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Un hombre con traje azul hablando frente a un micrófono.
COLUMNAS

Condonemos

Columna de opinión de José Francisco Roldán

   No hay mayor gesto de generosidad que perdonar, porque la naturaleza humana, además de perversa puede ser altruista, como solemos comprobar en infinidad de ocasiones. El perdón satisface al afectado y engrandece al que regala semejante conducta. 

Cualquier lección piadosa encontraría mil argumentos para justificar el perdón, que no es otra cosa que condonar. No están lejos los actos para remitir o dispensar como demostraciones de gracia o desprendimiento, aunque no dejan de ser excepcionales. Para algunos puede ser discriminar para romper la equidad. 

La concesión de beneficios puntuales puede ser malinterpretada, si afectamos a los derechos de otros inmiscuidos en el asunto. El diccionario define condonar como perdonar o remitir una pena de muerte o una deuda. Los sinónimos permiten aclarar ideas, que nos suenan mejor, como indultar, amnistiar, conmutar, o sus antónimos: condenando, castigando, expiando, pagando o purgando. 

Todos pueden servir para redactar un ensayo sobre la legalidad, administrar justicia o aplicar medidas gubernativas y judiciales. Algunas organizaciones de la compasión suelen inclinar su interés, legítimo, pero excesivo, para defender a los delincuentes en detrimento de sus víctimas. Hay que reconocer el gesto generoso del que no espera o pide algo a cambio. 

Un hombre con gafas y traje azul hablando frente a un micrófono con una bandera en el fondo.
Carles Puigdemont | Europapress

Un regalo en compensación por otro no tiene la misma consideración social que un óbolo sin más. Cualquier requerimiento ilícito, precedido de una amenaza inminente o aplazada, entraría en los tipos penales de intimidación o extorsión, actividad pertinaz en España. Algunos representantes de las administraciones públicas suelen excluir de obligaciones a cambio de prebendas, lo que se considera inmoral o ilegal. El cohecho es el paradigma de la corrupción, bastante habitual entre españoles, y supone una denigrante corrosión social. 

Perdonar deudas lo consideramos dadivosidad, siempre y cuando no se oculten intereses perversos. Condonar la deuda de una comunidad autónoma por parte del Estado es, sin duda, un privilegio injustificado, que traiciona la igualdad y solidaridad entre territorios. 

Los conciertos económicos de algunos rincones patrios se cimentaron con extorsión y muerte; oferta cierta perplejidad, pero suele ser moneda común para saldar entuertos en todo el mundo. La extorsión política, de la que hemos conocidos ejemplos en otros tiempos, se ha convertido en cotidiana. 

La utilizan para conseguir contraprestaciones políticas, legislativas, legales, administrativas y, especialmente, económicas. La que podríamos considerar víctima, en realidad, se convierte en actor principal de una conjura ilegítima buscando ventajas. El que desea conmutar deudas, que no esconde y ofende normas legales, pergeña estrategias para saltarse cortapisas o inventa soluciones engañosas. 

Un hombre con traje y corbata rosa mira hacia un lado con expresión seria.
Pedro Sánchez | Europapress

Como solemos ver, el gobierno español diseña propaganda persistente para lanzar coartadas falsas con la pretensión de mostrar como equitativo algo que no es. Articulan una especie de timo para engatusar a quienes se prestan a ello. No faltan expertos advirtiendo de las trampas políticas para legislar una injusticia. 

Los opositores constatan una previa y aguerrida ofensiva mediática de quienes pretenden discriminar.  Los ciudadanos menos informados, llevados por un mensaje retorciendo la realidad, se muestran confundidos ante lo que parece una ventaja compartida. No sabrían comprender cómo pueden estar en contra las demás comunidades autónomas, que ven reducidas, también, sus respectivas deudas. 

Pocos sabrían explicar quién, cómo y cuándo se paga la fiesta. Los hay que dividen cifra total por ciudadano para vender una generosidad aparente. Los que se han gastado más sin deber, como los que han destinado sus fondos a intereses espurios, aprovechan ese negocio financiero para dañar los derechos ajenos. 

Peor parados irán los que han gestionado mejor sus recursos y deben afrontar dádivas para otros.  La trama ha sido embadurnada de medias verdades, atractivas e injustas, para ofender a la inteligencia y despistar a los incautos. Las huestes de la adhesión y aprovechados de todo tipo difundirán las supuestas bondades. Si fuera cierta esa generosa actitud diríamos abiertamente: CONDONEMOS

José Francisco Roldán Pastor.

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