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Mujer con gafas de sol y camisa blanca caminando por la calle junto a un coche rojo.
CULTURA

El duro verano de Marisol: Muere su ex Carlos Goyanes tras perder a Massimo Stecchini

Con el cineasta, fallecido este 7 de agosto, contrajo matrimonio en 1969 siempre rodeado por la controversia

El fallecimiento del empresario Carlos Goyanes ha vuelto a recordar la figura de la cantante Marisol. La que fuera niña prodigio vivió el primer amor junto al hijo del productor  Manuel Goyanes. Y no solo el primer amor sino una historia marcada por la polémica y diversos episodios de depresión que sufrió la cantante.

Pepa Flores atraviesa su verano más amargo. Retirada Málaga, su tierra natal, la cantante perdió este pasado mes de septiembre a Massimo Stecchini, su pareja desde hace más de tres décadas. El municipio malagueño de Moclinejo ha sido el lugar donde Pepa Flores ha encontrado la tranquilidad desde que se retirara del foco mediático.

Es allí donde vive en el anonimato, alejada del ruido mediático y del personaje que se convirtió en un icono del Franquismo. También es el lugar donde suele reunir a toda su familia. Sus tres hijas se encuentran volcada en su madre en el que es su verano más complicado. Así lo ha revelado la actriz María Esteve  en su última entrevista.  “Mi madre está bien, está feliz, está contenta. Estamos todos ahí con ella, claro, y estamos todos bien, esa es la verdad”, aclaró la intérprete. Desde que perdiera a Massimo, Marisol se ha recluido en su finca de Moclinejo. Lleva una vida más hermética si cabe. Fue en marzo cuando la revista Lecturas captaba la reaparición de la artista en el centro de Málaga.

El verano más amargo de Marisol

Han pasado 39 años desde que Marisol se retirara del mundo de la interpretación. También del foco mediático. La malagueña ha recibido múltiples ofertas cinematográficas. También proposiciones de exclusivas y cifras millonarias. Nada es capaz de revertir la decisión que tomó hace casi cuatro décadas.

Desde entonces sus apariciones mediáticas han sido contadas. En el año 2000 reapareció para recoger el premio ‘Malagueña del siglo XXI’ y donde coincidió con el periodista José Manuel Parada. El único comunicador que logró entrevistar a la artista tras su retiro. Doce años después acompañó a su hija María en su primera exposición de fotografía. No fue hasta 2016 cuando Pepa volvió a la escena pública. Lo hizo de manera inesperada. La cantante salió a bailar en un concierto de su hija Celia al ritmo de ‘Tómbola’.

Aquella reaparición pública fue la última frente a los medios. Ni siquiera acudió a recoger el Goya de Honor que la Academia de Cine le otorgó en 2020. Un premio que recogieron sus hijas María, Celia y Tamara en una gala que se celebró en Málaga, tierra natal de la artista.

Una pareja de personas mayores abrazándose y sonriendo a la cámara.
Massimo Stecchin junto a Pepa Flores en un concierto de Celia Flores. | Europa Press

En Málaga encontró la paz y la tranquilidad. Era habitual ver a la artista pasear por La Malagueta o de compras por la provincia andaluza. Y no lo hacía sola sino con su pareja Massimo Stecchini. El hombre con quien la artista compartió su vida durante 35 años. Era este pasado mes de septiembre cuando el hostelero fallecía a los 69 años de edad víctima de un infarto. La cantante malagueña perdía al que había sido el amor de su vida y con quien encontró la estabilidad.

Desde el fallecimiento del hostelero, las salidas de Pepa son cada vez menos frecuentes. Ya no suele disfrutar de baños en la costa malagueña. Tampoco de paseos por la orilla del mar donde solía pasear a sus perros. Pepa lleva una vida todavía más hermética. Lo hace en el municipio malagueño de Moclinejo. Allí, en la finca en la que se afincó después de abandonar la ciudad de Málaga. La artista dejó la ciudad donde solían congregarse medios de comunicación en busca de una foto de la que fuera icono del franquismo’. En su finca vive rodeada de naturaleza. Es allí donde cuida de sus animales, incluidas algunas gallinas. También donde mantiene un huerto. Allí recibe a su entorno íntimo. Sus hijas María, Celia y Tamara la visitan con frecuencia. También su hermana Vicky quien se ha volcado en la cantante que vive su verano más complicado tras perder al amor de su vida.

Los amores de Pepa Flores

Marisol sigue siendo un icono de la cultura española. Pero ahora ya es solo Pepa. Atrás queda aquella niña de ojos azules y pelo rubio se convirtió en una estrella del cine familiar de los sesenta. La sociedad sigue queriendo a Marisol. No ha olvidado a aquel mito que fue capaz de perdonar lo imperdonable. Una cualidad que alababa su última pareja, el hostelero Massimo Stecchini. Massimo Stecchini conoció a Pepa Flores cuando ella regresó a Málaga después de divorciarse de Antonio Gades. Entonces la cantante y actriz se refugió en su ciudad natal junto a sus hijas María, Celia y Tamara. El primer encuentro de ambos fue en la pizzería Trastevere, ubicada en el barrio de La Malagueta. Un local que había pertenecido a la familia Stecchini desde hace décadas.

