26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El Cierre Digital ofrece toda su serie sobre los nueve monarcas de esta dinastía, desde la Guerra de Sucesión hasta el abuelo del actual Rey Felipe VI

Así llegaron los Borbones a España: De Felipe V a don Juan de Borbón en trece episodios

El entonces príncipe Felipe junto al Rey Juan Carlos I y Don Juan de Borbón.
El entonces príncipe Felipe junto al Rey Juan Carlos I y Don Juan de Borbón.
La historia de nuestro país desde el siglo XVIII está condicionada en gran medida por la actividad de la dinastía Borbón. En este sentido, elcierredigital.com ha querido adentrarse en la intrahistoria de esta polémica familia con la publicación de la saga "Así llegaron los Borbones a España".Hoy, repasamos los aspectos más relevantes de las trece entregas de esta sensacional colección de artículos que este medio ha ido publicando en los últimos meses firmada por el historiador Julio Merino.

Durante meses, elcierredigital.com a través de la brillante pluma del historiador y periodista Julio Merino, ha repasado la historia en nuestro país de la casa de los Borbones, desde que Felipe V llegara a la Península para gobernar cumpliendo con los deseos de su abuelo Luis XIV, hasta que don Juan de Borbón, el célebre heredero sin corona, ejerciera el papel de bisagra entre el reinado de su padre, el decadente Alfonso XIII, y el de su hijo, Juan Carlos I, el actual Rey Emérito.

En este sentido, desde elcierredigital.com hemos abordado la titánica labor de recopilar los episodios más relevantes de esta poderosa familia de origen francés a través una serie de trece capítulos donde se revelan los entresijos de su actividad pública, de su vida privada y, sobre todo, las claves que les han permitido perpetuarse en la Jefatura del Estado hasta nuestros días.

En el presente artículo, condensamos lo mejor de esta espectacular saga de publicaciones sobre los Borbones realizada por el historiador y periodista Julio Merino y al lado de cada uno de los reyes analizados de esta distanía linkamos al reportaje íntegro publicado en su día.

Guerra de Sucesión: “Juego de Tronos” tras el “hechizado”

La Guerra de Sucesión se desarrolló entre los años 1701 a 1715. Fue un conflicto internacional en el que la muerte sin descendientes de Carlos II “el hechizado” desató las ambiciones de las potencias del momento por hacerse con los territorios de un Imperio que, aunque venido a menos, seguía siendo el más grande del mundo. Un “Juego de Tronos” de la época. No obstante, también fue una guerra civil en España, porque las Castillas, Galicia, Asturias y Andalucía, lucharon en un bando mientras que  Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares, lo hacían en el otro.

Luis XIV consiguió "colocar" a Felipe V en el trono de España.

El reinado de Carlos II, el último monarca de la Casa de Austria, había sido un desastre, tanto que, cuando aún vivía, sus enemigos ya se lo estaban repartiendo. Poco antes de muerte y, "Por la Unidad del Imperio", decidió que su heredero fuese el francés Duque de Anjou, que reinaría como Felipe V. Sin embargo, esta última voluntad no evitó las hostilidades que se sucedieron a su fallecimiento.

De un lado los partidarios del Duque de Anjou, el candidato defendido por Luis XIV, el Rey de Francia, el más poderoso monarca de la Europa de su tiempo, y Jefe de la "Casa de Borbón", y del otro los que defendían al Archiduque de Austria, propuesto por el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Leopoldo I, cabeza de la "Casa Habsburgo", y apoyado por Inglaterra y los Países Bajos como aliados. Tras 13 años de enfrentamientos bélicos y diplomáticos, Felipe V reinaría en España, eso sí, cediendo ingentes territorios.

Felipe V, “el primer Borbón”

Felipe V, duque de Anjou, sólo tenía una preocupación: Mantener sobre sus sienes la Corona y evitar que el "austriaco" le arrebatase el poder. Al terminar la guerra, se mostró vengativo con los vencidos y a los catalanes y aragoneses les impuso los "Decretos de Nueva Planta". En su haber hay que anotar el Palacio de la Granja, la reconstrucción del Palacio de Oriente, la ampliación del Palacio de Aranjuez y las Reales Academias de la Lengua y de la Historia. Pero el final de su reinado merece particular atención.

Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio.

En realidad, tuvo dos finales. El primero se refiere a su primera abdicación en 1724, de la que hay dos versiones. La primera defiende que renunció a la Corona por la posibilidad de ser el nuevo Rey de Francia tras la muerte de Luis XV. La segunda, que abdicó porque su estado mental rozaba la demencia. El hecho es que abdicó y cedió la Corona a su hijo mayor, Luis, que tenía 17 años. Pero este murió a los pocos meses y sin descendencia quedando España de nuevo sin Rey.

