Por el ritmo de vida que solemos llevar y la falta de tiempo que tenemos para dedicar a la cocina, y aunque lo más recomendable para una dieta equilibrada sea el consumo de productos frescos o de temporada, lo cierto es que es muy habitual recurrir a las “latas” o comida en conserva. Además,  podemos encontrar cualquier producto, ya sea pescado, verduras, carnes, frutas o platos preparados.

Para conocer este tipo de alimentos y su consumo, lo primero que debemos tener en cuenta, es las diferencias que existen entre las conservas y las semiconservas.

Las conservas, normalmente se presentan en latas o botes de cristal y son productos frescos que han sido cocinados, esterilizados y colocados en un envase herméticamente cerrado, para ser conservados durante mucho tiempo. Su característica más importante es que reciben un tratamiento térmico (el típico baño maría) que destruye cualquier microorganismo y que, además, permite mantener intactas todas las propiedades nutritivas del producto. Las conservas se pueden almacenar a temperatura ambiente, durante largos periodos de tiempo (hasta cinco años).

 Botes de conserva

En cambio, las semiconservas deben consumirse en un plazo de tiempo corto (preferentemente en algunos meses), ya que no se someten a ningún proceso de esterilización, ni tratamiento térmico, sino que su conservación se obtiene gracias a otros procesos como el ahumado, el salado o el secado. En consecuencia, requieren que sean mantenidos siempre en frigorífico para su conservación. El ejemplo más típico son las anchoas.

En cualquier caso, de forma puntual siempre podemos recurrir a ellas, pero sin abusar,  particularmente porque la mayor parte de las conservas son ricas en sodio, y aunque hay muchas personas que piensan que el material con que se fabrican las latas puede generar un compuesto tóxico que perjudica nuestra salud, lo cierto es que este extremo no está comprobado, y hoy en día es una “leyenda” ya que los controles de calidad a los que están sometidas todas las conservas minimizan los posibles riesgos.

Consejos para el consumo de conservas

Estos son algunos consejos a tener en cuenta en relación con el consumo de cualquier producto en conserva:

Conservas de consumo  más frecuente

1.- Conservas de pescado:

Su ingesta no debe ser más habitual del consumo de pescado fresco o congelado, y en caso de decantarse por un pescado en lata, se  recomienda comprar el producto siempre natural o en aceite de oliva virgen. es esencial que nos fijemos en la importancia de que aparezca la palabra “virgen” porque si no se tratará de un aceite de oliva refinado, que es menos saludable.

Sardinas

Si compramos conservas en aceite de girasol,debemos tener en cuenta  que no sea refinado, (es menos saludable) ya que en caso de serlo estaríamos aportando en exceso ácidos grasos omega 6.

Las conservas de pescado menos recomendables son las que tienen salsas, como la salsa de tomate, ya que aparte del aceite de girasol, llevan azúcar y especias sin especificar (en la mayoría de los casos). Además, suelen contener más aditivos que si se encuentran sólo al natural o en aceite virgen. 

2.- Legumbres de bote

Las legumbres cocidas en bote son una alternativa saludable, que mantiene los nutrientes de las legumbres, y supone una manera fácil de integrar este grupo de alimentos a nuestra dieta diaria.

Legumbres

 

Las más recomendables son las que tienen sólo líquido de conserva formado por agua y sal. No obstante,  se debe escurrir bien el líquido y enjuagar con abundante agua para eliminar el exceso de sal. También si contienen algún aditivo podemos aceptarlas y enjuagarlas bien, aunque preferiblemente optar por la legumbre con agua y sal.

En el caso de los míticos botes de fabada asturiana, o simplemente de legumbres con chorizo, panceta, o tocino,  no son tan saludables, ya que tienen muchos más ingredientes añadidos para conservar esta mezcla de productos y por supuesto, más aditivos, como almidones modificados, aceites vegetales refinados o incluso azúcar. Debemos consumirlas “muy de vez en cuando”.

3.- Conservas de verduras.

Existen gran variedad de verduras en bote, patatas,  zanahoria cocida en lata, champiñones, alcachofas, espárragos, que son una muy buena alternativa para aumentar el consumo de verduras, y que no se debe confundir con comida precocinada insana. Aunque el procesado de frutas y verduras en conserva supone una pérdida inicial relevante de nutrientes como la vitamina C, también favorece el mantenimiento o la mejora de otros como la fibra y los minerales, además de posibilitar su consumo en cualquier época del año.

En el caso de las acelgas y las alcachofas, por ejemplo, es muy recomendable su consumo en conserva, ya que son verduras que contienen oxalatos, sustancias que impiden la correcta absorción de ciertos minerales como el calcio, el magnesio o el hierro, y la cocción, previa a la conservación, hace que se eliminen gran parte de esos oxalatos, lo que te va a permitir absorber mejor el calcio que tienen.

Alcachofas en conserva

Por último, en lo que respecta a los formatos de conserva, -frascos de cristal o latas metálicas- es sobre todo una cuestión de comodidad y presentación, ya que ambos productos pasan por el mismo proceso previo.

Las latas hacen más sencillo su envasado y manejo, ofrecen una protección total y son más resistentes, aunque, una vez abiertas, admiten un menor tiempo de conservación.

En cambio, los frascos de cristal son menos cómodos en su manejo y más frágiles, pero ofrecen la ventaja de poder observar su contenido y que, una vez abiertos, toleran un mayor tiempo de conservación, siempre en el frigorífico.