Si gracias al latín los naturales de Cabra alcanzan al nacer, a través de su gentilicio, la categoría de egabrenses y no la de cabritos por muy lechales que sean, conocemos que a través del griego, en otra postura, los expertos en medicina que asisten en los partos tienen por denominación de origen la acepción de tocólogo, ´mayéuticamente´ hablando: “perito en partos”.

Por muy experto en estas y otras lides hermanadas con la obstetricia cabe pensar que ningún experto en materia ginecológica haya asistido vez alguna al alumbramiento de un quelonio, excepto por eclosión en su medio natural: el huevo, proveniente del aparato genital femenino a pesar de las más recientes técnicas de implantación de óvulos como entremés de una futura gestación.

Pues bien, en la isla de Tenerife una ciudadana británica ha ´dado a luz´ prematuramente, con la inestimable ayuda del cuerpo médico de rigor, una tortuga muerta. Se desconoce, en primer lugar, si es un macho que se había instalado en salva sea la parte para echar una cabezadita o si simplemente pasaba por allí, y decidió instalarse temporalmente en plan okupa interactuando de forma simbiótica con la propietaria del ´bajo´, quien no habría dado de alta aún en el libro de visitas uterinas a la tortuga exploradora.

La intervención de rescate ha tenido lugar en el centro de urgencias del Mojón. Hubiera sido más propio que la unidad de salud se denominara tortuga, y la señal se alojara en el sitio que el señor lector está pensando y yo me callo. La víctima de este extraño suceso emparentado con la zoofilia, voluntaria o no, no tiene nada claro el origen del destino de su acompañante.

En el área de urgencias de ciertos hospitales tienen el ´culo pelao´ por haber presenciado una llamativa pasarela de objetos generadores de satisfacción en el interior de las cavidades abdominales femeninas, pero, con toda probabilidad, en esta ocasión la sorpresa habrá sido mayúscula a pesar de lo minúsculo del polizón a bordo.

La veinteañera, aquejada de cierto grado de incomodidad en sus partes nobles, argumenta que se incorporó a una fiesta con unos compatriotas ingleses, pero que si te he visto, no me acuerdo. El ´reptiliano´ individuo pertenece a la variedad de tortuga china de tres crestas; presumiblemente las conocidas bolas chinas podrían tener sus días contados viéndose desplazadas por otras opciones más originales que gozan de vida propia en cuerpo ajeno.

El ejemplar de agua dulce ha muerto con las botas puestas. No conocemos si en momento alguno se ha puesto las botas considerando el plácido territorio que le ha dado albergue durante unas horas. La afectada no ha presentado denuncia alguna contra los participantes en la party: quizá por gradual vergüenza o por la desmemoria generada por ingesta excesiva de etílico.

Parece que ya no solo pueden perecer enredadas en las redes de los pescadores, sino también atoradas en las abisales cavernas de la anatomía femenina con igual resultado para la inconsciente compareciente.

 

Paco de Domingo