
Tensión en la Casa Real: Verano de conflictos entre las infantas, Felipe VI y Letizia
Cristina y Elena de Borbón evitan coincidir con los reyes en Marivent, mientras Juan Carlos I planea regresar a España
La Familia Real española se encuentra en su 'periodo vacacional', en un momento marcado por la distancia y las tensiones internas. Hay tres lugares clave: Bidart, Sanxenxo y Palma de Mallorca.
Sin duda, este verano, la fractura familiar se ha hecho más visible que nunca. Desde el distanciamiento público de la infanta Cristina e IñakiUrdangarin hasta el polémico reencuentro del rey Emérito Juan Carlos I con la infanta Elena. La familia real perece estar pasando un verano muy movido tanto dentro como fuera de sus residencias vacacionales.
Bidart: un verano marcado por la distancia y el fantasma del pasado
La infanta Cristina eligió Bidart, enclave familiar de veraneo, para unos días de descanso lejos de Ginebra. Sin embargo, su estancia estuvo marcada por la ausencia de reencuentro con Iñaki Urdangarin.

Según la prensa, ambos estuvieron en la localidad en fechas cercanas e incluso en la misma casa, pero desplegaron un “plan de acción metódico para no coincidir en ningún caso”. El único nexo fue su hijo Juan, llegado desde Londres para ver a sus padres por separado.
La estrategia de evitarse responde a tensiones que perduran tras el divorcio de 2024. Un incidente “tenso y caótico” ocurrió en marzo de 2025, cuando Cristina“perdió los nervios” al enfrentarse a Iñaki por su nueva pareja. Esto dejó una fuerte huella y motivó su exigencia de “silencio” al exduque, a quien atribuye presiones económicas mediante secretos matrimoniales. Con ello busca esquivar un nuevo “escándalo mediático” que podría comprometer la imagen del rey Felipe VI y del Emérito Juan Carlos I.

El verano de 2025 simboliza además una ruptura definitiva. La infanta ha cortado su relación con Claire Liebaert, madre de Urdangarin, cancelando la tradición de pasar juntas el verano. No obstante, sí coincidió con una de las hermanas de su exmarido, reflejo de unas lealtades selectivas que aún persisten.
Sanxenxo: la rebeldía de Elena y el frente del Emérito
A diferencia de Cristina, que optó por la distancia, la infanta Elena se reencontró en julio con su padre en Sanxenxo, en un encuentro descrito como “cálido” durante las regatas. Padre e hija compartieron vela y descanso, confirmando su “excelente relación”, mientras Juan Carlos I seguía la competición desde la embarcación auxiliar, gesto que subrayó la cercanía con su hija.

La reunión se interpreta como un acto de “rebelión” de Elena frente a Felipe VI, en un contexto que ha llegado a un “punto crítico”. El trasfondo lo marcan las inminentes memorias del Emérito, Reconciliación, y la negociación de una serie en Netflix sobre su vida. Mientras Felipe y Letizia se oponen a que el rey padre recupere protagonismo y airee secretos familiares, Elena respalda su “derecho” a publicar el libro como un acto de “libertad personal”.
Además, Juan Carlos I ha diseñado una estrategia de 'contraprogramación' para eclipsar el verano de los reyes en Marivent. Ha invitado a toda la familia a una mansión en Cascais.

Esto responde al 'veto' de Felipe y Letizia a los Urdangarin y los Marichalar en el palacio balear. Con ello, el Emérito busca reafirmar su mensaje de “sigo aquí”. También deja patente la división en dos bloques reales: Marivent, con los reyes, y Portugal, con un monarca que se resiste a ser olvidado.
Palma: protocolo, distancias y el eje de las infantas
Mallorca, tradicional punto de reunión estival de la Familia Real, se convirtió este verano en un escenario de distancias. Ni Elena ni Cristina coincidieron en el Palacio de Marivent con los reyes, una ausencia que la prensa interpreta como muestra de división interna. Según las fuentes, las infantas se sienten “incómodas en ese entorno” y evitaron la presencia de la reina Letizia y sus hijas. Incluso se afirma que Letizia habría “invitado” a Cristina a cancelar un viaje con sus hijos para acompañar a la reina Sofía.

La prioridad de las infantas fue velar por que doña Sofía no se sintiera sola. Tras posponer su llegada a la isla por la “delicada salud” de su hermana Irene de Grecia, Elena y Cristina se turnaron en Madrid para cuidarla.
Finalmente la convencieron de viajar a Palma, aunque sin agenda pública confirmada. Su estrategia fue clara: “Intentarán no coincidir con el rey Felipe VI para que doña Sofía siempre esté acompañada” cuando los reyes ya no estuvieran.
La diferencia entre las imágenes oficiales y la realidad resulta evidente. Mientras los medios generalistas proyectaban unidad con gestos como el “cálido abrazo” entre Sofía y Letizia en el posado del 4 de agosto, la decisión de las infantas de evitar Marivent confirma la fractura.

También evidencia la pugna por el control de la narrativa pública de la monarquía. A finales de agosto, la presencia de Elena en Palma junto a su prima Simoneta Gómez-Acebo alimentó especulaciones. La prensa asegura que “ha coincidido en Mallorca con el rey”, aunque esa versión choca con la suspensión de las vacaciones de Felipe VI el 19 de agosto.
Un verano de rumores y la fractura generacional
Las tensiones de este verano no se limitaron a las infantas, sino que alcanzaron a la siguiente generación. Cristina centró sus esfuerzos en su hijo mayor, JuanUrdangarin. La infanta ha priorizado pasar tiempo a solas con él. Han disfrutado de bañarse en las frías aguas de la playa de Bridart y pasear por la orilla.
Elena, por su parte, volvió a verse salpicada por las polémicas de Froilán. En Ibiza fue noticia por un supuesto encontronazo y por los rumores que lo vinculan con la exconcursante de MasterChef Miri Pérez-Cabrero.

A ello se suma la tensión con su hija Victoria Federica, quien en noviembre de 2024 defendió públicamente a Felipe VI en redes sociales. Este gesto indignó a su madre y reflejó cómo el conflicto entre facciones ha permeado a los más jóvenes.
La prensa ha funcionado como un auténtico barómetro de la crisis interna. Se han multiplicado las especulaciones sobre la “frialdad” entre FelipeVI y Letizia. La reina se ausentó primero en la recepción de Marivent, un gesto “considerado como un feo”. También se habló de supuestas “broncas diarias” en la isla entre Letizia y sus hijas. Incluso que Sofía adoptaba una actitud “rebelde” frente al 'control total' de su madre.

Mientras tanto, sobre el Emérito planea la hipótesis de un regreso definitivo a España. La prensa señala que Juan Carlos I estaría buscando residencia en el país, reafirmando su empeño en no ser olvidado. Sumado a su plan de “contraprogramación” frente a los reyes, el conflicto trasciende el ámbito privado: se ha convertido en una batalla de imagen pública y poder dentro de la monarquía.
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