Los funcionarios de prisiones siguen denunciando que no cuentan con los medios materiales suficientes para hacer frente a la crisis sanitaria desatada por el coronavirus. Los trabajadores de la cárcel madrileña de Soto del Real (Madrid V), donde cumple condena entre otros el extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, han recibido este miércoles material sanitario para prevenirse de ser contagiados por Covid-19.

El problema se ha detectado cuando han examinado los productos que les han entregado desde la dirección del penal, pues las mascarillas quirúrgicas que han recibido no solo datan del año 2009, sino que caducaron en 2012. La situación ha sido denunciada por el colectivo Tu Abandono Me Puede Matar a través de redes sociales.

Las mascarillas caducaron en 2012

"Estamos pidiendo constantemente que nos doten de material. La última medida que establecieron es que nos dieran una mascarilla para tres días. En Soto hay talleres de producción y en uno de ellos se encontraron las mascarillas caducadas,  de la época de la Gripe A, y han decidido repartirlas entre los funcionarios", denuncia a este periódico uno de los trabajadores del centro penitenciario madrileño.

Pero la falta de material protector adecuado no solo concierne a las mascarillas, sino que, según ha podido saber elcierredigital.com, los guantes proporcionados a los trabajadores de Soto del Real tampoco cumplen con la normativa sanitaria establecida por Instituciones Penitenciarias.

Así, se puede comprobar como los funcionarios han recibido guantes de vinilo en lugar de guantes de nitrilo, tal y como se indica en las normas de actuación para los empleados públicos penitenciarios. Los guantes de nitrilo son los más utilizados por el personal sanitario y destacan por su resistencia y flexibilidad.

La cárcel de Soto del Real es uno de los centros donde se han registrado ya varios casos de coronavirus entre la población reclusa. De hecho, según contamos en elcierredigital.com en exclusiva, todos los internos del módulo 12 de esta prisión (módulo de respeto) fueron confinados la semana pasada en sus celdas tras conocerse el contagio de uno de los presos que alberga.

"En la Primera Guerra Mundial mandaban a los soldados al frente con una gasa y un cordón de zapato. Después de un siglo, poco hemos cambiado", sentencia el funcionario.