Desde su retiro de La Granja, donde acompañaba a su casi incapacitado marido, la reina Isabel de Farnesio levantó la espada y de un sablazo acabó con los escarceos de los nobles, proclamando de nuevo a Felipe V como Rey de España. Felipe reinaría otros 22 años, siendo Isabel de Farnesio la que realmente movía los hilos de la corona ante el deteriorado estado mental en el que estaba sumido su marido, que falleció el 9 de julio de 1746. Así llegaba al trono de España Fernando VI, tercer hijo de Felipe V e hijo de la primera esposa de Felipe V, María Luisa Gabriela de Saboya.

Fernando VI: El rey que quiso exterminar al pueblo gitano

Durante los 22 años que Isabel de Farnesio gobernó de facto en España, Fernando y su esposa, la princesa portuguesa Bárbara de Braganza, vivieron aislados de la corte por decisión de la “Reina mandona”, como se conocía a Farnesio. No es de extrañar que, a la muerte de Felipe V, lo primero que hace el nuevo Rey Fernando VI es vengarse de su ambiciosa madrastra, alejándola del núcleo de poder.

Fernando VI.

Fernando VI permanecería en el trono 13 años, marcados por la actividad de brillantes políticos e "ilustrados". Por mandato suyo se decretó la “Gran Redada”, una medida implementada para expulsar de España hasta al último gitano. Su final fue trágico, aunque, en realidad, la tragedia comenzó desde su noche de bodas cuando se descubrió que era impotente y que una afección genital le impedía tener hijos. Cuando murió su amadísima Bárbara en 1758 entró en “coma espiritual”.

Aquello marcó el principio del conocido como el año sin rey. La demencia afectó a su habla, hasta el extremo de que apenas era capaz de articular un discurso ordenado. Solo el opio le relajaba. Murió en 1759 a los 46 años. La salud del Monarca había alcanzado niveles críticos para entonces a causa de su desnutrición y sus problemas respiratorios. Su hermano Carlos III, hijo de Isabel de Farnesio, heredó el reino.

Carlos III: “El mejor alcalde de Madrid”

Cuando Carlos III llegó a España, tenía 43 años y una amplia experiencia de gobierno como Rey de Nápoles. Era un hombre bondadoso y llevó una vida simple, evitándose gastos innecesarios. En política interior intentó modernizar la sociedad. Además, se preocupó por embellecer las grandes ciudades del Reino, especialmente Madrid. El episodio más conocido de sus años en el poder es el motín de Esquilache, que comportó un amago de revolución en contra de la Corona a causa del exagerado alza del precio del pan.

Carlos III es considerado como el mejor Borbón de España.

Entre los aspectos más desconocidos de su reinado destacan la participación de España en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos en favor de las 13 Colonias, la emisión de la Real Pragmática de 1783, orientada a la asimilación del pueblo gitano, la defensa de la lengua castellana, la expulsión de los jesuitas del Imperio Español o la creación de compañías nacionales de traficantes de esclavos.

En lo personal, era aficionado a la caza y gustaba de hacer ejercicio físico. Del mismo modo, las crónicas le describen como un hombre muy familiar. Tras la muerte de su esposa, María Amalia de Sajonia, no volvió a tener trato con mujer alguna. Durante sus últimos meses, su vida personal y su buen carácter se vinieron abajo debido a la enfermedad de su heredero, Felipe Antonio Pascual de Borbón y Sajonia, que no consiguió esquivar la demencia borbónica tradicional y fue inhabilitado por su padre a favor del futuro Carlos IV, que ascendió al trono tras la muerte de su predecesor en 1788.

Carlos IV, el rey cornudo que vendió España a Napoleón

Carlos IV accedió al Trono sin experiencia en asuntos de Estado y se vio superado por la repercusión de los sucesos de 1789 en Francia.  Su reinado estuvo en manos de su esposa, María Luisa de Parma y de su valido, Manuel Godoy, el amante público de la Reina. Era un hombre mediocre, vago y amante de la buena mesa. En su vida sólo tuvo dos pasiones; la caza y el boxeo. A los asuntos de estado les dedicaba, literalmente, 15 minutos diarios.

Carlos IV, "el rey cornudo".

Su esposa, María Luisa de Parma, ejerció una gran influencia sobre su marido. Fue considerada mujer intrigante y depravada. Su amante “oficial” era Godoy, pero todos los miembros de la Guardia Real eran sus “amantes ocasionales”. Tras el motín de Aranjuez, Napoleón convocó en Bayona al matrimonio real y a Godoy. Poco después, también llegaría a esta localidad el entonces rey de España, Fernando VII, hijo de Carlos IV, que ya había ascendido al Trono por la abdicación de su padre, a consecuencia de las presiones de la corte.

