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Mujer de cabello rizado hablando frente a un micrófono en un evento de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo
CULTURA

Clara Sanchis se confiesa: 'El teatro revela lo que queremos tapar en la vida real'

La actriz turolense de 57 años interpreta 'Un Dios Salvaje' junto a Luis Merlo tras una carrera ligada a Virginia Woolf

Clara Sanchis (Teruel, 1968) deslumbra en Un dios salvaje con un papel que recorre un amplio registro emocional, desde la sumisión al orgullo, hasta desembocar en la ira y la depresión en una misma secuencia. Su capacidad interpretativa no sorprende. Es hija del dramaturgo José Sanchis Sinisterra y de la actriz Magüi Mira, y su formación artística comenzó con la música y la escritura antes de centrarse en la interpretación.

A lo largo de su trayectoria ha combinado teatro y música, incorporando el piano en varios montajes. Fue parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, interpretando obras de Eurípides, Shakespeare y Lope de Vega, y en el teatro contemporáneo ha brillado en 'Festen, La lengua en pedazos' y textos de su propio padre.

La crítica ha destacado de forma especial su trabajo en Una habitación propia, donde encarnó a Virginia Woolf e interpretó música inspirada en Bach. En elcierredigital.com hemos podido entrevistar a la actriz turolense.

- En tu puesta en escena, ¿es el momento de los “tulipanes” el más importante de tu actuación en la obra?

- Sí, es el momento en que todo se descubre y dejo de pasar desapercibida en los diálogos con los demás actores, que están en plena riña. Paso de ser “un gato” a convertirme en “un tigre”.

El personaje se desnuda: aflora la rabia contenida, surge la ira y toma conciencia de sus propias miserias. En el fondo es una mujer machista, hipócrita, que poco a poco va desvelándose a sí misma.

- ¿Es un momento en el que la obra se rompe?

- Se genera un vacío porque el desconcierto es absoluto. Los dos matrimonios buscamos tener la razón, pero no hay solución: la discusión no tiene fin, las disculpas y los ataques son continuos.

Conviene recordar que todo parte del ataque de un niño a otro, que termina con la rotura de dos dientes. Los padres se reúnen, unos para disculparse y otros para perdonar, pero nada está tan claro.

Cartel promocional de la obra de teatro Un dios salvaje en el Teatro Alcázar con los actores Luis Merlo, Natalia Millán, Juanan Lumbreras y Clara Sanchis sobre un fondo rojo
'Un Dios Salvaje' | Teatro Madrid

La obra muestra que los padres son peores que los hijos. Lo ilustra también la película de Roman Polanski, en la que, al final, un plano secuencia muestra cómo los niños juegan juntos a la pelota en el patio.

- Sin desvelar demasiado, ¿hay algún momento que consideres crucial?

- Para mí, el instante clave es cuando me canso de pedir perdón y de excusar a mi hijo. Dejo a todos paralizados al preguntar: “¿El golpe a tu hijo no es gratuito, algo debió decir para que el mío reaccionase así?”. Ese giro equilibra las fuerzas de la discusión. Ahí me impongo como madre, defendiendo a mi hijo desde la comprensión.

Mientras tanto, el papel de Luis Merlo, como mi marido, es de absoluta superficialidad: está absorbido por sus problemas económicos y su móvil, abstraído de la situación.

Es entonces cuando yo pongo los puntos sobre las íes. No quiero contar más: hay que ver la obra. Es un texto magnífico de Yasmina Reza, dirigido por Tamzin Townsend y versionado por uno de nuestros autores más importantes, Jordi Galceran.

- ¿Un dios salvaje no es solo una comedia al uso, sino también un espejo de la sociedad?

- Exacto. No es solo una comedia brillante, también es un espejo, a veces cruel y a veces hilarante, de nuestra vida diaria. ¿Hasta qué punto somos tan civilizados como creemos? ¿Y si la defensa de nuestros valores no fuera más que una excusa para imponer nuestra voluntad y defender nuestro territorio? En un momento crucial aflora ese impulso visceral, irracional y primitivo que habita en todos nosotros. Sale a la superficie y arrasa con lo que creíamos tener claro. Es un reflejo de la vida misma.

- ¿Prefieres el teatro clásico o el contemporáneo?

- El clásico es dificilísimo. Cuando hago clásico echo de menos el contemporáneo, y viceversa. Pero si debo elegir, me quedo con el clásico.

Mujer de cabello rizado y rubio apoyando su rostro en una mano mientras mira hacia un lado
Clara Sanchis | Ayto. de Olmedo

He tenido la suerte de interpretar Antígona, Las troyanas de Eurípides, El alcalde de Zalamea de Calderón, El castigo sin venganza y El perro del hortelano de Lope de Vega, Macbeth de Shakespeare, Salomé de Wilde y Calígula de Camus, entre otros.

- Has interpretado más de 70 obras. Entre ellas, una versión de Una habitación propia de Virginia Woolf. ¿Qué relación tienes con esta autora?

- Curiosamente, casi siempre he interpretado obras escritas por hombres. Virginia Woolf es la única autora de la que he representado un texto. Eso sí, he trabajado con muchas directoras: Helena Pimenta, Natalia Menéndez, Pepa Gamboa, Ana Zamora y, por supuesto, mi madre, Magüi Mira. Me alegra mucho ver cómo emergen nuevas directoras jóvenes con gran talento.

Tampoco se pueden olvidar los grandes directores con los que he trabajado: desde mi padre hasta Juan José Millás, Juan Mayorga, Gerardo Vera, Eduardo Vasco o Mario Gas. Creo que he tenido la suerte de colaborar con lo mejor de nuestro teatro.

- ¿Qué esperas de esta nueva representación de Un dios salvaje?

- Espero lo mejor. No es la primera vez que se representa, pero confío en que esta puesta en escena destaque. Con un texto brillante de Yasmina Reza, la dirección de Tamzin Townsend —a quien muchos consideran la “Midas del teatro” porque todo lo que toca lo convierte en oro— y un elenco formado por Natalia Millán, Luis Merlo, Juanan Lumbreras y yo, con la versión de Jordi Galceran, creo que será una de las obras más interesantes de esta temporada en el Teatro Alcázar de Madrid.

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