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Tres hombres en un escenario, uno lleva bata roja y micrófono, otro tiene alas de ángel y aureola, el tercero sonríe, todos visten camisetas rojas y chaquetas oscuras
CULTURA

'Corta el cable rojo': Una comedia destornillante de risa continua

La obra, ideada por Carlos Ramos, se basa en tres personajes que, sin previo aviso, hacen lo que el público decida

A lo largo de la historia contemporánea podemos reconocer muchas formas de humor. Todas ellas han sido representadas por grandes actores, humoristas y personajes serios, como  Charles Chaplin, Groucho Marx o Buster Keaton. También existen humoristas más actuales que cuentan chistes de manera aparentemente seria, logrando que nos riamos tanto por la forma como por el contenido.

En nuestro país destacan Gila y Eugenio, y podríamos seguir mencionando nombres sin parar. No en vano, como se ha dicho en muchas ocasiones, y sin que suene malévolo:  “Este es un país de chiste”.

En lo que respecta al humor moderno, no puedo olvidarme de Woody Allen, maestro del humor en el cine y del sarcasmo. Valga como ejemplo una de sus frases más conocidas: "Dios ha muerto, Nietzsche ha muerto y yo no gozo de buena salud."

El humor

Existen muchos dichos sobre el humor. Quizás el más común sea aquel que afirma: “Más vale caer en gracia que ser gracioso”. Esto implica que, si lo que vas a contar no tiene gracia, mejor evitarlo antes que hacer el ridículo.

La palabra humor (del latín humor, -ōris), según la Real Academia Española, se define como  “el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas”.

Hombre de mediana edad hablando por teléfono antiguo mientras está frente a un micrófono en una imagen en blanco y negro
Miguel Gila | TVE

Como forma de expresión social, el humor tiene sus orígenes en la antigüedad y aparece en los primeros vestigios de la cultura, como los diálogos de la comedia griega del siglo V a.C., con autores como Aristófanes.

A lo largo de la historia, el humor evolucionó. Pasó de ser una simple reflexión sobre la sociedad a convertirse en una herramienta compleja para expresar ideas, cuestionar normas y crear vínculos sociales, como se observa en la sátira romana.

El humor, en sí mismo, es una categoría de la estética que expresa la disconformidad —total o parcial— con un fenómeno social, la conducta de las personas, su mentalidad o sus costumbres, en relación con el curso de las cosas y con el ideal estético de las fuerzas sociales progresivas, según la Real Academia Española.

Una variedad de lo cómico es, por ejemplo, la pretensión de lo feo de presentarse como bello, algo históricamente condenado por ser asocial e inhumano.

En esta línea,  Francisco Giner de los Ríos afirmó en 1876 que “el fundamento de la inmensa variedad de lo humorístico es el contraste: la conciencia de una contradicción, desajuste o desproporción que desbarata la realidad objetiva”.

Aun así, algunos consideran que esta definición resulta insuficiente. El dramaturgo francés Molière ya señaló en su obra La Lettre sur la comédie de l'Imposteur (1667) que “para conocer lo cómico es preciso conocer lo racional, de lo cual lo cómico señala ausencia”.

Para él, la incongruencia es el corazón de lo cómico. Por ello, todo disfraz, mentira, engaño o contradicción entre acciones provenientes de una misma fuente es, en esencia, cómico.

El humorismo

Joseph Klatzmann, en su obra L'Humour juif (El humor judío), resume el humor en una necesidad vital: «Reír para no llorar». Nietzsche, más pesimista, declaró: “El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa”. Esta visión lo acerca a la filosofía cínica, que considera el humor una catarsis o antídoto espiritual que hace más soportable la existencia. Humberto Eco, por su parte, sostuvo que lo trágico y lo dramático son universales, mientras que lo cómico no lo es.

Hombre de cabello rizado y barba usando gafas grandes y camisa oscura frente a un fondo verde
Eugenio | TVE

El humor es social por naturaleza. La risa es una actividad comunal que promueve vínculos, difumina conflictos y alivia el estrés y la ansiedad. Sin embargo, cambia de significado cuando se ejerce en soledad. El humorismo, en su sentido más puro, utiliza la comicidad como forma de entretenimiento y comunicación humana, con la intención de hacer que la gente se sienta mejor, incluso feliz.

'Corta el cable rojo'

Un ejemplo de ello lo encontramos en el espectáculo Corta el cable rojo.  Este show lleva ocho temporadas representándose con éxito en el pequeño teatro de la Gran Vía madrileña. La sala se llena cada día, aunque el calor hace recomendable ir preparado con una prenda ligera. Y es que, como bien sabemos, “el humor con el calor se lleva mal y se entiende peor”.

La obra, ideada por Carlos Ramos, se basa en tres personajes que, sin previo aviso, hacen lo que el público decida. Todo empieza con frases propuestas por los espectadores, que luego los actores convierten en improvisados sketches. Sus gestos, ocurrencias y distorsiones del lenguaje provocan carcajadas continuas, apoyados además por un “video wall” que refuerza la acción en escena.

Tres hombres con expresiones de sorpresa y fondo rojo
Los protagonistas de 'Corta el cable rojo' | Entradas

Carlos Ramos  está acompañado por José Andrés y “Salomón”. Ambos con amplia experiencia en monólogos, tanto en la Paramount Comedy como en El Club de la Comedia. Juntos logran que cada cuadro sea más ingenioso y divertido que el anterior, implicando incluso al público en dinámicas respetuosas pero siempre cómicas.

El espectáculo incluye diez cuadros improvisados a partir de las sugerencias del público y dura 90 minutos. Su objetivo —hacer reír a mandíbula batiente— se cumple de sobra. Ramos, Andrés y Salomón fundaron Corta el cable rojo en 2011, y desde entonces no han parado de cosechar éxito.

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