06 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

El Círculo Taurino Universitario Luis Mazzantini le otorgó en la Rey Juan Carlos el XI Premio Joaquín Vidal como representante de la afición de Madrid

Muere Juana García Estebaranz "Juani", reconocida aficionada del 7 de las Ventas y Premio Joaquín Vidal de Tauromaquia

Juana García Estebaranz recibiendo el premio Joaquín Vidal a la afición taurina.
Juana García Estebaranz recibiendo el premio Joaquín Vidal a la afición taurina.
Ha muerto Juana García Estebaranz, uno de los últimos iconos entre los aficionados al toro en Las Ventas de Madrid. Era una mujer que rompió moldes, sabía y explicaba como nadie el Arte de la Tauromaquia. Cuando algo ocurría en el coso madrileño, todos la mirábamos expectantes, esperando ver su reacción para entender lo que había pasado en el ruedo.

"Ha muerto Juani", así me lo hacía llegar su sobrina la tarde del pasado día 2 de mayo, cuando se cumplían veinticinco años de la mítica faena de su adorado Joselito en La Goyesca de las Ventas de Madrid. Falleció en la cama de un hospital madrileño donde fue internada hace unos días, ya en la batalla final contra el cáncer, al que lidió y toreó varios años como gran amante de la Tauromaquia que era. Una afición, mejor dicho, una pasión, que formó parte de su vida.

Juana García Estebaranz era una de las últimas grandes aficionadas al toro en Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid. Una mujer que rompió los moldes del esquema habitual de aficionado al arte de Cúchares. Sabía y explicaba como nadie, sin abruptos, sin descalificaciones. Pero si Juani se levantaba de su localidad en el Tendido del Siete Bajo de Las Ventas, algo ocurría en el ruedo madrileño. Todos la mirábamos expectantes.

Era historia viva de esa afición taurina sufrida, a veces callada, que acudía tarde tras tarde, cada domingo de temporada, a la plaza de toros de Madrid. Se sentaba en "su" tendido del Siete, donde se forjó y formó. En las charlas que compartíamos por los anillos del coso siempre tenía palabras para sus compañeros de siempre en este emblemático lugar de Las Ventas. Colegas de tendido en los duros años de los 80 y los 90, dos décadas de peleas sin sentido entre aficionados en Madrid. Se convirtieron en el verdadero contrapoder de los tendidos de sombra, a la que se referían como "clavelista".

El tendido 7 de Las Ventas donde Juana veía los toros.

Nombres como Camilo “El Ensabanado",  Antonio "El Lupas", "El Piñano", Salva, Fausto, El Rosco, Roberto o mi querido, y también fallecido recientemente, Gonzalo, otra gran aficionado y mejor persona, formaban parte de ese significado entorno en un controvertido tendido taurino, donde ella se mantenía en un lugar más discreto, menos protagonista. Eso sí, cuando Juani se expresaba siempre daba en el clavo. 

Una fecha especial, Premio Joaquín Vidal

Con su fallecimiento, se nos va una prestigiosa y gran aficionada a la Fiesta de la Tauromaquia. La fecha del 17 de febrero de 2011 fue para ella siempre un día muy señalado, en la que el Círculo Taurino Universitario Luis Mazzantini le otorgó en la sede de  la Universidad Rey Juan Carlos el "XI Premio Nacional Joaquín Vidal", en recuerdo del reconocido crítico taurino de EL PAÍS. Y lo recogía, nada más y nada menos, que en nombre de toda la "Afición de Madrid", que ese año conseguía el reconocido premio.

Juana García Estebaranz, amiga de Joaquín Vidal, lo recogió sin crítica alguna y reconocimiento sin fisuras. Juani era una mujer de corazón generoso, aficionada cabal, una señora que representaba a miles de almas toreras, sin distinciones de lugares ni de ideologías, solo con el requisito de amar, como lo hacía apasionadamente, este arte para ella "único, irrepetible, hermoso e infinito".

Esa noche se pretendía un acto emotivo. Y se consiguió. El presidente del Jurado, el profesor de la URJC Javier López-Galiacho, dijo aquella noche mágica que el nombre del premio se debe "al compromiso de Vidal con la pureza de la fiesta y el nivel al que elevó la crítica taurina". 

López-Galiacho reconoció que con este premio se pretendía “recuperar el espíritu en la defensa e integridad en el seno de la Universidad, una muestra que apoye la certeza que la Universidad está con la Fiesta, y después de tantos males hay que pregonar al mundo que somos aficionados hoy más que nunca (...) este premio no se puede dar de cualquier forma, y entendemos que en esta edición representa al espíritu de integración reconociendo al conjunto de todos los aficionados de la plaza de Madrid en un símbolo reconocible como Juana y a la amistad de los que te queremos”, concluyó el presidente del Círculo Taurino Universitario Luis Mazzantini.

Allí, junto a Juana, estaba también su amigo el exsenador del PSOE por Valladolid, Juan Antonio Arévalo, compañero de tardes de la premiada y amigo de la familia del periodista Joaquín Vidal, que fue el primer galardonado con este premio en 1995, cuando entonces se llamaba Luis Mazzantini. Juana García habló emocionada aquella noche, pero en absoluto contenida. Esta era una característica irrepetible de su temperamental genio.

Se declaró amiga de muchos, devota de Joselito, conocedora de muchos entresijos y amante entregada a su única afición: los toros. Recordó cariñosa a su amigo el periodista Joaquín Vidal, a su familia y a algunos apasionados amigos que miles de tardes estaban a su lado en los tendidos de Las Ventas. Una plaza, la de Madrid, que era como suya, en la que se sentía tan torera como el que más. Conocía a todos, y a todos trataba por igual, desde el acomodador hasta el ganadero Victorino Martín.

Muchos seguiremos recordando a Juana, querida por todos y todavía más en su añorada tierra de Riaza, en su Segovia, donde era "la jefa". Si algún día ibas por allí y entrabas en un bar... enseguida te decían: "estás invitado por Juana". Su generosidad  iba mucho más allá de lo cuantitativo, hacia el cariño y el respeto.

Juana García Estebaranz era también miembro de la Asociación de Abonados de Madrid. Recuerdo que un día hablando con el exsenador socialista Arévalo, otro gran prohombre de los toros, me dijo que "Juana era de lo más decente que hubo en los toros en aquella época de los ochenta y noventa”. Ella formó parte del grupo de aficionados con los que el senador contactó para conocer su opinión sobre la fiesta. “Me encontré con un hombre muy íntegro”, decía Juana, “que dio la cara por los toros cuando nadie la daba y que creía firmemente en lo que hacía”. Y tú también Juana, no lo dudes.  Descansa en paz, Juani. Amiga. 

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