Cuando las noticias de los fusilamientos de Madrid por los ejércitos napoleónicos llegaron a Bayona, el Emperador acusó a Fernando de la organización del motín y  le hizo devolver la corona a su padre, y a éste entregársela a Napoleón. A cambio de su traición, los Reyes y Godoy recibirían 6 millones de francos anuales y los castillos de Compiegne y Chambord, más la servidumbre necesaria de por vida. Carlos IV falleció años después, en 1819.

Fernando VII, el rey “felón” más nefasto de España

Fernando VII fue obligado a abdicar en Bayona y pasó toda la guerra de Independencia preso en Valençay. A pesar de ello, continuaba siendo reconocido como el legítimo rey de España. Tras la derrota de los ejércitos napoleónicos, lo primero que hizo tras recuperar el Trono fue negarse a seguir el camino marcado por la Regencia y promulgar un Decreto por el que restablecía la Monarquía absoluta.

Fernando VII.

Tras el Primer Sexenio absolutista se produjo una sublevación contra el absolutismo y triunfaron los liberales, pero Fernando fue repuesto en el trono tras la intervención de los cien mil hijos de San Luis y comenzó la “Década Ominosa”, en la que reprimió duramente a los liberales. En lo personal, se casó por primera vez con María Antonia de Nápoles. En principio, no pudo consumar el matrimonio. Pero cuando lo consiguió se transfiguró, convirtiéndose en un verdadero animal sexual. María murió de una tisis galopante y su segunda esposa, Isabel de Braganza, vivió un matrimonio infernal.

En 1830 promulgó la Pragmática sanción, que establecía que, si el Rey no tenía heredero varón, heredaría la hija mayor. Esto excluía en la práctica al infante Carlos María Isidro de la sucesión. De esta forma, su hija Isabel se vería reconocida como heredera de la corona. No obstante, cuando ya estaba enfermo de gravedad, los partidarios del infante consiguieron que Fernando VII firmara un decreto derogando la Pragmática lo que le daba la corona a su hermano y así llegó la guerra a su muerte en 1833.

Isabel II, “la reina de los tristes destinos”

Isabel II ascendió al trono de España el 29 de septiembre de 1833 con tres años, motivo por el cual fue necesario nombrar a su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, Regente del reino. La regencia duraría siete años. Durante este tiempo, Isabel creció entre los escándalos sexuales de su madre y una Guerra Civil contra el infante Don Carlos María, hermano del "Felón".

Retrato de juventud de Isabel II. 

Ante los escándalos que había en la Corte, María Cristina fue sustituida en la regencia por el general Espartero, hasta que éste fue obligado a abandonar el cargo. Para evitar una tercera Regencia, se adelantó la mayoría de edad de Isabel II a trece años y pasó a reinar. Su tragedia personal le llegó al casarse con su primo, el infante Francisco de Asís de Borbón, que era homosexual. A partir de entonces, se sucedió el desfile de amantes. En total, tuvo doce hijos, entre ellos el futuro Alfonso XII, cuyo padre fue el capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó.

En cualquier caso, lo cierto es que Isabel II se vio manipulada por los intereses partidistas, tanto por sus familiares como por las camarillas cortesanas. Fue incapaz de cumplir las funciones políticas que el sistema constitucional le confería. Su reinado abarcó un período de transición en España en el que la Monarquía fue cediendo poder político al parlamento, pero con continuas trabas a la participación de los ciudadanos en asuntos gubernamentales. En septiembre de 1868, la revolución “Gloriosa” acabó con su reinado y se vio avocada al exilio en París, desde donde conspiró para que su hijo Alfonso XII recuperara el trono, hasta su falleciendo en 1904.

Alfonso XII, el gran discípulo de Cánovas del Castillo

Tras el exilio de la Familia Real tras la Gloriosa, el Rey Alfonso XII se formó en centros educativos y militares extranjeros. Don Antonio Cánovas del Castillo, verdadero artífice de la vuelta de la Monarquía preparó su regreso y obligó a abdicar a la Reina Isabel. Cuando el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto y proclamó al príncipe Alfonso como Rey de España no encontró ninguna oposición en el país. Cánovas asumió rápidamente el Ministerio y formó Gobierno. Por su parte, Alfonso respetó el sistema ideado por Cánovas.

Alfonso XII.

En lo personal, Alfonso no fue un degenerado, pero tampoco un santo. En cuanto llegó a España se casó con su prima María de las Mercedes de Orleans. Pero el destino no quiso seguir la pauta que la familia deseaba y el matrimonio se rompió por la prematura muerte de su esposa a causa del tifus y un aborto espontáneo a los 18 años. Alfonso XII cayó en una depresión que le llevó al alcohol y a los burdeles de la Corte. Cánovas del Castillo, que veía peligrar su sistema, le obligó a casarse con la gélida María Cristina de Habsburgo. Su carácter introvertido chocó enseguida con el del extrovertido monarca, que ya se había entregado a la amante que le daría dos hijas, Elena Sanz.

