Cinco años después del fallecimiento del marqués de Griñón, la vida de Esther Doña (Málaga, 30 de diciembre de 1977) ha dado un giro radical. Exmodelo y empresaria, su nombre pasó a ocupar titulares tras casarse con Carlos Falcó. Desde entonces no ha dejado de estar en el foco mediático.
Tres matrimonios, un compromiso fallido con un juez, un libro, un negocio inmobiliario y un nuevo amor han marcado el camino de esta viuda aristocrática. Ha hecho de la reinvención una constante.
Primeros matrimonios y salto al círculo del poder
Antes de conocer al marqués, la vida sentimental de Esther Doña ya había estado marcada por relaciones con empresarios de mayor edad. Con 25 años, en 2004, contrajo matrimonio con Francisco Garrido, un empresario 25 años mayor que ella. Vivieron en el barrio madrileño de Santa Eugenia hasta que se separaron y vendieron el piso en común.
Años después, en 2011, se casó por segunda vez con otro empresario, esta vez residente en Londres, tenía entonces 33 años. La boda tuvo lugar también en la capital británica.
Sin embargo, este enlace nunca fue registrado en España, por lo que legalmente no se reconoció. Doña ha relatado en su libro que no guarda buen recuerdo de ese periodo, pese al evidente ascenso de estatus que supuso.
Esther Doña y Carlos Falcó. | Europapress
Fue en 2015 cuando la vida de Esther Doña dio un giro definitivo. Tenía entonces 38 años cuando conoció a Carlos Falcó, marqués de Griñón. El primer encuentro fue durante una cata de vinos. A partir de ahí, comenzaron a intercambiar mensajes por WhatsApp, que más tarde la propia Doña reveló en su libro "La vida de un gran hombre a través de mis ojos".
Antes de casarse por lo civil en 2017, se hicieron pareja de hecho en El Rincón, la finca del marqués en Aldea del Fresno. Fue una boda íntima, a la que solo acudieron ellos y dos testigos. Ninguna de los cinco hijos del marqués estuvo presente en el enlace.
Carlos Falcó falleció el 20 de marzo de 2020, a los 83 años, víctima del Coronavirus. Había empezado a sentirse mal en El Rincón y fue trasladado a la Fundación Jiménez Díaz, donde finalmente murió. La herencia y la figura de su viuda no tardaron en convertirse en temas de interés mediático.
Ruptura con los Falcó y la resolución de la herencia
Tras la muerte del marqués, surgieron especulaciones sobre posibles tensiones entre Esther Doña y los hijos de Falcó, especialmente con Tamara Falcó y Manolo Falcó. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la situación se resolvió de forma rápida y pacífica.
Esther, como usufructuaria del Palacio de El Rincón, llegó a un acuerdo con los herederos y vendió su parte del inmueble. Separando de forma definitiva sus destinos. Convirtió su parte del patrimonio en dinero líquido y abandonó la vida aristocrática para comenzar una nueva etapa.
Esther Doña y Santiago Pedraz. | Europapress
En 2021, Doña inició una nueva relación sentimental con el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, 20 años mayor que ella. Anunciaron su compromiso con vistas a una boda en 2023. Sin embargo, la ruptura llegó de forma inesperada en agosto de 2022.
Pedraz terminó la relación por WhatsApp, alegando que Doña ya no era la mujer de la que se había enamorado. A partir de ahí, se sucedieron titulares sobre una supuesta demanda por parte de Doña al juez por haberse beneficiado de su fama.
La exmodelo negó categóricamente tales informaciones a través de un comunicado en Instagram y zanjó públicamente el asunto en el programa Y ahora Sonsoles.
Nueva pareja y discreción mediática
Desde entonces, Doña ha optado por una mayor discreción. En primavera de 2024 conoció a Joao, un portugués de 41 años con dos hijas, y desde entonces mantienen una relación estable. Él ha decidido mantenerse al margen de la exposición pública, aunque la ha acompañado en algún acto benéfico, como en una entrega de premios en Sevilla, siempre en segundo plano.
La relación es seria: ambos conocen ya a sus respectivas familias y han acudido juntos a eventos privados. En redes sociales, Doña muestra momentos compartidos con él, aunque mantiene el perfil bajo que ha adoptado desde su ruptura con el juez Pedraz.
Esther Doña. | Europapress
Esther Doña ha pasado por tres matrimonios. Fue marquesa de Griñón, protagonizó una ruptura con un magistrado y hoy lleva una vida discreta, aunque no del todo retirada. A sus 47 años, demuestra que ha sabido capitalizar cada etapa de su vida, aunque con un coste emocional y mediático considerable.
Hoy, ya sin el peso del título ni la presión de El Rincón. Esther Doña continúa escribiendo su historia, ajena a quienes la acusaron de oportunista y centrada en un nuevo modelo de vida: empresarial, discreto y con una pareja lejos de las cámaras.