26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La Audiencia Nacional ha ratificado una sanción de la Agencia Tributaria que, con intereses, suman unos cuatro millones que el jienense debe pagar

Joaquín Sabina, la historia de excesos del cantante y sus problemas con Hacienda

Joaquín Sabina.
Joaquín Sabina.
Joaquín Sabina tendrá que pagar 2,5 millones de euros, que suman casi cuatro con intereses, a Hacienda por tributar menos de lo que debería. Una sanción que no es única en la relación que el cantante mantiene con la Agencia Tributaria, con la que lleva años luchando debido a las sociedades mercantiles a través de las que el jienense cobra sus derechos de autor y otras cantidades para evitar pagar el IRPF. Además de sus problemas fiscales, el cantante lleva años sufriendo problemas de salud.

“El tiburón de Hacienda, confiscador de bienes, me ha cerrado la tienda; me ha robado el mes de abril”. Joaquín Sabina utilizaba esta línea en su canción Lo niego todo, del año 2017, para expresar sus problemas con la Agencia Tributaria. Por aquel entonces, Sabina ya se había enfrentado al organismo estatal debido a que pagaba menos impuestos de los que debía. Cinco años después de su canción, Hacienda ha ganado al cantante frente a la Audiencia Nacional, que ha ratificado la sanción impuesta por el organismo. La decisión hará que Sabina tenga que pagar dos millones y medio de euros a la Agencia Tributaria.

Esta lucha judicial se remonta a 2008, año en el que el cantante comenzó a evadir impuestos a través de sociedades mercantiles para poder pagar el Impuesto de Sociedades en lugar del IRPF. Estas sociedades en las que Sabina participaba junto a su pareja y a su hija, según ha informado El País, son Ultramarinos Finos, Relatores y el Pan de mis Niñas.

Mediante estas sociedades Sabina cobraba sus derechos de autor y salarios por sus diferentes eventos, galas y venta de discos. Una situación que, según investigó Hacienda, beneficiaba al cantante, que debería haber pagado muchos más impuestos que si lo hacía a través de las sociedades. Concretamente, una variación de 2.501.678,75 euros que tendría que haber pagado a lo largo de tres años.

Sin embargo, esta no ha sido la única batalla contra Hacienda del jienense, que ya se ha visto obligado a pagar en más de una ocasión. Unos problemas fiscales que se unen a los problemas de salud del cantante que el pasado año recibió un Grammy Latino por su trayectoria musical.

Joaquín Sabina y sus inicios como poeta

Joaquín Ramón Martínez Sabina nació en 1949 en Úbeda, Jaén. Aunque el conocido actualmente como Joaquín Sabina lo hace por su música, en sus inicios comenzó como poeta. Empezó a escribir poemas en la adolescencia y, de ahí pasó a componer música para el grupo que tenía con sus amigos, Merry Youngs.

Sin embargo, Sabina, muy contrario al régimen franquista, tuvo que exiliarse cuando aún estaba en la Universidad de Granada, donde estudiaba Filología Románica. Fue debido, principalmente, al lanzamiento de un coctel molotov en una sucursal del Banco de Bilbao. Para evitar ir a prisión, se marchó con su novia a Londres, donde permaneció hasta la llegada de la democracia a España. En la ciudad inglesa continuó haciendo sus pinitos en el mundo de la música en bares españoles y en el entorno underground.

Con la llegada de la transición, Sabina regresó a España y publicó su primer libro de canciones, ‘Memoria del exilio’, que dio pie a su primer disco, Inventario, publicado en 1978.

La popularidad de Sabina como cantante en España, sin embargo, le llegó con el segundo disco, Malas Compañías, publicado en 1980. Siete años más tarde, sus siguientes discos le llevaron a cosechar un gran éxito tanto nacional como internacional.

Problemas de salud y caídas

La imagen de Sabina está, inevitablemente, ligada al alcohol, al tabaco y a las drogas. Así se ha dejado ver y lo ha confesado en diversas entrevistas a lo largo de los años. Unos hábitos que, sumados a su mala alimentación, empezaron a pasarle factura en el año 2001, cuando sufrió un ictus. A pesar de haber dejado de consumir cocaína antes de sufrirlo, el cantante sabía que se debía a una vida de excesos.

El suceso le abrió los ojos pero también le hizo caer en la profunda depresión. Según confesaba en una entrevista a El País, se pasó “semanas en que no salía ni al pasillo (…). Estaba en un agujero sin sentido, pues cuando tuve el ictus me recuperé perfectamente, sin secuela física alguna. Sin embargo, a los tres o cuatro meses entré en este agujero negro”.

Fue el inicio de sus achaques de salud. Muchos de ellos le hicieron tener que cancelar conciertos. En 2010 una caída le impidió actuar en el Palau de Barcelona. En 2011 sus problemas intestinales le hicieron cancelar tres conciertos en Estados Unidos. En 2014 dejó un concierto en el Wizink Center a medias por estos mismos problemas. Un año más tarde, en 2015, una tendinitis le hizo cancelar dos conciertos en Canarias.

Una sucesión de incidentes que afectaron a sus conciertos y que, desde el año 2017, comenzaron a ser anuales. El último de ellos pudo ser presenciado por sus seguidores, que vieron como el cantante caía desde el escenario del Wizink Center de Madrid al foso. La caída le provocó un hematoma intracraneal que hizo que fuera operado en la Clínica Ruber Internacional.

Su lucha con Hacienda

Además de sus problemas físicos y de salud, Sabina ha tenido que enfrentarse a la justicia debido a sus problemas con Hacienda. Ya en el año 2014 la Agencia Tributaria exigía al cantante pagar cuatro millones de euros debido a “una diferencia de criterio”. También en ese año, el organismo le embargó cautelarmente un alto porcentaje de una de las empresas que utilizaba para pagar impuestos, Ultramarinos Finos.

Este no sería el único año en el que el cantante se vería obligado a pagar. A principios de 2019 la SGAE denunciaba a la fiscalía el uso que Sabina hacía de las sociedades para poder pagar menos impuestos. Un caso que fue remitido a Hacienda.

Sin embargo, Sabina perdió los pleitos contra Hacienda en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. En uno de ellos —relativo a la empresa Relatores, que cobró derechos de autor del cantante sin pagar por ellos— Sabina ofreció un contrato firmado por un notario londinense para acreditar que había vendido las acciones de la empresa en 1992 pero la sentencia final no consideró que fuese una prueba válida, ya que carecía de “eficacia pretendida” y no podía “producir efectos jurídicos”.

Sabina también fue relacionado con el despacho de asesores fiscales Nummaria, usado por famosos como Imanol Arias y Ana Duato para evadir impuestos. A pesar de que el cantante cambió de asesor, cinco años después del cierre del bufete (en 2017), el nombre de Joaquín Sabina ha vuelto a verse ligado al de Hacienda y al pago de impuestos.

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