Esta fue el amor más duradero del rey, uno que jamás podría desarrollarse de forma plena, porque casarse con una cantante 12 años mayor que él hubiera sido un escándalo. En cualquier caso, la tuberculosis acabó con el Alfonso XII en 1885 a los 27 años. El matrimonio real dejaba dos niñas, precedente peligroso considerando lo sucedido a la muerte de Fernando VII. Cánovas y Sagasta decidieron esperar a que diera a luz la embarazada María Cristina, pues si nacía un varón se acabarían los problemas. Así fue. El futuro Alfonso XIII fue automáticamente nombrado Príncipe de Asturias.

Alfonso XIII, el Rey que batió el récord de amantes

El Rey Alfonso XIII vivió una época en la que España buscaba recuperar prestigio internacional después del desastre del 98. Rey desde los 16 años, cuando su reinado se torció decidió dar luz verde a la dictadura del general Primo de Rivera. En lo personal, se casó con Victoria Eugenia de Battenberg, que pronto descubrió el carácter mujeriego de su marido. Fruto de su matrimonio nació el infante Don Juan, abuelo de nuestro actual Felipe VI.

Alfonso XIII junto a tres de sus amantes más conocidas, la Chelito, Carmen Ruiz de Moragas y Raquel Meller. 

Lo que está claro es que Alfonso XIII heredó la lujuria desenfrenada de sus antepasados. Entre sus conquistas, destacaron la Chelito, Raquel Meller, Pastora Imperio, Mata Hari, Julia Fons, Melanie de Vilmorin, Beatriz Leopoldina y, por encima de todas, Carmen Ruiz de Moragas, con la que tuvo dos hijos. Alfonso XIII estuvo tan locamente enamorado de ella que buscó anular su matrimonio con Victoria Eugenia.

Alfonso XIII fue además el primer Borbón español considerado “hombre de negocios”, invirtiendo con acierto en decenas de empresas y en Bolsa. En 1931, el Congreso de los Diputados emitió el Acta de Acusación contra Don Alfonso por el Desastre de Anual y la Dictadura de Primo de Rivera, siendo degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos. Y así llegó su exilio. Aunque no se opuso a la República en sus años en el extranjero, apoyó la sublevación del 18 de julio. Su muerte llegaría en 1941, cuando estaba en Roma. Previamente, había abdicado la Corona en su hijo don Juan, que no llegaría a reinar.

Don Juan de Borbón, el heredero sin corona

Don Juan de Borbón y Battenberg era el tercer hijo varón de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg y el único sano. Esto le convirtió en Príncipe de Asturias. No obstante, la Familia Real española estaba en el exilio y no tenía previsión de volver al país. Casado en 1935 con su prima María de Borbón y Orleans, tuvo con ella cuatro hijos. Nunca ocultó que su matrimonio fue por conveniencia y los rumores de presuntas amantes sobrevolaban su entorno. La más conocida fue la mítica actriz Zsa Zsa Gabor. Zsa Zsa inició un affaire con el Conde de Barcelona pensando que el rey español en el exilio alguna joya le daría. Al descubrir que no le iba a sacar nada al Borbón, abandonó el romance.

Don Juan de Borbón y la actriz Zsa Zsa Gabor.

En lo político se movió siempre entre dos aguas tras el Golpe de Estado de 18 de julio de 1936. Se mostró favorable al Bando Sublevado e incluso pensó en alistarse en sus filas. Cuando la guerra acabó y la Familia Real comprobó que Franco no pretendía reinstaurar la monarquía decidió dar un nuevo giro pues, tras casi una década del fin de la Guerra Civil, Franco ya daba evidencias de que pretendía enquistarse en el poder. Con el “caudillo” no tuvo buena sintonía.

En marzo de 1945, mediante el conocido como Manifiesto de Lausana, el Conde de Barcelona rompió públicamente con Franco. No obstante, el dictador se reservó el derecho a escoger sucesor con la Ley de Sucesión, que podría ser cualquier príncipe español de más de treinta años y católico. Pese a que Don Juan consideró esta ley un ninguneo por parte de Franco, gracias a esta su hijo accedió al trono en 1975. En mayo de 1977 renunció a sus derechos dinásticos para facilitar el reinado de su hijo Juan Carlos I, un periodo real en el que no ejerció un papel definido hasta que su produjo su muerte en 1993.

Desde entonces, los Borbones han mantenido la corona española a pesar de los númerosos escándalos del hoy Rey Emérito, actualmente autoexiliado, que han salpicado indirectamente el mandato de su hijo Felipe VI, el actual Rey de España.

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