08 de mayo de 2024
|
Buscar
FIN DE SEMANA

El cantante conoció a la filipina en 1970 cuando todavía estaba con 'Gwendolyne' y seis meses después se casó con ella en una unión que duró ocho años

Las mujeres en la vida de Julio Iglesias al cumplir 80 años: De Isabel Preysler a Miranda Rijsburguer

El Cierre Digital en
Julio Iglesias, el artista más universal de la música española, cumple el próximo 23 de septiembre 80 años. A lo largo de su vida, ha cosechado múltiples éxitos… y amores. Una de las primeras fue la filipina Isabel Preysler, que se convirtió en su primera mujer y con quien tuvo tres hijos. Su última esposa, Miranda Rijsburguer, es madre de cinco hijos con el cantante.

El próximo 23 de septiembre el cantante madrileño Julio Iglesias cumplirá 80 años. Convertido en el artista más universal de la música española, el cantante tiene una amplia fortuna derivada de sus múltiples éxitos… y un largo historial de mujeres que comenzó con uno de los romances más mediáticos de los años 70 con la socialité Isabel Preysler. La primera de otras muchas mujeres que han acompañado al cantante a lo largo de sus casi 80 años de vida.

Julio Iglesias de la Cueva nació por cesárea en Madrid a las dos de la tarde del 23 de septiembre de 1943, en el seno de una familia burguesa acomodada, sólo conservadora en sus formas, formada por su madre, Charo de la Cueva, su padre, el reconocido ginecólogo Julio Iglesias Puga, y su hermano pequeño, Carlos. Su infancia, “de pequeño era feito, aunque después se convertiría en un guapo mocetón”, trascurrió plácidamente en el barrio madrileño de Argüelles, en un hogar típico de la derecha española de esos años, con un piso grande sin ostentaciones en el centro de Madrid.

Estudió el bachillerato en los Sagrados Corazones. Ya desde pequeño le gustaba practicar el deporte del balompié, jugaba en la demarcación de guardameta, pero su familia se opuso a que por el deporte abandonara sus estudios y eligió la carrera de Derecho, que empezó en el CEU de Madrid y casi terminó en la Universidad de Murcia, ya que le quedó colgada una asignatura, Derecho Internacional Privado, que terminó aprobando años más tarde. Su padre siempre deseó que su hijo siguiera la carrera de diplomático, ya que esa era su gran ilusión, pero finalmente Julito terminó como cantante, una profesión que empezó a convencerle como futuro cuando estuvo meses y meses en cama tras su accidente de coche que le produjo una tumoración y una paraplejía parcial. En la vida de Julio Iglesias, la imagen de su padre siempre ha tenido una importancia trascendental, mientras que para su hermano Carlos la tenía su madre.

El romance de Julio Iglesias e Isabel Preysler

Una de las mujeres que más marcó la vida de Julio Iglesias fue la filipina Isabel Preysler. Isabel y Julio se conocieron inicialmente en una fiesta homenaje a Manuela Vargas, la famosa bailaora musa del pintor Salvador Dalí, celebrada en casa de Juan Olmedilla. Allí surgió el flechazo. Su cara de niña, su fragancia, siempre se perfuma en el último momento, y su esbelta figura, es más alta de lo que aparenta, impresionaron de entrada al cantante, transmitiéndole un encanto especial. Julio Iglesias no tardaría en enamorarse de la filipina, a pesar de que en aquel momento le resultaba fácil verse rodeado de esplendorosas mujeres, es más, por aquel entonces mantenía una relación con su primer amor: una joven de nombre 'Gwendolyne' (Jane Harrington), la joven hija de un diplomático a la que conoció durante su etapa en Londres y la cual dio  el nombre a la canción con el que el artista gallego representó a España en el festival de Eurovisión celebrado en Amsterdam .

Era el soltero de oro, con muchas admiradoras. Pero sería en otra fiesta, celebrada en la primavera de 1970 en uno de los antiguos pabellones de la Feria del Campo de Madrid, que daba la conocida familia bodeguera gaditana de los Terry y organizada por el popular relaciones públicas, el navarro Julio Ayesa Echarri, donde se consumó el intento.

