La tragedia de los dos guardias civiles fallecidos el pasado 9 de febrero en Barbate (Cádiz) después de que una narcolancha les pasase por encima ha sido un punto de inflexión para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A la petición de la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que consideran último responsable del suceso, ahora se suman las de diferentes sindicatos del colectivo.

En las últimas horas, la Unión de Oficiales Guardia Civil Profesional ha decidido personarse como acusación en la causa abierta contra los narcotraficantes detenidos como presuntos autores de la muerte de los dos guardias civiles. Además, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) también ha pedido que se cree una Comisión de Investigación. Reclaman que se elabore un informe en el que establezcan “conclusiones sobre las condiciones de trabajo, medios humanos y técnicos de las unidades de la Guardia Civil que actúan contra el narcotráfico en la provincia de Cádiz”.

Como ya publicamos en elcierredigital.com, fuentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado explicaban que “los narcos que conducían la lancha sabían que los agentes estaban en inferioridad de condiciones y no se salvarían”, teniendo en cuenta la superioridad de la narcolancha (con tres motores, colas de alta velocidad y 5.000 kilos de peso) frente a la zodiac que conducían los agentes de la Benemérita.

Según informan fuentes de la zona de Cádiz a elcierredigital.com, el problema del narcotráfico allí viene dado por “la dejadez”. “Toda la zona vive de eso. La gente ve las narcolanchas y no dice nada porque está normalizado. Pero si hablasen, el problema estaría más cerca de acabarse”, explican.

Imagen de una zodiac, embarcación con la que los agentes fallecidos se enfrentaron a los narcotraficantes.

La zona de Cádiz es una zona habitual de presencia de narcotráfico. Los traficantes buscan lugares en los que poder establecerse —ellos y sus narcolanchas— cercanos a corrientes de agua que les lleven al mar del Estrecho lo antes posible. A pesar de las redadas de los últimos años en las que se han registrado y localizado las mansiones de narcos de renombre, o de las trabas que se han puesto para evitar que las narcolanchas lleguen al mar, los narcotraficantes encuentran el modo de sortearlas y de seguir estableciéndose en la zona.

Así es como llegan las narcolanchas al mar

Comunidades autónomas como Galicia y provincias como Cádiz son algunas de las más afectadas en España por el narcotráfico. Fuera de nuestras fronteras, Portugal también suele ser un lugar de actuación de los narcos porque, según fuentes especializadas consultadas por elcierredigital.com “allí hay menos presión, aunque las autoridades lusas colaboran estrechamente con las españolas”.

En España, narcolanchas como la que acabó con la vida de los dos guardias civiles están prohibidas. No pueden llevar ni más de un motor, ni más de 2.000 litros de gasolina ni tener más de seis metros de calado, según explican expertos en la materia a elcierredigital.com. A pesar de ello, los narcotraficantes consiguen mantener este tipo de embarcaciones en el país.

En Cádiz, según fuentes de la zona, se ocultan en diversos lugares. Uno de ellos, en la desembocadura del río Guadarranque, situado en Campo de Gibraltar. Según nuestras fuentes, el Ministerio del Interior intentó frenar a las narcolanchas que utilizaban este cauce para llegar a mar abierto poniendo una valla con unos pivotes “para que las narcolanchas no entraran ni salieran, pero los narcos empezaron a cortarlas. Pagaban unos 30.000 euros a las personas que se encargaban de cortar la valla, hasta que los detuvieron”.

La valla que pretende impedir el paso de narcolanchas en el río, con las construcciones junto a la orilla al fondo.

Ahora, a pesar de que la valla no sufre daños, han encontrado otro método para pasar sus lanchas. “Quitan todo el aire a las barcas, las hunden en el agua y las pasan por debajo. Las pasan incluso con golpes en el motor, que no se molestan en quitar, así que saltan encima para que pasen. Hacen que pasen a lo bestia”, explican nuestras fuentes.

Estas barcas, según especifican nuestras fuentes, "son las que tienen aproximadamente siete u ocho metros de eslora. Son más pequeñas, por lo que entran por los huecos, y suelen utilizarlas para transportar tabaco o combustible".

Antes de llegar al río, las narcolanchas, según nuestras fuentes, se “ocultan en las casas que hay en el borde del río”. “Antes las tenían a la vista, pero como son lanchas prohibidas, lo que hacen es que las esconden en las construcciones y casas que tienen en el borde del río. Las meten y las sacan por la valla utilizando el mismo método”, continúan.

Esta zona de operación, según nuestras fuentes, es una zona de industrias en la que “hay muchas cámaras”, que podrían, presuntamente, captar los movimientos de los narcos. “Si se quisiera, se podría pillar rápido quién entra y quién sale”, añaden.

Las narcolanchas más grandes —de doce metros de eslora, que se utilizan para transportar droga—, tal y como explican nuestras fuentes, se encuentran ubicadas "en construcciones cerca del mar. En ellas tienen un garaje en el que se encuentra un tractor, que es el encargado de arrastrarlas al mar directamente".

Los narcos y sus viviendas en el sur de España

En el año 2020, una operación policial acabó con una urbanización en la que se encontraban las casas de grandes figuras del narcotráfico de la zona. Llamada popularmente “Villanarco”, se ubicaba en El Zabal (Línea de la Concepción, Cádiz). Los agentes de la Guardia Civil entraron hasta en 60 inmuebles que respondían a las características típicas de las casas de los narcotraficantes.

Zona del río Guadarranque donde se pueden apreciar las construcciones en plena orilla del río.

Se ha visto en las series de televisión y también en los reportajes emitidos tras el descubrimiento de sus casas; los narcotraficantes hacen, en muchas ocasiones, alarde de su poder en sus propias viviendas. Unas que por fuera pueden parecer normales, pero que esconden todo tipo de lujos en su interior. Oro y brillo por doquier; Versace, Gucci y marcas de lujo; neones y habitaciones para todos los usos imaginables. Esas son algunas de las características comunes de las "narcomansiones".

Sin embargo, según gente de la zona consultada, no es la norma. “Hay narcotraficantes que viven en barrios pobres, con muy mal aspecto por fuera, pero guardan dentro de sus casas todo tipo de lujos. Los que suelen mostrar más, suelen ser los más fáciles de detener luego”, explican.

Otras fuentes policiales consultadas por elcierredigital.com afirman que los narcotraficantes llegan incluso a “hacerse con urbanizaciones enteras en las que colocan radares para captar los movimientos de la Policía y, así, no ser capturados”. Urbanizaciones en las que “compran todas las viviendas y, si no pueden porque hay inquilinos, suelen conseguir que se vayan”.

Las viviendas más grandes, ubicadas en fincas, suelen contar con una piscina —normalmente, bastante grande—. En algunas de estas fincas, como ha podido comprobar elcierredigital.com a través de Google Maps, los narcotraficantes llegan a esconder las narcolanchas.

Muchas de estas viviendas, como explicaba el diario El País en un reportaje, se construyen de manera presuntamente ilegal. Algo que, en teoría, complica demoler estas viviendas o echar a los propietarios que, en ocasiones, vuelven a sus casas después de haber sido detenidos y pasar por prisión.