03 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

Detrás de este conocido personaje paremiológico se hallaba LA QUE FUE PRIMERA CORRESPONSAL DE GUERRA en España y una conocida ACTIVISTA POLÍTICA

La intrahistoria de Carmen de Burgos: La mujer que se escondía tras el personaje de 'Perico el de los palotes'

Carmen de Burgos.
Carmen de Burgos.
Perico de los Palotes ha pasado a la historia como una expresión de carácter popular de la que pocos conocen su origen. Pese a referencias literarias en obras como 'El tesoro de la Lengua Castellana' o 'El Buscón', muy pocos saben que, ya en una época moderna, tras él se escondía una mujer: la periodista Carmen de Burgos. De Burgos fue una importante activista política que se convirtió en la primera corresponsal de guerra.

Lleva viviendo años con nosotros y nunca le hemos visto, hablamos de él sin saber quién es, pero a todos nos suena Perico el de los Palotes o la expresión que lleva su nombre. Está considerado como un personaje paremiológico, o más sencillo, un nombre propio que ha pasado a la historia gracias a la tradición oral y sin que se sepa muy bien de donde viene.

Pero, ¿quién fue verdaderamente Perico el de los Palotes y de dónde viene la expresión? Se habla de varios orígenes y referencias para dar explicación a Perico el de los Palotes. 

El origen e influencia en el arte

En realidad, en sus orígenes la expresión Perico de los palotes hacía referencia a una persona indeterminada, de quien se desconoce el nombre, y algo más tarde empezó a utilizarse para burlarse de alguien a quien se le consideraba tonto o ingenuo. Y es que el origen de esta expresión viene de hace siglos. Alguna otra teoría afirma que Perico el de los Palotes era un chaval que iba aporreando un bombo por su pueblo con unos palos, molestando a la gente con su música. Se llamaba Pedro y le colocaron el mote, nombre y apellido, con cierta sorna por su vehemencia. 

Uno de las primeras referencias se puede encontrar en el siglo XVII. El autor Sebastián de Covarrubias, en su obra El tesoro de la Lengua Castellana, menciona a este personaje. De hecho, en esta obra el autor aclara que Perico es “un bobo que tañía con dos palotes”. E indica que uno de los usos más conocidos de esta expresión es el de mostrar indignación. “¿Qué pasa, que soy Perico de los Palotes?”.

Por otro lado, Perico el de los Palotes también aparece en obras de autores tan reconocidos como Quevedo. En su libro El Buscón, el literato dice lo siguiente: “Periquito el de los palotes; si no tienes cuartos, que dame doblones”. También se utiliza la expresión en una comedia que se publicó en el año 1679 en Madrid y en un monólogo para niños de 1813.

Una mujer que desafío al franquismo

Y aunque aquella expresión original venía de mucho antes, no hace tanto que la actualizó, al utilizarla como pseudónimo, Carmen de Burgos, una mujer pionera, con una vida apasionante que el franquismo quiso borrar. El motivo: en los últimos años de su vida fue destacado su activismo político. Se afilió al Partido Republicano Radical Socialista y acudió a mítines, donde expresaba sus ideales. El 8 de octubre de 1932, la periodista sufrió un ataque al corazón en uno de estos actos públicos. Falleció horas después. Al año siguiente, las mujeres votaron por primera vez.

Fue en el anonimato, por ser mujer, en una época en que estas carecían de derechos, una pionera del periodismo español cuyo altavoz sigue resonando. Por esta razón, la vida de Carmen de Burgos (1867-1932), una periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer, ha pasado desapercibido.

Perteneció a una de las “buenas familias almerienses de finales del siglo XIX y los principios del siglo XX".  Fue hija de Nicasia Nieto y José Burgos, vicecónsul de Portugal, dedicado al negocio de explotación de minas. Vivió su infancia entre Rodalquilinar, en el cortijo familiar de la Unión, y la capital almeriense. Se casó con 17 años con el periodista Álvarez Bustos, doce años mayor que ella. La relación se torno en tormentosa. La pareja sufrió la muerte de tres de sus cuatro hijos y Carmen Burgos fue victima de malos tratos por parte de su marido. Trabajó mientras estudiaba para obtener el titulo de maestra. En 1901 logró hacerse con una plaza en la Escuela Normal de Guadalajara.

Carmen de Burgos.

El pseudónimo utilizado por la activista fue en realidad un personaje paremiológico en toda regla. Las primeras referencias las encontramos en El tesoro de la Lengua Castellana, escrito a principios del siglo XVII por el genial Sebastián de Cobarrubias. Carmen de Burgos fue la primera mujer española que aparecía en las listas de autores prohibidos durante el régimen. El motivo: hacer y decir lo que una mujer no podía hacer ni decir en la primera mitad del Siglo XX.

Durante la primera parte de su vida estuvo casada con un periodista que le hizo la vida imposible, pero en una época en la que a las mujeres no les dejaban hacer nada sin el consentimiento de un hombre, ella tuvo el coraje de divorciarse, aprobar unas oposiciones de maestra y marcharse a Madrid. Ya en la capital fue partícipe del movimiento intelectual de entonces. Allí conoció a Pérez Galdós, a Emilia Pardo Bazán y enamoró a Ramón Gómez de la Serna, veinte años menor que ella.

Fue una de las intelectuales más prolíficas de la época. No en vano escribió más de 100 novelas y más de 10.000 artículos en medios de comunicación, especialmente para ‘El Heraldo de Madrid’. También fue autora de cuentos, novelas, y relatos, que hicieron de ella una autora reconocida y admirada por los literatos de la época. Organizó un circulo intelectual con autores destacados que se reunían en el salón de su casa para compartir inquietudes culturales. En sus escritos defendió la necesidad de crear una sociedad más igualitaria para las mujeres con afirmaciones como “ocuparse de la educación de la mujer es ocuparse de la regeneración y del progreso de la humanidad”.

Sin embargo, al estar divorciada, no podía firmar con su verdadero nombre, por lo que tuvo que buscar un pseudónimo para que no se la reconociera. En aquellos tiempos, el trabajo de una mujer, y más habiéndose separado, era muy desprestigiado.

Fue la primera corresponsal de guerra de nuestra historia. Cubrió el conflicto entre España y Marruecos, donde narró la contienda y la vida de los soldados. En el verano de 1914 escribió sobre el estallido de la Primera Guerra Mundial, que la sorprendió mientras viajaba por el norte de Europa. Por desgracia, su propia vida ha pasado casi desapercibida para varias generaciones. Y todo, por ser una mujer adelantada a su tiempo.

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