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Dos personas con expresión seria mirando hacia arriba en un fondo oscuro.
CULTURA

Vuelve 'Hotel Mónaco' a Madrid: Una sátira de la España del siglo XX y de Alfonso XIII

La obra, que se puede ver en la sala Azarte, representa lo exótico que pasaba en un hotel de la calle Barbieri de Madrid

Hay una supuesta e imaginativa ruta de la que podríamos llamar: 'De formación práctica de los actores noveles de teatro con pocos medios económicos y de mucho entusiasmo'. Son los teatros alternativos, salas de entre 50 y 90 butacas que tienes las replantaciones en “la cara” y casi el aliento de los actores.

En Madrid hay un amplio número de ellas. Desde el Teatro del Barrio a los Teatros Luchana, habiendo convertido el cine en 4 salas, a la tradicional “Cuarta Pared”. O “la Sala Mirador”, regentada por la famosa actriz y profesora Cristina Rota.

Elcierredigital.com estuvo en uno de los que están en lo más profundo de la historia de Madrid, el Barrio de Chueca y “la sala Azarte”. Allí se representa la obra “Hotel Mónaco”. En ella recibimos una extraordinaria lección de urbanismo de la calle Barbieri y aledaños de “los madriles” de primeros de siglo XX. Con un punto de inicio con las correrías del Borbón Alfonso XIII, arranca la obra “Hotel Mónaco”. Con un texto de Laura López y Miguel Ángel Bueno que a su vez son los actores de la misma, bajo la dirección de Max Lizarde.

Caricatura de un hombre con bigote sentado en un sillón rojo, con las piernas cruzadas y las manos juntas, rodeado de objetos como un proyector, un dispensador de jabón y una caja de pañuelos.
Dibujo de Alfonso XIII. | Cedida

La obra consiste en la recreación de la historia agridulce y fascinante del viejo Hotel Mónaco de la calle Barbieri, en el número 5. Y en su situación de ser un pequeño “mueblé”, osea, un hotelito discreto, coqueto, limpio y con la decoración del estilo de principio de siglo 1919. Y comienza la función repartida en ocho actos, comenzando con la historia de este hotel que servía como refugio sexual para los acaudalados y honorables personalidades de la época. Entre ellos se encontraba el Rey Alfonso XIII, famoso por sus lujuriosos encuentros y por ser el primer español dedicado a la filmación de películas eróticas. Llegó a filmar más de treinta y de las que se conservan, únicamente tres.

Las películas de Alfonso XIII

Las películas se titulaban, “El confesor”, “Consultorio de señoras” y “El ministro”. Los guiones fueron desarrollados por el propio Rey. La primera tiene una duración de unos cuarenta minutos, cuenta la historia de un cura confesor que se beneficia de su poder sobre las feligresas. La segunda, con una mayor duración y realizada técnicamente mejor, se cuenta la historia de la consulta de un doctor que examina a las mujeres mediante un método especial. Y en la tercera película, trata la historia de una mujer que acude al Ministerio para rogar que no se despida a su marido. A lo cual el ministro accede a cambio de unos favores sexuales.

Estas películas permanecieron ocultas más de setenta años, hasta que aparecieron de forma misteriosa en un convento valenciano. Fueron restauradas por la Generalitat y se conservan en la Filmoteca de Valencia.

Caricatura de un hombre con una corona y uniforme militar, sosteniendo varios bebés, con una bandera de fondo.
Dibujo de Alfonso XIII y sus hijos. | Cedida

El Rey era el productor ejecutivo. Estaba pidiendo exactamente lo que quería ver. Temas tanto religiosos como políticos que podían estimular la imaginación erótica, para disfrute de él y sus aristócratas amigos.

Alfonso XIII, a pesar de tener una pobre formación política, fue consciente de que el papel del Rey había quedado reducido a una función institucional. Esto nunca lo asumió y creía que solo una monarquía con capacidad de acción política podría evitar el avance del republicanismo. Entonces crecía visiblemente, reforzado por los movimientos socialista y anarquista.

En su primera reunión con el gobierno les aclara cuál es su interpretación de la Constitución de 1876.   La intromisión real entorpece la gestión del gobierno, ya que el Rey carece de iniciativa política. Esto hacía que muchos decretos quedaran detenidos en palacio para la firma real.

Alfonso XIII se movía muy cómodo por los cuarteles, haciéndole saber al gobierno la gran importancia que la opinión del ejército debía tener en el Estado. Esto hace que el Rey se implique en la nefasta guerra de Marruecos y posteriormente muestre su simpatía hacia la dictadura de Primo de Rivera.