A Isabel sí que no se le escapó el evidente interés que mostró de entrada el cantante hacia ella Y eso que allí estaba la crème de la crème: desde la folklórica Lola Flores, pasando por la duquesa Carmen Franco, su hija Carmen Martínez-Bordiú, hasta un largo número de los llamados vips entre los que la filipina ya había aprendido a manejarse con soltura. Como siempre, llegó tarde a la cita, pero nada angustiada. Iba a su aire, como si la noción del tiempo fuera diferente en Filipinas que en España.

Julio Iglesias e Isabel Preysler en 1973.

La fiesta sirvió para que Isabel Preysler y Julio iglesias comenzaran a salir como si fueran dos jóvenes pipiolos. “Conocí a Julio Iglesias en 1970. Me pareció un chico simpático y educado, con un aspecto muy agradable. Julio no era todavía un famoso cantante. De todas formas, a mí nunca me han impresionado las personas por su importancia o popularidad. Nuestra primera salida fue para asistir a un recital de Juan Pardo. Tres días después de que nos presentaran, se me declaró; y a los seis meses ya éramos novios. Quería que nos casáramos enseguida, pero yo le dije que esperáramos un poco (…) Recuerdo perfectamente sus palabras. Me dijo: ‘esto no es una declaración y no pienses que te lo estoy pidiendo, pero quiero decirte que eres la mujer perfecta que siempre hubiera imaginado yo para casarme’”, afirmó la Preysler en sus memorias para la revista Hola.

A finales de julio de 1970, la joven filipina viajó a Málaga con sus tíos para pasar el verano y Julio iglesias cambió radicalmente sus estíos en Peñiscola (Castellón) por las playas de la Costa del Sol. El amor continuó apasionadamente durante todo el otoño. Idas y venidas. Encuentro tras encuentro. Besos y noches de amor en un desapacible clima madrileño. Fue en las navidades de 1970, al regresar de sus compromisos en Argentina, cuando Julio Iglesias comentó a sus más allegados que se casaba de prisa y corriendo. La pareja sólo había tardado seis meses en formalizar el contrato nupcial.

La boda de ‘la Preysler’ y Julio Iglesias, “un bombazo”

El anuncio de la boda fue todo un bombazo, incluso para las familias de ambos, bastante conservadoras y católicas, que tenían preparados mejores planes para cada uno de ellos por separado. A los padres de Isabel les pareció una auténtica locura que su hija se uniera a un simple cantante de forma tan precipitada —nadie sospechaba que en su cuerpo pudiera estar gestándose un bebé—. Y a los padres de Julio, aunque tenían la esperanza de que estas nuevas responsabilidades sirvieran de revulsivo a su hijo para renunciar a sus aspiraciones en el mundo de la canción y proseguir su carrera de Derecho, también Isabelita les parecía muy poco. Sobre todo, a la madre de Julio, Charo de la Cueva, una mujer de agrio carácter, que empezó a llamar despectivamente a Isabel "la china", ya que anhelaba que su hijo se casara con una chica madrileña de alta alcurnia.

Boda de Isabel Preysler y Julio Iglesias en 1971.

El lugar escogido para celebrar la ceremonia fue el pueblo toledano de Illescas, a unos 40 kilómetros de Madrid. Ni muy lejos, ni muy cerca. La pareja se casó el 20 de enero de 1971 en un día de lluvia torrencial y de ambiente frío en las calles, no así dentro de la iglesia, templada con el calor de los asistentes. Fue el padre José Aguilera, el consiliario de los Jóvenes de Acción Católica de Madrid, quien los unió en matrimonio. Ante la ausencia de Carlos Preysler, que prefirió quedarse en Filipinas, actuó como padrino de Isabelita, su tío José María Preysler, hermano de papá.

