegado del Atlético de Madrid, que el pasado año, intentando eclipsar la pésima campaña de su equipo, lanzó un comunicado para protestar por algunas jugadas dudosas del derbi madrileño de la Copa del Rey que cayó del lado de los blancos. 

Gil Marín, "en tardía imitación de su ruidoso progenitor", aseguró que "el Madrid es un club con un entorno muy fuerte, con muchos intereses a su alrededor. Crean tal presión que es normal que afecte a las personas que deben tomar decisiones. Son conscientes de lo que les espera si les perjudican con algún error o incluso con algún acierto. Es habitual la campaña contra quien consideran que les perjudica". 

"El sistema es así y desde el Atleti no podemos cambiarlo solos. Debemos competir hasta donde podamos y seguir trabajando para tener un sector más fuerte y más justo con todos los clubes. Ese estadio y el color de esa camiseta no deberían pesar a la hora de tomar decisiones justas. Nuestros jugadores sufrieron ayer en el campo las consecuencias de toda esta presión y eso me indigna como a cualquier aficionado, sea del equipo que sea, que lo que espera es que haya una única vara de medir", se victimizaba entonces. 

Objetivo: ganar la Champions

No hay quién reconozca a Gil Marín, en parte porque el sector deportivo está atónito con la decisión del directivo de tentar a la Ley, ya que posee el Atlético de Madrid y, de facto, controla el Real Zaragoza

Su mano derecha, Pablo Jiménez de Parga, es el primer accionista del cuadro maño, líder en segunda, reforzado por cedidos del Atlético de Madrid y apuntalado empresarialmente por Joseph Oughourlian, dueño de Prisa, accionista de Indra, íntimo de Pedro Sánchez, accionista del Lens y también del cuadro aragonés. 

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Pablo Jiménez de Parga.

El directivo de origen armenio tiene una gran sintonía con Gil Marín, distanciado en los últimos tiempos de un Enrique Cerezo que antes del derbi, a preguntas de Dazn, reconocía que se había enterado por la prensa del interés del club por fichar al directivo Mateu Alemany

Gil Marín quiere dejar atrás la camarilla de su padre y ahora ha ganado vuelo tras haber sido elegido por la Asociación de Clubes Europeos (ECA) como uno de los representantes de este organismo en el comité ejecutivo de la UEFA junto a Nasser Al-Khelaïfï, presidente del PSG. 

¿Su objetivo? Los que le conocen saben que su espinita clavada, y la de toda la familia colchonera, es la falta de una Champions League. Y su fichaje por UEFA aumenta la influencia colchonera en Europa, que ha sido tres veces cruel con el Atlético (que se quedó sin la Copa de Europa de 1974 en el descuento, sin la Champions de 2014 por el milagroso cabezazo de Sergio Ramos y sin la de 2016 tras perder a penaltis contra el Real Madrid). 

Gil Marín no quiere vender 

"Si hay algún interesado en comprar el Atlético, se le escuchará". Con estas palabras Enrique Cerezo evidenciaba su interés de vender el cuadro por alrededor de 1.300 millones de euros (de los cuales casi 600 son la deuda del club). 

Gil Marín no quiere oír hablar de la venta y está recibiendo el apoyo de Oughourlian, representante en España del fondo Ares de Tony Ressler, que es accionista del Atlético de Madrid y dueño de los Atlanta Hawks de la NBA. 

Clave en la apuesta del consejero delegado del Atlético de Madrid por continuar en el club es el Cholo Simeone, que ha levantado 8 de los 33 títulos que el club ha ganado en su historia. 2 Ligas, 2 Europas League y 1 Copa del Rey han sido vencidas por el técnico argentino, que desde diciembre de 2011 dirige los designios atléticos. 

Gil Marín anda preocupado porque Simeone acaba contrato en junio. Su intención es que el entrenador renueve hasta 2027. Ni la decisión del Cholo de marginar a Joao Félix, la millonaria apuesta de Gil Marín y su amigo Jorge Mendes, cedido al Barça pese a haber pagado 126 millones por él, han conseguido torpedear la relación entre empresario y entrenador. 

Ni un paso atrás

Gil Marín mantiene su vida en La Finca, sigue criando caballos y no da ni un paso atrás frente a Florentino Pérez, al que no le perdona que utilizase una comida entre directivas merengues y colchoneras para criticarle, tal y como tuvo que soportar el consejero del Atlético, y hermano del dueño, Óscar Gil Marín

Miguel Ángel hace oídos sordos frente al 'Ser superior' y sigue ganando puestos en el ranking de las principales fortunas españolas. Según Forbes, el dueño del Atlético roza el 'top 50' autóctono con un patrimonio que ronda los 550 millones de euros

La mayor parte del mismo se encuentra bajo el paraguas de Holding de Inversiones Atléticas SL, que posee el 43,46 por ciento del capital del Atlético de Madrid. En el consejo de administración de su vehículo inversor ya se sientan sus cuatro hijos: Alejandra y Carolina Gil Cogollos, fruto de su primer matrimonio con Marian Cogollos, y María y Jesús Gil Díaz, hijos de su actual mujer, Lucía Díaz.

Las claves de su divorcio con Florentino Pérez

El portazo colchonero a la Superliga conllevó el divorcio entre Real Madrid y Atlético de Madrid tras unos años de sintonías que no se habían roto ni con las dos emocionantes finales de la Champions League que ambos clubes compitieron hasta el final. 

La decisión de Miguel Ángel Gil Marín de bajarse del barco de la abortada competición florentinista rompió sus relaciones con la mano derecha del presidente blanco, José Ángel Sánchez, y enfrió la de Pérez con Enrique Cerezo. 

Este hecho se evidenció con la ruptura, el pasado año, del pacto de no agresión que reinaba entre ambos clubes en cuestiones de cantera. El Real Madrid, por sorpresa, se llevaba desde Alcalá a Valdebebas al joven Jesús Fortea

Mientras tanto, Florentino Pérez se acercaba a Joan Laporta a la vez que el Atlético de Madrid veía con pesar que desde las órbitas merengues se insinuaba que Gil Marín era el propietario en la sombra del Real Zaragoza y que los colchoneros eran permisivos con los hooligans que ahorcan muñecos de Vinicius

Pérez, más tardío que Laporta a la hora de atajar a los radicales, guardó el pasado año silencio a pesar de los dardos arbitrales de Gil Marín, que se victimizó en un año desastroso a nivel deportivo para el Atlético de Madrid, feliz con que este tipo de polémicas eclipsen sus discretos resultados en Champions (eliminados en la primera fase en el último lugar), Copa (en la que cayeron derrotados en el Bernabéu) y LaLiga, competición en la que fueron de menos a más tras una primera vuelta desastrosa. 

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