
El Instituto Cervantes ocultó desde 2020 que perdió la enseñanza del español en la UE
Durante años la enseñanza del español a funcionarios europeos estuvo en manos belgas sin explicación oficial en España
Desde 2020 a 2024, el Instituto Cervantes no pudo enseñar español en las instituciones de la Unión Europea. El motivo fue que perdió la licitación frente al organismo belga “Centre de Langues-Allingua”, vinculado a la Universidad de Lovaina.
Una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, publicada esta semana, confirmó la derrota. El fallo ratifica que la oferta belga superó a la española en todos los criterios menos uno.
El concurso se publicó en 2020. Desde entonces, todos los recursos presentados por el Cervantes han sido rechazados. El organismo belga ganó por calidad, con mejores puntuaciones en contenido, pedagogía y gestión.
El Instituto Cervantes no informó de este fracaso en los últimos años. Mantuvo silencio mientras litigaba para recuperar la licencia. La razón oficial de la pérdida: no presentar correctamente la documentación exigida. En lugar de subir directamente los archivos, el Instituto puso enlaces. Bruselas rechazó este método porque esos documentos eran obligatorios y no se permitían hipervínculos. Temían modificaciones fuera de plazo.

En la valoración técnica, Lovaina obtuvo 94 puntos sobre 100 en calidad. El Cervantes, 82. Aunque su propuesta era más barata (2,7 millones frente a 3,5), se priorizó calidad-precio.
El Instituto español recibió mejores notas solo en control de calidad. En las demás áreas, el proyecto belga fue superior. Por eso la Comisión Europea eligió a Lovaina.
El Cervantes alegó falta de motivación en la resolución. Pero el tribunal explicó que sí se detallaron los puntos fuertes y débiles. También se argumentó que no hubo violación de los principios de igualdad ni transparencia.
Todos los recursos del Gobierno fueron desestimados. El Tribunal concluyó que la oferta ganadora era más sólida. Además, obligó a España a pagar las costas del juicio.

Luis García Montero, director del Instituto desde 2018, no dio explicaciones públicas durante estos años. Tampoco el Ministerio de Exteriores, del que depende el Cervantes. Mientras, la diplomacia española impulsaba la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en la UE.
En esa etapa, la promoción del español quedó relegada. Esta decisión fue exigida por Carles Puigdemont a cambio de no tumbar al Gobierno. Pedro Sánchez aceptó la condición.
Hasta 2020, el Cervantes impartía español a los funcionarios europeos, como hace el Goethe con el alemán o la Alianza Francesa con el francés. Pero esa función se perdió.
La licitación europea se resuelve cada cuatro años. Incluye formación para empleados de la Comisión Europea, el Parlamento, el Consejo, el Comité Económico y Social, entre otros organismos con sede en Bruselas y Luxemburgo.
Una licencia recuperada para el futuro
El Instituto Cervantes recibió el pasado 6 de junio la notificación de que había recuperado la licencia. Volverá a impartir español en las instituciones europeas para el periodo 2025-2027.
Teresa Iniesta, directora del Cervantes en Bruselas, explicó que el contrato es por dos años, renovable anualmente hasta completar cuatro. Esta vez, Lovaina perdió los lotes de español, inglés, italiano y alemán.
La Alianza Francesa no se presentó. Ahora, Lovaina ha recurrido. Por eso, el inicio de clases podría retrasarse. Se prevé para octubre de 2025 o enero de 2026. El director García Montero valoró positivamente el nuevo resultado. Considera que han reaccionado bien. Dice que han demostrado capacidad educativa y recuperado el protagonismo en Europa.
Con el nuevo contrato se triplicará el número de horas. Se espera que muchos profesores que trabajaban con Lovaina pasen al Cervantes. Algunos ya han enviado currículos. En Luxemburgo, los docentes dan por hecho que seguirán con el nuevo adjudicatario. El relevo es inminente, salvo que el recurso prospere.

No todos celebran la recuperación de la licencia. César Antonio Molina, exdirector del Cervantes y exministro de Cultura, calificó la pérdida anterior como “culposa”. Criticó la falta de profesionalidad y de defensa del español. Molina lamenta que se dediquen más esfuerzos al catalán que a la lengua común. Para él, es una muestra más del “sanchismo destructivo”.
Jon Juaristi, director del Cervantes entre 2001 y 2004, cree que el problema va más allá. Asegura que el español ha perdido prestigio en Europa. Y que España ya no genera atractivo. Arturo Pérez-Reverte fue aún más tajante. Dijo que España es “el hazmerreír de Europa”. Criticó a los sucesivos gobiernos por falta de respeto institucional.
A pesar del optimismo oficial, el contrato aún debe recibir el visto bueno del Tribunal de Justicia de la UE. Solo entonces será efectivo. El español sigue siendo una lengua clave. Es la segunda por número de hablantes nativos. La cuarta más hablada en el mundo. Segunda en redes sociales y tercera en internet.
El Instituto Cervantes está presente en 54 países. Tiene más de 100 sedes. Su red incluye 87 centros por los cinco continentes. En España, tiene sedes en Madrid y Alcalá de Henares. Es un instrumento esencial de la diplomacia cultural de España. Su recuperación en Bruselas puede marcar una nueva etapa.
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