Cuentan sus amigas que Isabel era todavía demasiado joven, tan solo 20 años, para comprender lo que estaba sucediendo y que no se daba aún cuenta de lo que significaría su vida al lado del cantante. Que, al principio, estaba envuelta en un torbellino apasionado que la empujaba a aceptar cualquier ocurrencia de su marido y que, en su inconsciencia lo idealizó. Julio representaba la aventura, los viajes, la puerta de acceso a un mundo que le había estado vetado por su origen y educación y no dudó en acompañarle a todos los lugares donde él acudía. Isabel vivió esa etapa intensamente mientras duró, aunque siempre añoró una vida familiar más apacible que la transportara a ese recogido status que disfrutó durante su infancia en Manila, donde regresaba siempre que podía.

Siete meses después de su boda, el 3 de septiembre de 1971, nació su primera hija, María Isabel, conocida como Chábeli, en el Hospital Nuestra Señora de Cascais, en Portugal. Una niña que con el tiempo se ha convertido en la fotocopia más perfecta de su madre. El nacimiento no impidió que Isabel siguiera acompañando a Julio Iglesias en sus giras, aun llevando a Chábeli en brazos.

Distanciamiento y divorcio

Pero el distanciamiento físico entre Isabel y Julio fue cada vez más habitual y constante. Y aunque el matrimonio pasaba menos tiempo junto, sus encuentros eran pasionales. Así, Isabel se quedó embarazada dos veces más albergando la esperanza de que esto representaría el regreso definitivo del hombre a quien entonces amaba. Pero eso nunca ocurrió. Nacieron sus dos hijos varones: Julio José, el 25 de febrero de 1973; y Enrique Miguel al que dio a luz el 8 de mayo de 1975. Desde entonces sus tres hijos ocuparon todo su tiempo. Ya no acompañaba en sus viajes a su marido que cada día conseguía mayores triunfos discográficos, tanto en España como fuera de nuestras fronteras. Y las ausencias eran cada vez más largas y el teléfono había dejado de sonar con la insistencia de los primeros tiempos. El 21 de julio de 1978 se anunciaba finalmente la ruptura del matrimonio a través del diario Arriba, uno de los periódicos propiedad del llamado Movimiento Nacional, y de la revista Hola.

Isabel y Julio con sus tres hijos: Chábeli, Julio José y Enrique Miguel.

Los tres niños, tras la dificultosa separación conyugal, continuaron su educación en Madrid sin romper con los vínculos tradicionales y pasando sus vacaciones en Miami con el padre, para ir así conociendo poco a poco ese ambiente tan distinto. A Isabel también le quedó un chalé en Guadalmar, en la Costa del Sol, y la vivienda de la madrileña calle de San Francisco de Sales, en el centro de Madrid, que el matrimonio había adquirido por doce millones de pesetas. Por entonces la fortuna de Julio Iglesias ya se valoraba en más de 500 millones de pesetas. Algunas fuentes que participaron en esa separación indican que Isabel actuó con generosidad pudiendo haber sido mucho más dura aun económicamente con el cantante.

Hijos y otras relaciones

Aunque Isabel Preysler fue la primera mujer de Julio Iglesias, antes, durante y tras esta relación el cantante se ha relacionado con otras muchas mujeres. Una de ellas fue la relación que mantuvo con la bailarina portuguesa María Edite Santos. La mujer tuvo en el año 1976 un hijo, Javier Santos, que lleva varias décadas luchando por ser reconocido como hijo de Julio Iglesias.

Otras de las mujeres que pasaron por la vida el cantante quedaron como relaciones temporales. La modelo Virginia Sipl, la actriz Sydne Rome, la costarricense Giannina Facio o incluso Priscila Presley —viuda de Elvis Presley— son algunas de las mujeres que se dijo que tuvieron romances con el cantante madrileño.

Julio Iglesias,  Miranda y los cincos hijos del matrimonio: Miguel Alejandro, Rodrigo, Victoria, Cristina y Guillermo.

Sin embargo, la única con la que volvió a casarse y tener hijos después de Isabel Preysler fue su actual mujer, Miranda Rijsburguer. Ambos se conocieron en 1990, cuando ella tenía 24 años y él 47, y desde entonces han tenido cinco hijos: Miguel Alejandro, Rodrigo, Victoria y Cristina y Guillermo, que serán, junto a los hijos que tuvo con Isabel Preysler, los encargados de heredar el patrimonio y gran fortuna del cantante que pronto cumplirá 80 años.

COMPARTIR: