La organización estaba compuesta por ciudadanos búlgaros especializados en la sustracción de vehículos y en la falsificación de sus elementos identificativos. Utilizaban un novedoso sistema de falsificación, ya que la documentación y las placas de matrícula eran alteradas en países del extranjero, fundamentalmente en Suecia, y posteriormente enviadas a España.

Así, los especialistas en falsificación recibían del extranjero la documentación y las placas de matrícula, que habían sido falsificadas allí, y a continuación, con el kit que habían recibido, alteraban los elementos identificativos del vehículo sustraído -número de bastidor y placas de matrícula-. De esta forma, el coche robado obtenía una apariencia de legalidad que permitía entregarlo a los conductores de la organización, quienes finalmente lo trasladaban fuera de España.

Algunos de los coches de lujo.

Los investigadores detuvieron a uno de los conductores de la organización en Guipúzcoa, cuando intentaba abandonar España con un vehículo sustraído que portaba una placa de matrícula de Suecia. Poco tiempo después recuperaron un automóvil de alta gama que había sido robado en Madrid, logrando la identificación de sus autores. Así pues, los agentes comprobaron que la organización sustraía los vehículos en la Comunidad de Madrid, principalmente en el distrito de Hortaleza y en la zona de Pozuelo.

En la última fase de la investigación, los agentes detuvieron a los integrantes de la organización e intervinieron numerosos útiles destinados a facilitar la sustracción y falsificación de los vehículos. Entre los efectos intervenidos se encontraron dispositivos electrónicos de última generación para el robo de coches, documentación y placas de matrícula falsas, un fracturador y extractor de bombines y números de bastidor para falsificar el VIN de los vehículos.