Massimo fue uno de los amigos que más la ayudaron en esos momentos y que consiguió su corazón. Las hijas de la cantante mantenían una relación excelente con el hostelero.  Y, también, con el hijo Massimo tuvo fruto de una relación anterior.

Tres personas caminando al aire libre, una mujer mayor con vestido azul, una mujer con blusa sin mangas y un hombre con camisa azul.
La cantante Pepa Flores junto a su madre María González y Massimo Stecchini. | Archivo

Curiosamente Marisol y Massimo ya se habían conocido anteriormente, en 1962. Entonces Pepa Flores volvía a Málaga tras uno de los muchos éxitos de sus películas con 14 años. En las calles de la ciudad andaluza se hizo una foto con un niño de tres años, que era Massimo Stecchini. El hostelero sentía una gran admiración por la artista. Se profesaban amor y respeto. Pero lo cierto es que Massimo se convirtió en el apoyo incondicional para Pepa. Un hombre discreto que se mantuvo en un discreto segundo plano y cuya pérdida ha sido un duro golpe para la malagueña. 

Precisamente el hostelero falleció a los 69 años de edad víctima de un infarto. La misma causa por la que el empresario Carlos Goyanes perdió la vida este pasado miércoles. Carlos se encontraba con su familia de vacaciones en Marbella cuando falleció a los 79 años de edad. La muerte del empresario ha vuelto a recordar la historia de amor que vivió con la malagueña. Una historia que surgió siendo tan solo unos niños. Pepa se instaló en la casa que la familia Goyanes tenía en el epicentro capitalino. El productor Manuel J. Goyanes  iba a convertir a Marisol en una estrella. Pero no dejaba de ser una niña y se llevó a las mil maravillas con los hijos de Goyanes. En especial con su hijo Carlos.  Junto a Carlos entabló una relación de amistad e incluso, llegó a ser considerada como fraternal. 

Una pareja en su boda, el hombre con traje oscuro y la mujer con un vestido de novia y velo, ambos con expresiones serias.
Marisol junto a Carlos Goyanes. | Archivo

Aquel romance culminó en una gran boda celebrada el 16 de mayo de 1969. Personas cercanas a la cantante afirmaron que aquel enlace se llevó a cabo a raíz de la pretensión que tenía la cantante malagueña por salir de casa de los Goyanes. Y así fue. El matrimonio emprendió una feliz vida conyugal. Ambos protagonizaban portadas de las principales revistas del corazón y se dejaban caer por fiestas y estrenos. No obstante, pronto llegarían los problemas. 

Pepa deseaba ser madre. Y, finalmente logró su deseo. Se quedó embarazada, aunque sufrió un aborto.  Como consecuencia, sufrió diversas depresiones e incluso un intento de suicidio que la cantante revelaría años después. Aquel cúmulo de sucesos hicieron mella en la pareja, la cual tomó la decisión de poner fin al matrimonio. En 1972, ambos emprendieron caminos por separado. La malagueña comenzó un nuevo romance. Lo hizo junto al bailarín Antonio Gades. 

 Ambos se conocieron en la histórica Casa Gades de Madrid. “Yo había ido a comer con un amigo que trabajó conmigo en el rodaje de La chica del Molino Rojo. En las paredes había varias fotografías mías, hechas por el fotógrafo César Lucas. Antonio se me presentó diciendo que tenía simpatía hacia mí. Y desde entonces comenzamos a vernos asiduamente. Siempre me trató como a una mujer normal, escuchaba lo que yo decía y nos comprendíamos perfectamente ya desde los primeros momentos”, confesó la malagueña. 

Ambos tuvieron tres hijas.  María Esteve, actriz y presidenta de la Fundación Antonio Gades; Tamara, que trabaja como psicóloga; y Celia, quien ha continuado la carrera de su progenitora como cantante. El matrimonio dejó Madrid y se instaló en Altea. Lejos de la escena pública. No solo compartían vida familiar, sino también el compromiso político con el Partido Comunista. También, proyectos profesionales junto a personalidades como el cineasta Carlos Saura —gran amigo de la pareja—, con quien ambos trabajaron en proyectos como ‘Bodas de Sangre’ o ‘Carmen’. 

Una pareja sonriente caminando de la mano en una calle concurrida.
Marisol junto a Antonio Gades. | Archivo

Si bien Antonio Gades se había consagrado como un genio de la danza internacional —en 1978 se puso al frente del ballet nacional—,  la fama de Marisol despertó en él celos. Según trascendió, llegó a mostrar actitudes machistas durante el rodaje de la cinta ‘El poder del deseo’. Muchas escenas de carácter erótico tuvieron que ser eliminadas.

La frenética vida laboral de la pareja no impidió que en 1982 celebraran su boda en La Habana. Una ciudad con la que Gades mantenía un vínculo muy especial. En aquel enlace sin presencia religiosa actuaron como padrinos Fidel Castro y la bailarina  Alicia Alonso.  Cuatro años después el matrimonio se rompió y el bailarín comenzó un nuevo romance con la millonaria suiza.  Tras dejar la localidad alicantina, Marisol regresó a su añorada Málaga. Un lugar donde encontró la paz y al que fue el amor de su vida. Aquel por cuya pérdida, Pepa Flores vive su verano más amargo.

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