La vida amorosa de Alfonso XIII

En su visita a Inglaterra, conoció a la princesa Victoria Eugenia, hija del príncipe Enrique de Battenberg y la princesa Beatriz del Reino Unido. Era la línea de una dinastía de origen plebeyo. Sobrina del rey Eduardo VII y nieta de la reina Victoria I. Victoria Eugenia, tenía el tratamiento de Alteza Serenísima por nacimiento, pero para poder casarse con Alfonso XIII y evitar que dicha unión fuese considerada morganática, se le elevó de rango a Alteza Real. Además, tuvo que hacerse católica, más bien obligada.

Tuvieron siete hijos. Y el Rey Alfonso XIII "complementó la familia" con cinco hijos bastardos. Como también, mantuvo en 1905, una relación con la aristócrata francesa Mélanie de Gaufrydi de Dorton, y como consecuencia tuvo un hijo, Roger Leveque de Vilmorin, uno más a la cantera real.

Una ilustración humorística muestra a una pareja en la cama, con la mujer sonriendo mientras el hombre parece sorprendido; el texto en francés debajo dice
Alfonso XIII en la cama. | Cedida

Mantuvo una relación muy larga e intensa con la actriz Carmen Ruiz de Moragas. De dicha relación nacieron dos hijos, la primera fue María Teresa Ruiz Moragas en 1925 y Leandro Alfonso Ruiz Moragas en 1929. La justicia española sentenció ante la reclamación de Leandro, el 21 de mayo de 2003, que pudiera usar el apellido Borbón y así paso a llamarse Leandro Alfonso de Borbón Ruiz.

Además, tuvo dos hijas más. La primera, fue con una de las institutrices de sus hijos, de la que se desconoce el nombre, siendo abandonada la niña en un convento madrileño. La segunda, en 1916, con otra institutriz irlandesa, Beatrice Noon, que llevó el nombre de Juana Alfonsa Milán y Quiñones de León. Su primer apellido es tomado por su padre adoptivo, el duque de Milán y el segundo apellido es del embajador de España en Francia.

La sátira del Hotel Mónaco

Como podemos ver, su Alteza Real no se bajaba de la cama ya sea en palacio o en el Hotel Mónaco. Su capacidad sexual, era de “fuerza”, (como diría en televisión un torero español). El relato de la obra tiene como centro de la misma el Hotel Mónaco con las peripecias de Alfonso XIII. La diversión está asegurada por el repaso que los actores hacen de esa época de la España gloriosa del momento.

El texto, lleno de picardía y realidad, va dando paso a los momentos que vive el hotel, siendo visitado por propios y extranjeros como algo atractivo y curioso.

Esta representación de la obra Hotel Mónaco, de la “Sala Azarte”, regresa tras un paso por otras capitales y por el éxito de la misma. Utiliza la historia, sin maquillajes y llena de sátira, haciendo las delicias de un público muy receptivo.

La obra es una reflexión sobre las vivencias humanas que ocultan las paredes de este hotel que hoy se encuentra amurallado en la calle Barbieri 5, a la espera de una resolución judicial.

Tres personas posando juntas frente a un fondo rojo con letras blancas.
El equipo de 'Hotel Mónaco'. | Cedida

La obra, dirigida por Max Ilzarbe y construida a partir de un guion que entrelaza realidad y ficción de manera fluida, se apoya en testimonios y documentos reales. Una característica clave del teatro documental, lo que le otorga una resonancia emocional única.

La duración es de 70 minutos, perfecta para una obra en la que no hay tiempo para distracciones desde el primer momento. El público queda envuelto en la trama con un “photocall” de imágenes que se complementa con fotos de la época y dando una suntuosidad a la labor de los actores que manejan los textos, con acierto y velocidad y con una sátira ascendente en su contenido.

Hotel Mónaco no es solo una obra de teatro; es un documental casi biográfico de una época. Esta pieza de teatro documental deja huella, recordándonos el poder transformador de las historias reales han tenido lugar en nuestro país.

Laura López y Miguel Ángel Bueno han buscado y rebuscado en el aire que se vive, se llora, y se respira en el barrio de Chueca. Todo para encontrar todas las miradas, todas las vivencias y todas las nostalgias y hacer con ellas un collage tan dispar como disparatado, tan “variopinto”, tan tuyo como mío.

No queda calle o callejón de Chueca sin pisar, ni baldosín sin levantar, ni historia que narrar, ni movida que remover.

Todas las historias que se cuentan en este hotel, ni merecen ser degradadas, ni mucho menos olvidadas. Deben escucharse, como es el caso de este Hotel Mónaco. Una obra para no perdérsela.

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