
Buckingham Palace y el rey Carlos III lo hacen oficial: quedan dos años y se acabará
El rey Carlos III hace oficial un cambio importante que llegará en dos años, y marcará un antes y un después
Durante décadas ha surcado los paisajes británicos con la elegancia reservada a una institución centenaria. No era solo un medio de transporte, sino un testigo de generaciones de monarcas y de momentos decisivos para Reino Unido. Sin embargo, sus días están contados: el tren real británico tiene fecha de despedida.
El Palacio de Buckingham lo ha confirmado en su último informe financiero, despertando reacciones que mezclan nostalgia y lógica. Se ha tomado la decisión de retirarlo definitivamente en 2027, cerrando un capítulo que comenzó en tiempos de la reina Victoria.

El tren real ha sido, desde 1842, un símbolo de exclusividad y tradición. Aquella primera travesía de la reina Victoria entre Slough y Paddington inauguró una costumbre que se ha mantenido viva durante más de 180 años. Su versión moderna, compuesta por nueve vagones adaptados con dormitorios y oficina, fue introducida para el Jubileo de Plata de Isabel II.
El rey Carlos III prescinde del tren real mientras Buckingham Palace continúa su reforma
A lo largo de los años, su uso ha sido reservado para actos oficiales, desplazamientos regionales y viajes de Estado dentro del país. Siempre ha ofrecido una combinación de privacidad, seguridad y simbolismo que difícilmente puede igualarse con otros medios. Sin embargo, el contexto actual ha obligado a mirar con lupa cada libra gastada.
El rey Carlos III ha asumido que el coste de mantener esta reliquia ya no es justificable. Se ha informado que un solo trayecto oficial ha costado más de 44.000 libras, una cifra que ha encendido las alarmas. Además, mantener el tren operativo más allá de 2027 implicaría inversiones económicas importantes, algo que ya se ha considerado innecesario.
La decisión no se ha tomado a la ligera, pero responde a un clima social que exige mayor transparencia y contención en el gasto público. En su lugar, la Casa Real ha intensificado el uso de helicópteros, una alternativa que ha resultado más práctica para la agenda real. Este cambio se alinea con una visión más moderna de la institución.
Renovación en Buckingham Palace bajo la firme gestión de Carlos III
El anuncio ha coincidido con la publicación del informe del Sovereign Grant, que desglosa los fondos asignados a la monarquía. El presupuesto se ha mantenido en 86,3 millones de libras, una cifra que no ha variado en los últimos tres ejercicios fiscales. Buena parte de esos recursos está destinada a los trabajos de renovación de Buckingham Palace.
Los fondos también cubren salarios del personal, viajes oficiales y el mantenimiento de los palacios reales. Los costes de seguridad, sin embargo, se gestionan por separado, debido a su complejidad y su sensibilidad. Aun así, la Casa Real ha demostrado que puede operar sin recurrir a un aumento de presupuesto.
Un nuevo capítulo para Carlos III: Buckingham Palace se transforma
Paralelamente, Buckingham Palace continúa inmerso en un ambicioso plan de modernización. Las obras incluyen la actualización de sistemas eléctricos, instalaciones sanitarias, ascensores y accesos adaptados. Esta remodelación busca preservar el legado arquitectónico, pero también adecuarlo a los estándares del siglo XXI.
En línea con este impulso modernizador, la Casa Real ha ampliado el uso de vehículos eléctricos e híbridos. Incluso los automóviles Bentley del rey Carlos III han sido adaptados para funcionar con biocombustibles. La sostenibilidad ya no es solo un mensaje institucional, sino una práctica real.
La jubilación del tren, aunque inevitable, no deja de ser un golpe emocional para quienes han seguido con admiración cada movimiento de la familia real. Con él se despide un símbolo que unió la tradición con el movimiento, el pasado con la presencia real. Y en su lugar, llega una nueva etapa, en la que eficiencia y modernidad marcan el rumbo de la monarquía británica.
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