
'Monólogos del culo', la arriesgada comedia que triunfa este verano en Madrid
La obra de Eduardo Román en el Teatro Luchana trae el lado más divertido de la explicación de esta parte de la anatomía
El origen del monólogo como recurso dramático no se encuentra en el diálogo. Es, más bien, al revés, el diálogo evolucionó a partir del monólogo. En el teatro romano antiguo se presentaban monólogos con frecuencia, más que en el teatro griego antiguo o el teatro moderno.
En dramaturgia, el monólogo, soliloquio, o escena unipersonal, con intervalos de tiempo, es el género literario del siglo XVIII y XIX, llamado “melologo”. Fue creado para “Pigmalión” en 1762 por Jean-Jacques Rousseau. Es el género dramático en el que un personaje reflexiona en voz alta expresando sus pensamientos, percepciones y emociones a sí mismo y, por tanto, al público.
El monólogo interior o interno, o flujo de conciencia, es una técnica que intenta plasmar en el papel el flujo de presión del mundo real y el mundo interior. Es imaginado por alguno de los protagonistas.
'Los Monólogos del Culo'
“Los Monólogos del Culo”, que escribe y dirige Eduardo Román, no busca la reivindicación de nada que no supiéramos ya. Nos lleva a un lado más divertido y sorprendente de la explicación de esa parte de nuestra anatomía de la que supuestamente, nadie habla. Aunque sí se hace de forma no peyorativa y siempre con admiración ante su presencia.
Pero en la obra, Román transcurre todo por otro lado. Es una serie de monólogos ingeniosos y cargados de humor que reflexionan sobre su impacto en la moda, la sociedad y la vida cotidiana. Sin embargo, no es un monólogo tradicional. Son tres los actores que se reparten y conjugan los textos elaborados sobre la temática que nos ocupa con mayor o menor gracia y efectividad. Pero incluso, con la ayuda de tres atriles en los que suponemos están los textos que van a desarrollar.

El comienzo de la obra es con la entrada del actor argentino Walter de la Reta, dialogando y explicando la denominación, según se detalla por la Real Academia Española de la lengua: del latín, Culus. Conjunto de las dos nalgas.
A partir de ahí, se lleva a cabo por parte de los tres actores. El citado anteriormente, la actriz Guili Tesei y el actor Mauro Angemi, argentinos con la conversación con deje y entonación argentino, dificultando en ocasiones la captación de la oratoria.
En la locución inicial, se detallan diversos sinónimos que existen en la enciclopedia de la Real Academia de la lengua de España.
Culo apretado, persona presuntuosa; culo de mal asiento, persona inquieta que no está gusto; culo de vaso, piedra falsa que imita algunas preciosas; culo de pollo, punto mal cosido en la media o tela; el culo del mundo, lugar muy lejano; culo pajarero, con el culo desnudo; caerse de culo, quedarse atónito y desconcertado ante algo inesperado.

La obra continúa con la explicita conversación de momentos importantes en los que el culo es protagonista de todos los añadidos que podemos imaginar. Su trabajo no es difícil, se trata de leer los textos que tiene en el atril. En caso de perderse y hacer de esta catarata de improvisados improperios, un análisis de los mismos, una conformidad que se supone, que el público acepta. Por cierto, un público que llenó la sala el pasado y caluroso sábado. Algo que los actores agradecieron al final de la representación, por asistir con casi 40 grados.
Entre toda esa maraña de acepciones, adjetivos y reflexiones, se incluía dos poemas en verso “ad oc” al tema de Francisco de Quevedo y de Camilo José Cela. Ambos muy introducidos en utilizar los mejores poemas a los más inhóspitos conceptos humanos haciendo rima y produciendo risa. Como en el Teatro Luchana, con clamorosos aplausos del público asistente.

Podemos expresar lo que decimos, si este repaso a la historia del culo resulta divertido, refrescante e ilustrativo y se podría completar con los relatos de J. M. Lebrero que publicó en su libro “Culos”. Desde los culos mostrados por la pintura y el cine hasta su importancia en el devenir de ciertos acontecimientos. Pasando por la sodomía, el beso, la tortura anal o su evolución desde que el hombre empieza a caminar sólo sobre dos patas.
Se trata del origen de unas de las famosas escenas de la película “8 y medio” y “Amarcord” obras maestras, que se atribuye al gran maestro Federico Fellini. A él también le gustaba elogiar la “culidad” de la mujer. La mujer-culo, decía, “es una epopeya molecular de la feminidad, una divina comedia conducida siguiendo la anatomía femenina”. Eso no es una maldad por su parte, como se ha creído, puesto que él los amaba así, monstruosos, deformes, desabridos, colgantes.
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